domingo, 30 de abril de 2017

Tienen que volver los 8 bits (PARTE 1)



En una de mis noches de insomnio, perdiendo el tiempo en Internet he encontrado algo. Me refiero a las versiones de 8-bits, convirtiendo canciones míticas en bandas sonoras de consolas antiguas.

Una vez descubierto esto, he saciado mi curiosidad buscando los cover de muchísimas canciones. Te animo a que hagas lo mismo con las que te apetezca, por ejemplo en You Tube. Obviamente no están todas, pero sí más de las que podríamos pensar, e incluso no debe ser muy difícil "componer" una versión sencilla.

Después, he jugado a elaborar la música de un videojuego a partir de canciones clásicas de un sinfín de grupos de pop y rock, y aquí os muestro el resultado.

Para empezar, había que buscar un tema alegre y nostálgico para el menú. ¿Te apetece echar una moneda? Escoges tu género y el color de tu traje, entonces comienza el juego.

Por supuesto, hay una manera alternativa de leer esta entrada, que es no hacer caso a mis tolemias y sólo escuchar las canciones.


PANTALLA DE INICIO
1- Someday (The Strokes)

En la fase 0 te afianzas con los controles, que son muy básicos: saltar, disparar, golpear, moverte hacia delante y hacia atrás. Estás en un campo de entrenamiento de la NASA, pues eres un astronauta que marchará al espacio pronto. 
Creo que este cover representa la "felicidad suave" de ultimar los preparativos para una gran misión. Tienes un compañero y una compañera, Mylo y Xyloto, que te recuerdan las técnicas de combate.
Botón 1: Saltar 
Botón 2: Puñetazo, accionar palancas, abrir puertas, etc. 
Botón 3: Disparar 
Joystick: dirección adelante y atrás.

TUTORIAL
2- This Charming Man (The Smiths)

 
  
La misión es revelada. Hay que acudir al planeta Parachutes, del sistema solar X&Y. Paseas tranquilamente por la estación espacial lunar, donde fue levantado un humilde pueblecito como los de la América profunda.

 Caminas (en dos dimensiones, por supuesto, como todo el juego) y te topas con anfibios mutantes que se han escapado del laboratorio. Tus armas son tus puños y la Pistola Paralizante. Sin matar ninguno, debes paralizarlos con la pistola para que el científico pueda recogerlos un poco más tarde.  

NIVEL 1: LA AVENTURA EN EL ESPACIO
  
PRIMERA FASE- NIVEL 1
3- Rebelion (Arcade Fire)
 
 
 
Inicias tu misión llen@ de ilusión (y municiones), a bordo ya de la nave espacial, y a ritmo de los Guns and Roses. La épica se palpa en el ambiente. Alienígenas del planeta Parachutes abordan la nave con violencia y debes detenerlos. 

Hay un nueva arma disponible, el Láser, que será más fuerte según el calor que haga en el lugar en que estés. Al principio de cada fase (y cada vez que te mueres) debes elegir una sola entre las armas disponibles, que ahora son dos y al final serán cuatro. Si te quedas sin munición, a usar los puños (o romperte los piños, Game Over).
 
 
 SEGUNDA FASE- NIVEL 1
4- Sweet Child O' Mine (Guns and Roses)
 
 

¡Has muerto! Te quedan cuatro vidas y gracias a ello no tienes que empezar desde el principio. Vuelve a elegir entre el Láser o la Pistola Paralizante; teniendo en cuenta que estos enemigos tan fuertes sólo serán paralizados unos segundos. Otra oportunidad, grumete espacial.
 
GAME OVER
5- No Surprises (Radiohead)

 
 

Has pasado la fase anterior y llegas al reactor de la nave, allí hay una temperatura brutal así que por qué no pillar el Láser y darle una buena tunda a un extraterrestre gigante con cinco brazos y dos ojos y medio, que echa espuma corrosiva por la boca y provoca ondas sísmicas al saltar.
 
  JEFE FINAL- NIVEL 1
6- God Save The Queen (Sex Pistols)
 
 
 
Después de liberar a la nave de la invasión ( tus compañeros Mylo y Xyloto te ayudan a dar los últimos golpes al alien), aterrizas en el planeta Parachutes, que está totalmente cubierto de agua. Así que la nave se convierte en un pequeño submarino y lo conduces bajo un mar infestado de tiburones cornudos y otras bestias.

NIVEL 2: AVENTURA EN EL FONDO DEL MAR
PRIMERA FASE- NIVEL 2
7- Bitterswet Symphony (The Verve)
 
 

Y hasta aquí por hoy, si queréis seguir jugando habrá que echar otra monedita, ¿no? Para la semana que viene, la segunda parte de esta entrada diferente que espero que os haya gustado.

sábado, 29 de abril de 2017

Ernest Hemingway: El viejo y el mar


Libro: El viejo y el mar
Autor: Ernest Hemingway
Título original: The Old Man and the Sea
Género: Novela corta, aventuras.
Número de páginas: 110-130
Año publicación: 1952

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Dos años después de haber escrito esta obra, le fue entregado a Ernest Hemingway el Premio Nobel. El viejo y el mar es un pequeño gran triunfo para el escritor norteamericano, tanto en la forma como en el fondo; partiendo de una estructura unitaria, como si se tratara de un largo cuento. 

Sin espacio para la pausa (la obra no está dividida en capítulos), avanza Hemingway en la narración de las proezas de un viejo marinero, Santiago, que aunque no es considerado mal pescador, lleva tanto tiempo sin lograr una captura que sus vecinos y compañeros se compadecen de él y asumen su declive. Luego  le marca 5 goles al Bayern  (es broma) marcha mar adentro y encuentra el marlín más grande que ha visto nunca.



No se trata de un pez corriente por muchas razones. Es bello, y tan inmenso que comienza a conducir la barca. Aunque la criatura ha mordido el anzuelo, y les une el sedal como un cordón umbilical, Santiago no puede asestarle el golpe de gracia. Continúan enlazados durante días en un intenso tira y afloja que superará la paciencia de ambos, y la llevará más allá de lo previsto.

Su enfrentamiento se alarga tanto que el pez logra personificarse y volverse símbolo. Ya no es una presa sino un rival, y después un hermano, un compañero de batalla, aunque la lucha esta vez sea por su misma muerte. A ambos les unen el tesón, la fuerza, el pundonor y el amor propio.


La novela posee una prosa directa, sin largas adjetivaciones. A pesar de esta concreción, tan propia de Hemingway; se consigue transmitir con las mínimas palabras un océano enorme, en movimiento, lleno de vida en sus algas, tortugas, remolinos, olas, bancos de peces y fluctuaciones de cualquier tipo. 

Santiago sabe tanto sobre el mar que se comunica con él e intenta adivinar sus pasos. Nunca se tiene sensación de soledad o quietud a lo largo de las páginas: el marinero se enfrenta a la Madre Naturaleza en todo su esplendor.

Cuando al fin logra su objetivo, descubre que es demasiado grande para él. El pez no cabe en la barca (un pequeño esquife) y tiene que remolcarlo de vuelta. Paradójicamente, el marlín conduce al viejo mar adentro, a su territorio; y tras derrotarle en un largo pulso, el viejo transporta al marlín hasta tierra.



Santiago intenta defender al pez de los tiburones que lo acechan, pues les ha hermanado la épica, pero fracasa estrepitosamente, y cuando alcanza la arena sólo queda un esqueleto que abandona allí. La gente, al pasar, admira los restos del grandioso animal, e imagina lo poderoso que fue.

También está tumbado y vencido el viejo, pero no en la playa sino bajo las sábanas de su cama. Su aprendiz sabe que ya apenas queda nada de él (un pescador gafado que llevaba ochenta y pico días sin capturar nada); pero admira el bosquejo de ese gran trabajador agotado por los años y largas fatigas.

Antes de irse, el viejo transmite su inteligencia a Manolito, el joven alumno; y tanto él como el pez prestan su fuerza (la espada del marlín) a Pedrito; así que los niños de la zona heredarán el poder de los ancianos y la posibilidad de nuevas batallas, cumpliéndose el ciclo de la vida. También soñarán con leones. 




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Fotografías extraídas de Photopin, créditos:


 cyclingshepherd

 <a href="http://www.flickr.com/photos/59692385@N00/32643540233">Late February sunset cloud in Olhão</a> via <a href="http://photopin.com">photopin</a> <a href="https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/2.0/">(license)</a>

carlos.sans 

<a href="http://www.flickr.com/photos/145611393@N06/30600387726">Imagen 444</a> via <a href="http://photopin.com">photopin</a> <a href="https://creativecommons.org/licenses/by-nc/2.0/">(license)</a>

carlos.sans 

<a href="http://www.flickr.com/photos/145611393@N06/30636801655">Imagen 419b</a> via <a href="http://photopin.com">photopin</a> <a href="https://creativecommons.org/licenses/by-nc/2.0/">(license)</a>

carlos.sans 

<a href="http://www.flickr.com/photos/145611393@N06/30003028733">Imagen 325</a> via <a href="http://photopin.com">photopin</a> <a href="https://creativecommons.org/licenses/by-nc/2.0/">(license)</a>

viernes, 28 de abril de 2017

Robert L. Stevenson: La Isla del Tesoro


Libro: La Isla del Tesoro
Autor: Robert L. Stevenson
Número de páginas: 220-250
Género: Novela de aventuras
Título original: Treasure Island

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Resulta difícil de imaginar la emoción que sentirían los primeros lectores de La isla del tesoro, cuando salió por entregas allá por 1883, y la televisión no era siquiera un sueño.

Ésta es una historia de piratas brillante en su estructura, que avanza a paso firme y no idealiza a los corsarios (borrachos de ron, gatillo-fácil y sedientos de oro), pero sí retrata las ansias de aventura que todos padecemos en algún momento de nuestras vidas.

Al autor, de frágil constitución como tantos grandes escritores a lo largo de la historia, su debilidad física no le impidió imaginar con viveza una historia emocionante y fantástica, pero tan realista que parece respirar.

Stevenson, autor también de El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hide, ya comentado en esta página, comenzó a escribir su relato marinero para contentar a un chiquillo, y acabó siendo del agrado de casi todos, jóvenes y ancianos.





Es una historia sencilla y directa, sin recovecos ni pretensiones, que en cualquier caso no esconde el enorme talento de Stevenson. A pesar del carácter de La isla del tesoro como obra de entretenimiento, no desaprovecha ocasiones para dejarse ver.

Aquí aparecen casi todos los clichés: traiciones, parlamentos, marineros sin una pierna, el tesoro de un viejo y malvado pirata, loros parlantes al hombro, un mar tropical, ron sin medida. Pero la narración es tan  fluida que nada parece fuera de lugar.

En resumen, estamos ante una lectura amena, vigorizante, una forma valiosa de entrever galeotes, duelos y persecuciones en un mundo pasado que quizás nunca llegó a ser, mientras tus ojos solamente persiguen letras. Robert, viejo pirata, te hunde en la lectura, a tí, cofre en el fondo del mar.


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Fotografías extraídas de Photopin

 luiscor

 <a href="http://www.flickr.com/photos/24668256@N04/20859335734">Calavera y huesos cruzados</a> via <a href="http://photopin.com">photopin</a> <a href="https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.0/">(license)</a>


Roderick Usher 

<a href="http://www.flickr.com/photos/52313973@N08/33366870031">Ombre e tramonto</a> via <a href="http://photopin.com">photopin</a> <a href="https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/2.0/">(license)</a>

lunes, 24 de abril de 2017

La paradoja de True Detective


Serie: True Detective (primera temporada)
Duración: 7 horas repartidas en 8 episodios
Dirección y guión: Nic Pizzolatto, Cary Joji Fukunaga
Fotografía: Adam Arkapaw
Música: T Bone Burnett
Reparto: Matthew McConaughey, Woody Harrelson

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Para quien no la haya visto o haya oído hablar de ella todavía, True Detective es una serie de investigación policíaca que hace honor a su nombre. Los casos no son resueltos de un día para otro, y se trata tanto la investigación como sus consecuencias en los destinos de los protagonistas, así como recovecos íntimos y oscuros de su vida privada. 

Y quien no la haya visto que no siga leyendo, porque (SPOILER, de aquí hasta abajo) además de adorar la práctica perfección de su forma, venía a desbarrar un poco, a partir de algunas carencias en el fondo de una de las últimas joyas televisivas de la HBO. 

Para empezar, antes hablé eufemísticamente: no se resuelve ningún caso en toda la temporada, que, se supone, es autoconclusiva. Los dos personajes principales, Rust (McConaughey) y Marty (Harrelson), intuyen a lo largo de toda la trama una extensa red de violaciones, pederastia y asesinatos en la que estarían involucrados cargos poderosos del Estado.

 Al final, le pegan un tiro en la cabeza a un enfermo mental fortachón que vive en una pocilga, colecciona muñecas y se acuesta con su hermana; y los espectadores tenemos que darnos por contentos.

De todos modos, esta perversa colección de hilos sueltos se puede dar por válida gracias a la bonita metáfora del final, mirando al cielo, que está casi negro, pero aparecen un par de estrellas: algo hemos avanzado desde el principio de los tiempos. 

Siempre habrá bastardos con machete en Lousiana y en cualquier otro lugar, pero hoy uno menos. Nunca se destapará todo, pero al menos esas ratas vivirán con el miedo de que a un compañero suyo se lo han llevado. 

Lo dicho hasta ahora se puede aceptar. Lo que más duele es darse cuenta de cómo las principales virtudes de la serie acabaron por ser su mayor problema. Esa capacidad de crear expectativas, que nos hizo intuir un cierre que la encumbraría al Olimpo de la ficción televisiva. 

Gracias al sublime manejo de la intriga por parte de los guionistas, te pasas ocho capítulos sintiendo el pavor de una sorpresa casi sobrenatural esperándote a la vuelta de la esquina. Así, perdonas cualquier falta de ritmo, y casi no te das cuenta de lo que realmente conforman los episodios: el sexo y violencia de siempre. Una tarta de cinco kilos de chocolate, con una fresa encima.

Pero acaba la temporada y el giro (in) esperado nunca llegó, el guión no era perverso e intrincado, al final sólo nos queda una serie de detectives sin más, quizás la mejor "serie de detectives sin más" que se ha hecho nunca, técnicamente deslumbrante (esos pantanos, unos paisajes tan apabullantes que te crees lo de la "psicoesfera"...). Lo mejor de True Detective es que gusta, lo peor que está hecha "para gustar".

La filosofía profunda y los agujeros negros se quedaron en unas líneas de diálogo trascendentes sin transcendencia (en la trama); y  Nic Pizzolato deja desvariar a Rust Cohle sin hacerlo él, que no le ha dado tantas vueltas para concluir un programa que se creía transgresor.




 Por un lado, tenemos a un protagonista que grazna aforismos metafísicos. No es sólo que sea pesimista y piense que la vida humana es un sinsentido, o nuestra conciencia de nosotros un grotesco error de la Madre Naturaleza; es que se atreve a hablar de Teoría de Cuerdas, universos paralelos y pesadillas.

 Con unas pocas cervezas, unas para emborracharse y otras para moldear, Rust te hace unos muñecos artesanos de latón (para decir que no somos ná) y un círculo (disertación sobre el espacio/tiempo).

Además, el tío estuvo infiltrado y flipando en mil sitios, consumió todo tipo de drogas y ha quedado tocado. Es un señor misántropo que cree que la vida es un error, pero se dedica a salvarlas y no sabe ya si lo que está mirando es real o un invento de su "locked room".

¿No tendríamos derecho a pensar que Pizzolato es los hermanos Nolan, está jugando con nosotros y un culpable Rust Cohle se metió a investigar en el caso para que nunca lo descubrieran, luego gracias a las drogas se olvidó de sus crímenes y está atormentado porque su subconsciente todavía recuerda? 

Tengamos en cuenta que varios personajes de la serie realmente piensan que Rust es un sociópata que debe ser investigado, de hecho apareció en una escena del crimen, y estuvo desaparecido una década. Pero, ¿por qué no ir más allá? Quizás el culpable sea su compañero Marty, un giro desde luego no menos impactante y genial, al tratarse de un personaje mucho más tradicional, pero igualmente gris en un sentido moral.

Y es que se han dejado también pistas para creer que ha abusado, para empezar, de sus propias hijas: la corona en el árbol (tan simbólica en True Detective), los dibujos lascivos, la actitud auto-destructiva de la hermana mayor. 

Cuando visiona un acto de pederastia/asesinato en vídeo, Marty se pone como loco. Algo que tiene perfecta explicación dado lo horrible del asunto, claro, pero teniendo en cuenta que había bebido, es un policía ya acostumbrado a ver ese tipo de crímenes (¿acaso se inmutó al encontrarse con el cuerpo de la prostituta al principio de la serie?), y no tenía ninguna relación con la niña, ¿no podríamos pensar que tal gesto se debía a la culpabilidad?

Pues eso, que al final no hay Rust pirado de la mente y engañando a todos, ni Marty traidor, ni se releva la banda de pederastas con influencias políticas. Y te das cuenta que los únicos personajes profundos o elaborados de la serie han sido el dúo principal, la esposa e hijas de Marty, el sheriff quizás... No hay demasiado donde rascar.

Y la gran paradoja de True Detective es cómo hemos venido por el personaje molón y atormentado de McConaughey, pero al final seguramente lo más relevante sea el de Woody Harrelson, viendo que la filosofía se ha quedado un poco en nada, quitando alguna reflexión soberbia por sí misma, pero más fuego de artificio que parte de la trama. 

Y no tiene el mismo mérito copiar  y pegar frases profundas que haber grabado una cinta o escrito un libro que convierta en una historia esas filosofías, caso de Matrix, El Club de la lucha... Así que me quedo con la visión a lo largo del tiempo del matrimonio entre Marty y Maggie, realista y reveladora.

Las acciones del policía, cómo abandona a su familia, su crisis "de los 40", sus acciones; cómo aniquila poco a poco todo cuanto tenía debido a su egoísmo y ensimismamiento. Fuegos artificiales y guindas del pastel hay por todos lados en True Detective, y funcionan de maravilla, pero quizás la reflexión más interesante, al final, sea ésta. 

Y sí, ha quedado todo muy negativo, pero es una gran serie, en cualquier caso. Simplemente me sentía ante la necesidad de explicar por qué no es una obra maestra, a pesar de las grandes actuaciones, los créditos iniciales, la atmósfera que consigue recrear.


Charles Dickens: Cuento de Navidad



Libro: Cuento de Navidad 
Titulo original: A Christmas Carol
Autor: Charles Dickens
Año de publicación (por entregas): 1843
Género: Novela corta; enseñanza moral
Número de páginas: 70-100


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Aunque no sea la obra más afamada de Dickens (hay que contar con Oliver Twist; David Copperfield; Grandes esperanzas...), la que hoy traemos, su cuento de Navidad, ha merecido ya un sinfín de adaptaciones, tanto teatrales como cinematográficas.

Esta breve novela no destaca por su estilo, intriga o ritmo; sino por la importante moraleja de un hombre no directamente maligno, pero sí avaro hasta en la profundidad del sueño. El autor inglés no abandona aquí su preocupación por la sociedad de su época, llena de desigualdades y carencias.

Ebezener Scooge, protagonista de la obra, vive rendido a sus cuentas y la ininterrumpida consecución de ellas. Es tal su obsesión por el dinero que ni siquiera se propone gastarlo, y acumula montañas de oro y plata mientras su alma se le oxida del poco uso; hasta el punto de que un día aparece ante él el fantasma de un antiguo socio. No amigo, pues en su encerramiento no contaba con ninguno, nuestro pobre Scooge.

El fantasma de Marley, (así se llamaba el difunto compañero) recomienda a Sooge que cambie su actitud, al menos durante las fechas señaladas del año; y le avisa de la llegada de más espíritus que se convertirán en una última oportunidad para enmendarse y virar el rumbo de su vida hasta algún buen puerto. Tres espectros le ayudarán a sobrevolar la pobreza de la ciudad y los errores de su propia existencia.

Sin desvelar nada más, querría señalar una metáfora de entre las que aparecen en las escasas ochenta páginas que componen este relato:

-"A todos los hombres se les exige -replicó el Espectro- que su espíritu se aparezca entre sus conocidos y que viajen de un lado a otro; y si un espíritu no hace tales excursiones en su vida terrenal, es condenado a hacerlas después de la muerte. Es su destino vagar por el mundo -¡oh, miserable de mí!- y no poder participar de lo que ve".

La empatía, esa salvación del alma. Proyectarnos, acudir al socorro de los demás. Los trescientos sesenta y cinco días del año.



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Fotografía extraída de Photopin, créditos:

MparraG 

<a href="http://www.flickr.com/photos/31068594@N07/11347171875">Iluminación Navideña en Villavicencio (2013)

</a> via <a href="http://photopin.com">photopin</a> <a href="https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.0/">(license)</a>

sábado, 15 de abril de 2017

Oasis: Definitely Maybe


Disco: Definitely Maybe
Grupo: Oasis
Integrantes: Noel Gallagher (composición, primera guitara, coros, piano); Liam Gallagher (voz, pandereta), Paul Arthurs (segunda guitarra, piano), Paul McGuigan (bajo), Tony McCarroll (batería)
Estilo: rock, Brit-pop, rock alternativo.
Año: 1994
Duración: 52:03


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Aunque ya cueste un poco recordarlo, hubo un tiempo en que a Liam Gallagher aún le sabían los cigarros, esos mismos que, una noche cualquiera, le robaron la voz de los 90. Oasis iban a triunfar, estaba claro, lo habían decidido ellos mismos: si no les dejabas tocar, te quemaban el local o al menos amenazaban con hacerlo.

A Alan McGee este arrojo juvenil le pareció bien y decidió ficharles: más pronto que tarde llegaría a sus manos Definitely Maybe, un disco tan brillante, directo y único, todo a la vez y para todos, que lo difícil sería que no tuviera éxito. Como chutar a puerta vacía, el balón en tus pies y el portero salió a por uvas.

Los Gallagher son dos hermanos de clase obrera que se llevan regular, y antes de caer en picado nos trajeron discos que los encumbrarían a dioses e ídolos; tremendo sprint para luego vivir del rebufo. Liam, el pequeño, siendo un crío no se separaba de su madre, luego se convirtió en un macarrilla ladrón de bicicletas nivel C-2, además de pensar que todos los que escuchaban música eran unos buenos pardillos.

Pero un fatídico día hace ya un par de décadas, en un concierto de los Stone Roses, le pegó fuerte la maría. Y como el grupo mencionado tardaba demasiado en sacar su segundo disco, Liam se cansó de esperar y decidió hacerlo él mismo. Quizás se truncaron algunos de sus planes cuando se acercó al grupo su hermano mayor, Noel, con el pretexto de tener un puñado de buenas canciones bajo la manga.

 
Hay videoclips y videoclips.
 
Y vaya si eran buenas. El disco fue decisivo a la hora de devolver a las islas la capitalidad de la música occidental. Atrás se quedaron los mejores años del grunge, chiste que perdió la gracia con su primer mártir.

Ahora venía un movimiento vitalista, cuyos principales estandartes no eran precisamente hermanitas de la caridad. Liam, en efecto, nunca dejó de ser el hoolligan del Manchester City que expulsaron a los 39 años del Santiago Bernabéu, por su manera particularmente "efusiva" de celebrar un gol. Los tres que marcó después el Madrid los celebró en su casa.

Ese salvajismo, la espontaneidad, lo mismo que ayudó al grupo a alcanzar la fama, contribuyó también a su destrucción; al no encontrar un equilibrio entre quien traía el carisma y el espíritu pero artísticamente era plano (en sus propias palabras "Yo me limito a salir ahí y molar un huevo"); y quien, tras una apariencia más sosa y cerrada, era el grupo. Esta dualidad, mientras funcionó, fue mágica.

Gracias al trabajo de Noel se lucía Liam, que a pesar de no haber compuesto gran cosa pedía protagonismo a gritos, alargando las vocales: "suunshiiiiiiiinee". Separados nunca habrían llegado tan lejos, pero sus posturas eran irreconciliables.

Recordemos a Noel Gallagher en el concierto acústico para la Mtv, abandonado por su hermano que está en el palco con su novia, bebiendo, fumando y gritándole que canta como una mierda; en esa época cuando aún estaban en las primeras páginas de los periódicos y podían meterse con Radiohead sin quedar mal en absoluto.


 
Esta vez estaban los dos.

La primera canción del debut en cuestión no se llamaba "Looser" o "I´m Trying", sino "Rock and Roll Star". No es el mejor tema pero como entrada está cojonuda, transmite la energía, ese emocionante torbellino juvenil que fueron Oasis y se los llevó por delante.

 En cualquier caso, la letra no versa sobre la prepotencia de creerse una figura, sino del poder que tiene cualquier músico, aunque realmente anónimo, al subirse a un escenario: "You are not down with who I am/ Look at you now, you´are all in my hands tonight". 

Luego llega Shakermaker, bastante relajada y de buen rollito, y luego Live Forever, para mucha gente la mejor canción que han compuesto nunca. Yo tengo mis propias subjetividades, pero probablemente sea la más bella, recuerdo escucharla en mis años previos a este ahora y sentir que sentía demasiado.

La siguiente en pasar es Columbia, psicodélica, arriesgada, valiente. Y Supersonic, es decir, Liam sonriendo y corriendo de puntillas en una azotea mientras pasan los aviones. Su gran momento. La segunda parte del álbum no es tan buena, se echan en falta "Wonderwall" o "Morning Glory". Pero eso ya para el siguiente.

A menudo se acusa a Oasis de haber sido sobrevalorados en su época. Sea cierto o no, sus primeros discos siguen sonando igual de bien veinte años después, cuando devolvieron a miles de personas no sólo las ganas de vivir, sino de coger una guitarra y ser único. Ambas cosas, de repente, parecían fáciles.


Rock and Roll Star:8,9
Shakermaker: 8,2
Live Forever: 9,5
Up In the Sky: 8,8
Columbia: 9,2
Supersonic: 9,6
Bring it Down: 8,8
Cigarettes and alcohol: 8,9
Digsy´s Dinner: 7
Slide Away: 8,1
Married With Children: 8,2

NOTA:  9,2
Más discos
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viernes, 14 de abril de 2017

Will Eisner: La Conspiración

Cómic
Autor: Will Eisner
Colores: Blanco y negro
Género: documental histórico
Año: 2005
Número de páginas: 150


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La última obra de Will Eisner, el legendario escritor de cómics, novelas gráficas o como quiera decirse; fue personal y comprometida. El arte secuencial, que tanto evolucionó en sus manos, se utiliza aquí para tratar viñeta a viñeta la creación, difusión e intento de destruir un famoso libro antisemita, Los Protocolos de los sabios de Sión. 

Tras un profundo trabajo de investigación por su parte, Eisner nos explica que los protocolos se publicaron como instrumento político, no buscando la verdad sino la herida. El objetivo era frenar la expansión por la Rusia zarista de los valores occidentales, representados en la comunidad judía.

El más importante punto a favor de los protocolos como una obra sin validez histórica real aparece en las páginas centrales, "corazón" de esta novela o ensayo dibujado. Durante casi 20 carillas, de manera quizás algo árida pero necesaria, se comparan párrafos de Los Protocolos de los sabios de Sión con fragmentos de la obra satírica Diálogo en el infierno entre Maquiavelo y Montesquieu.  

Esto desenmascara al primero como un simple plagio del segundo, retocado para convertirse en denuncia del supuesto intento judaico de dominación mundial.



De todos modos, la conclusión de Eisner parece ser que los Protocolos nunca serán vencidos del todo, a pesar de haberse demostrado su invalidez, porque lo que les otorga poder no es la certeza de lo que proclama, como es el caso con una obra científica. 

En el momento en que se demuestre que Einstein estaba errado en sus teorías de la relatividad, podemos suponer que dejará de leerse de la manera en que se hace. Pero no es la búsqueda de la verdad y el sentido del mundo, sino la justificación del odio, el objetivo de los Procolos; lo cual asegura su resistencia durante siglos, puesto que es más sencillo odiar que averiguar. 

Así, aun sabiendo de su falsedad, y como queda retratado en La Conspiración, han sido utilizados a lo largo de la historia para respaldar ataques y acciones políticas.

De todos modos, podemos achacarle a esta obra, comparada con Persépolis u otras del estilo, que renuncie a los personajes y la creación de una historia individual, ya sea inventada o autobiográfica, a la hora de representar los hechos históricos, cuando ambas narraciones se pueden intercalar y crear sinergias muy interesantes.


NOTA: 7,8




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Última fotografía extraída de Photopin, créditos:

 María Teresa Toledo

 <a href="http://www.flickr.com/photos/87063841@N00/20959792259">

Auschwitz, gli oggetti strappati alle vittime: le valigie</a> via 

<a href="http://photopin.com">photopin</a> <a href="https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.0/">(license)</a>

miércoles, 12 de abril de 2017

2001: Una odisea del espacio



Película: 2001: Una odisea del espacio
Director: Stanley Kubrick
Año: 1968
Duración: 2 horas 40 minutos

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De repente, en los 60, Stanley Kubrick, una de las grandes mentes de aquella generación (vista su filmografía, resulta irrelevante si lo del CI de 200 era cierto o no); se volvió loco por la ciencia ficción. 

Devoró cualquier obra previa que tratara el tema, aunque estuviese destinada a los niños, algo brutal en esa época e imposible en ésta, donde yo mismo os cuelgo aquí un cuento sobre ovnis en un santiamén.

El director neoyorquino entabló amistad con Arthur C. Clarke, novelista con conocimientos de astronomía; juntos observaron el cielo nocturno en busca de seres extrasolares y, a partir de un relato breve del segundo, construyeron el guión de "2001. Odisea en el espacio"; 2001 a partir de ahora por economía del lenguaje.

No deja de parecerme algo irónico (perdonadme), el enorme error de fechado en el título del filme. Recordemos que viajan hasta Júpiter en una nave gobernada por HAL 9000, un ordenador con "sentimiento de orgullo". Algo que, aún hoy en 2017, parece bastante lejano; lo más seguro es que no lleguemos a verlo, ni tú ni yo.

Es un fallo doloroso, teniendo en cuenta que estamos, por lo demás, ante una una obra minuciosa en el sentido inhumano de la palabra, atenta al más pequeño detalle; y con un gran trabajo de investigación científica detrás. 

De hecho, "2001" se puede entender como un documental en el que Kubrick defiende su creencia, por aquel entonces, de la existencia de vida inteligente en otros planetas. Con el tiempo desesperaría y desistiría en su búsqueda. El espacio es muy grande.

Pocas obras definen la ambición suprema como ésta. Por tanto, es excelente. Por ello, no puede ser redonda. Como dijo un señor X en un foro Y: "si alguien tiene que ver el significado de una película en una página web y luego decir: caray, que buena era, es que algo falla".

De todos modos, aquí la tienes perfectamente explicada, en Jot Down. Sí, sentido tiene. Y es extremadamente ambigua, así que podría tener muchos otros; pero éste era un poco el objetivo de Kubrick, por lo que nada que objetar. El verdadero problema de la cinta es que la mayoría de espectadores  no le encuentren ninguno en absoluto.

Si pones en el buscador de Google "2001 una Odisea del espacio", sale antes el término "explicación" que "crítica" o "ver online". Se dice: "Kubrick quiso contar la historia con imágenes". Me parece un eufemismo. Más bien, al tener que elegir entre las imágenes y la historia, prefirió diez minutos de naves y estaciones espaciales flirteando que diálogos aclaratorios y guías del autoestopista galáctico. 

Y es que, en un principio, estaba previsto que la película contuviera una cantidad importante de información explicativa, pero Kubrick decidió despojarla de estos ropajes, quizás al darse cuenta de la belleza de los planos paisajísticos que había rodado, porque aquí prácticamente todo es paisaje, incluidos los actores, en general no mucho más expresivos que una brizna de hierba. HAL 9000 es el sentimental de la película.

La forma era tan buena que pensó: arranquemos el fondo. Seamos sinceros, si uno visiona esta película sin mapas, e intenta buscarle una lógica, lo más probable es que consiga cierto dolor de cabeza y un resto del todo incierto, mientras flota en el espacio. Como ese juego de la play tan complicado, que tuviste que buscar trucos para poder completarlo (¿Kingdom Hearts?)

De las casi tres horas, sólo nos han dejado media hora de diálogos, y tampoco es que sean demasiado definitorios. Eso sí: desde que salió esta película, que medio siglo después no parece vieja, cualquier intento de ciencia ficción, más aún, cualquiera que mire a las estrellas, la tendrá como ineludible referencia e influencia. Que nadie niegue este inmenso mérito.


Además, no sólo la fotografía, liberada de sombras, es de las más soberbias que hayan conformado nunca una película (incluidos los interiores de la nave); sino que la utilización del sonido (música clásica por acá, respiración angustiosa por allá) es digna de elogio. El espacio, realmente silencioso, siempre sonará a los cazas de Star Wars  y el "Así habló Zaratustra" que da comienzo a esta cinta.

Que se considere a 2001 un clásico más o menos masivo, como "El Padrino" o "Casablanca", no deja de parecerme un fenómeno curioso que refleja una era de la Humanidad. Si se estrenase hoy, sería uno de esos filmes de autor que reciben sustancioso culto pero no alcanzan los circuitos comerciales. La disfrutarían cuatro gatos, vaya.

Pero estamos en 1968. Un año antes de la llegada a la luna. Tras la Segunda Guerra Mundial, continúa la tensión con su epílogo norteamericano-soviético, y se aproxima esa Guerra de las Galaxias contra Rusia que no llegó a estallar, demos gracias al Monolito. 

Los Estados Unidos viven su revolución hippie, y aparece una "bizarrada" espacial de casi tres horas llena de secuencias oníricas como no se habían visto antes. Más de uno asistiría al cine colocado (y quizás la entendieron mejor que los sobrios).

"2001" tiene un chiste interno: ese roce entre humanos tan avanzados que son ya máquinas y una máquina tan avanzada que es ya humana, y continúa abiológicamente nuestra evolución. Lo recojo y subo a: no parece gravado por una persona. Ésta sería la película favorita de tu tostadora. Por eso tanta gente la mira y piensa: no me ha gustado, pero aún así, como quien mira a través del resquicio de una puerta entreabierta, percibo que es grandiosa.

No está hecha para humanos. Como he dicho antes, por esa época Kubrick todavía creía que los alienígenas acudirían pronto a una cita interestelar. Y sí, amigos y amigas, estoy realmente convencido que Kubrick, humano destacado, filmó esta odisea no pensando en Homero sino en una especie extrasolar intelectualmente superior a la nuestra. Por eso el extraño metraje y el desprecio de las emociones, no hay ninguna aquí. 

Pistas de ello: un astronauta le habla a su adorable hijita como si la pequeña fuese presidente del Gobierno, al que le preocupa más morirse de todos es al superordenador HAL 9000 y atentos a la sala final, alegoría de un espacio más allá del tiempo, futurista y arcaica, todo a una vez. 

Me ofende que no haya pensado en nosotros, Señor Kubrick, así que como ególatra le bajaré la nota. Pero, aunque no humano, ha pensado usted en el arte, así que la volveré a subir... 

Qué cruz a cuestas. No sé si recomendaros a vosotros que la veáis, o a la NASA que la envíe por radio al espacio exterior.

NOTA: 9,4

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Otras obras comentadas

domingo, 9 de abril de 2017

Los Planetas: Zona Temporalmente Autónoma



Disco: Zona Temporalmente Autónoma
Grupo: Los Planetas
Fecha: 24 de marzo de 2017
Estilo: Pop, rock, rock-psicodélico, flamenco.
Duración: 1: 04:33

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Siempre he dudado algo. Para las series, véase Breaking Bad, True Detective, Prison Break... ¿Qué es mejor, un principio sobrenatural o un final grandioso? A primera vista, puede parecer que lo más práctico sería darlo todo para empezar, como en las noticias del periódico; ya que si el público no sigue leyendo, ¿para que ha valido lo demás?

Pero, por otro lado, es la última estela lo que queda en el paladar, siendo un papel clave a la hora de construir buenos o malos recuerdos. Una serie (y cualquier obra artística, en un sentido amplio) puede desvelarse sublime o deficiente en el último momento, que dé sentido a todo o lo tire por la borda.

 Un cierre apoteósico traerá la fama, la buena crítica. Alguien que, tras horas y horas de dedicación, ve cómo su programa "favorito" termina de forma chusca e insatisfactoria, como dicen de Los Serrano, se pasará por los bares y las pantallas advirtiendo que no pierdan el tiempo con ella.

Y en esta disyuntiva supongamos que se encontraron J, Florent y los suyos a la hora de darle orden a las catorce canciones que componen su noveno disco, Zona Temporalmente Autónoma. Al final, se decantaron por ambas cosas, aquí el desglose en tres pasos:

1- Comenzar con el exitoso single Islamabad, elogiado tanto por su calidad como por la impredecible colaboración con el cantante de trap Yung Beef, también granadino (la última estrofa viene directamente de su Ready pa´ morir).

2- Continuar con canciones lentas, más cercanas a la experimentación y el flamenco (quizás alguna la podrían haber relegado a sus proyectos paralelos, ganando ligereza el conjunto).

3- Marcarse un crescendo con temas cada vez más bellos, directos y rápidamente disfrutables. Así, el disco deja una sensación de bienestar, de haber cruzado a través de un universo quizás no perfecto, pero eminentemente hermoso, sin duda alguna.



Videoclip del single Espíritu Olímpico

Resulta que en esta entrega Los Planetas se han lanzado por primera vez a inundar la obra con sus ideas políticas, desde el propio título, tomado de un libro filosófico del anarquista Hakim Bey.

"Nada es independiente para siempre, pues el sistema global acaba engulléndolo todo, en cuanto destaca y triunfa; desvirtuándolo de su esencia inicial." 

 Este acercamiento a la política es un arma de doble filo, así que habrá que estar atentos. Algunos les encumbrarán como si fueran profetas venidos a salvarnos, sobrestimando Zona Temporalmente Autónoma en la ceguera de compartir unos ideales; otros la invalidarán. 

Aunque parezca increíble (deberían hacérselo mirar), hay quien se toma este disco de pop, rock y flamenco como si fuera un sesudo estudio político. La política desequilibra las obras, distorsiona el valorarlas. Yo personalmente no creo que una canción sea mejor por buscar piedad por los obreros, si valoro La guitarra roja es porque lo hace de una forma preciosa, diamantina, elaborada.

Pero podría existir una canción todavía mejor que versara sobre el agua de lluvia cayendo sobre un riachuelo. Al fin y al cabo, lo más probable es que  este disco no le traiga el pan a nadie más que a este grupo andaluz y sus allegados, y tampoco le subiría la nota si fuese benéfico. 

En el bando contrario, algunos pensarán que este es un álbum fallido porque no "dan las cuentas", como si fuera el programa de un partido para las elecciones.

En tal sentido, esta reseña de El Confidencial, que califica al álbum de "disparate político", pero en cualquier caso es más una crítica a J que al disco. Desde luego no tiene desperdicio: no hay una sola línea positiva en el largo texto, que no nombra más de una canción, y acusa al cantante de ser un millonario misántropo y "obsesionado con el Islam".


En directo

 Incluso se adjunta un vídeo grabado por un fan en el que supuestamente se escucha mal porque es uno de sus "conciertos erráticos, autosabotajes y espectáculos lamentables". Como si una obra artística y su puesta en directo tuvieran mucho que ver. ¿No podría ser buenísimo el disco y horribles los directos? Al revés difícil, porque si no hay de dónde sacar... 

En dicho medio se afirma que "varios periodistas y allegados al grupo coincidimos en que es un disco flojo, del que solo se salva Islamabad".

Curiosamente, el resto de sitios y revistas lo han valorado de forma similar a la de en esta página. En mi opinión, parece bastante clara esta descripción: un disco muy completo, algo largo; no sobresaliente, pero sí notable alto, de madurez; incidiendo de forma agradable en un estilo ya visto.

Hay quien piensa que un artista debe ser buena persona. Para mí no es así. Obviamente, sentiría asco ante la obra artística de un asesino, y la ley debe ser tan dura con el genio como con cualquier otra persona. Pero si J. o Florent son más o menos simpáticos, ¿qué importa eso? Falacia at hominem: atacar algo no combatiendo contra eso mismo, sino contra su creador. 

Yo siempre he sido más de obras que de figuras. No creo que los artistas vengan a salvar a nadie. Es su trabajo el que lo hace, al alegrarnos o explicarnos la vida que vivimos o viven los otros. ¿Qué sentido tiene idealizar a alguien que no conoces, preocuparse porque David Bustamante se haya separado?

 Si conociera personalmente a este grupo o a cualquier otro, podría valorar su existencia como personas. Pero como no es así, idealizo Una semana en el autobús o Super 8, pero las únicas personas a quienes admiro son las que me rodean. No me interesa la vida privada de ningún famoso que no viva del erario público. 

Cuando valoro aquí una obra, realmente intento ser objetivo; si Sabina va tirando las colillas por la calle, que le pongan una multa, pero no me afectará a la hora de puntuar su disco. Me es prácticamente indiferente si todos los artistas están en una cueva riéndose de los que les pagan. Éso no va a hacer peor su obra, al revés; qué genialidad haber conseguido engañarnos como a idiotas.



La sinfonía planetaria

Para Los Planetas sería muy fácil contradecirse: comenzaron triunfando con un estilo basado en el pop y rock alternativo de habla inglesa, y luego encontraron una raíz inspiradora, el flamenco, en la historia de su propia tierra.

Así que en 2017 tienen que decidirse entre darle la espalda a su primera esencia como grupo, gloriosa pero basada en una cultura invasora; o dedicarse al arte que hicieron "sus abuelos" pero ellos descubrieron más tarde. 

Sobra decir que, como en entregas anteriores, han tirado por el camino del medio; hay temas que podrían haber aparecido en su época juvenil (Porque Me lo Digas Tú, Itjihad, Hierro y Níquel); otras puramente flamencas, obviamente en el sentido espacial que le da del grupo (Una cruz a cuestas, Soleá).

Y, seguramente los más felices, aquellos temas en que ambos torrentes se entremezclan, enriqueciéndose mutuamente: la musicalidad, los versos, la forma de entonar de J... (Espíritu Olímpico, Islamabad, La Gitana...).

En lo musical, no terminan de convencer muchas de las canciones: Ijtihad parece una cara B de hace quince años, Espíritu Olímpico, aunque su letra es increíble, en su sonido le debe demasiado a The Cure... 

Pero es en esto último, lo literario, donde Zona Temporalmente Autónoma vuela alto. Hay temas justificados por sus frases (Hierro y Níquel, Guitarra Roja, Porque Me lo Digas Tú...) y tres, solamente tres, donde al fin a las brutales estrofas se une un sonar único y bellísimo: Islamabad, la catártica Amanecer, la enternecedora Zona Autónoma Temporalmente. 

No es casualidad que esta última hable sobre amor, y tenga este nombre: en una entrevista, J. alegó que el capitalismo imposibilitaba la posibilidad del amor real, al forzarnos a seguir sus ritmos e hipotecar nuestras vidas. 

Y lo mejor de todo es que, abracemos o rechacemos esta idea crítica, es una canción tan bonita (nostálgica de un un futuro que nunca será); tan bonita que te puede hacer llorar. Es la verdadera contribución de Los Planetas al mundo: este par de lágrimas.

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Islamabad  8,6
Una cruz a cuestas: 7,2
Soleá: 6,9
Seguiriya de los 107 Faunos: 8

Hierro y Níquel: 8,2
Porque Me lo Digas Tú: 8
Libertad para el Solitario: 7,6
La Gitana: 8
Ijtihad: 7,7

Espíritu Olímpico: 8,5
Zona Autónoma Permanente: 9,2
Amanecer: 9
Hay una Estrella: 7,9
Guitarra Roja: 8,1

NOTA: 8,2

MÁS OBRAS COMENTADAS

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Fotografías segunda y tercera extraídas de Photopin, créditos:

LaGafa 

<a href="http://www.flickr.com/photos/22827057@N03/14842552079">Los Planetas</a> via <a href="http://photopin.com">photopin</a> <a href="https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.0/">(license)</a>

 ramoslorena31 

<a href="http://www.flickr.com/photos/110603179@N03/11210533686">portada universo</a> via <a href="http://photopin.com">photopin</a> <a href="https://creativecommons.org/licenses/by/2.0/">(license)</a>

jueves, 6 de abril de 2017

¡No me reconoces!




Me escribió esta historia en una hoja llena de grasa, para que la recordara y recordase, lo mismo dicho dos veces, pero las cosas importantes deben ser repetidas y las cosas repetidas deben ser importantes. Empezaba así:

12 de marzo de 2005

Caminando por la acera inclinada, me encontré a un viejo amigo, viejo por los años y amigo aún a pesar de ellos. Paseaban juntos, él y su mujer, dándose la mano siempre y besos a veces. Aceleré mi zancada lenta y así es como pude alcanzarlos. 

Jorge y yo habíamos jugado juntos media vida, o al menos durante ese delicado, brillante preámbulo suyo que es la infancia. Demasiado largo (no se olvida), demasiado corto (nunca vuelve). Hay quien se empeña en doblar y retrasar las páginas, pero es inútil: nadie llegó a escribirlas. 

Sea como sea, la cuestión es que nosotros compartimos escondites estándares e ingleses, saltos a la comba o a los muros bajos de jardines anónimos a los que les poníamos nombre (y eran nuestros), juegos de pelota, y un buen puñado de grandes momentos exentos de objetivo, sin finalidad ni fin, gigantescos, vitales, insignificantes. 

Para ser sinceros, incluso yo había olvidado todo eso, pero ante la sola visión del rostro arrugado antes niño, mi mente fue conquistada, viajó lejos, se alegró; Jorge era la trampilla a algún ático lleno de trastos y trozos de alma. 

La primera emoción que tuve o me tuvo fue la alegría, y un muy intenso agradecimiento a esa figura encorvada y el pasado que proyectó en mí, recuperando en el recuerdo un poquito de lo perdido.

Me acerqué, grité: "¡Jorge, Jorge! ¡Cuánto te he echado de menos, amigo!, ¡Cuánto tiempo sin saber de ti!". Al principio no dijo nada ni parecía importarle. Para mi sorpresa, respondió: "¿Quién eres?"
-"¡YO! ¿¡ES QUE NO ME RECONOCES!?" 

No me enfadó su falta de agudeza, pero sí que me sorprendió y contrarió. Era frustrante que alguien por quien tanto luché, y él por mí, me negara de su historia. Lo tomé a broma como pude. "Jorge! ¡Jorge! ¡Cómo puedes no acordarte de mí!", continué insistiendo con la mejor de mis sonrisas.

 Su mujer me miraba mal. y fue quien contestó esta vez: "Por su enfermedad, hace ocho años se quedó ciego." Él lo ratificó: "así es".

Entonces me sentí tan idiota que les acompañé todo el camino a casa y hasta el mismo infierno habría ido, tal era la vergüenza que sentía [...] pero llegado el punto, hermanados, con la mano al hombro, contamos viejas historias que no interesaban a nadie exceptuando su atenta acompañante; y me alegré al envidiar de nuevo a aquel hombre, (como le había envidiado siempre, durante nuestra niñez), porque cuando él revivía aquella época maravillosa, no le contaminaban las luces y formas de la callejuela; y era puro placer, como una obra de arte, reímos un buen rato.

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Fotografía extraída de Photopin, créditos

Diógenes 
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Tu Brazo... mi Gran Bastón en la Vida
</a> via <a href="http://photopin.com">photopin</a> <a href="https://creativecommons.org/licenses/by/2.0/">(license)</a>

lunes, 3 de abril de 2017

La vida de calabacín


Película: La vida de calabacín
Año: 2016
Género: Animación, drama familiar, comedia
Director: Claude Barras
Banda sonora: Sophie Hunger
Duración: 66 minutos
(Basado en una novela original de Gilles Paris)


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De vez en cuando, un cinéfilo (tú, yo, cualquiera) tiene la suerte de encontrar una película cuyo único defecto aparente es lo corta que se hace. Lo reconozco: en ocasiones he ido al cine, y me he pasado el rato mirando para el reloj cada cinco minutos. Pero esta vez me he olvidado hasta de tener muñecas, brazos, entidad corpórea; mi yo y mi mundo eran lo que aparecía en pantalla. 

Esta pequeña gran obra, nominada a la última edición de los Óscar, tiene como protagonista a Ícaro, un niño pálido de ojos saltones que prefiere ser llamado Calabacín, porque dicho apodo decidió para él una madre alcohólica. 

O quizás porque Ícaro, el personaje mitológico, de tanto volar cerca del sol, quemó sus alas y cayó al vacío; pero este muchacho vivaz aún quiere elevar su cometa, que representa todo cuanto es importante para él. 

El film ha sido creado a partir de la difícil técnica del stop-motion, y esconde un mimo (también la banda sonora), que, uniéndolo a la emoción que transmite, redondea un producto casi perfecto, recomendable  para los adultos y los niños, para reír y para llorar. Dificultad, singularidad y corazón, ¿qué otra cosa se le puede pedir al arte?

El mismo procedimiento artesano fue utilizado por Radiohead en uno de los videoclips de su último disco, A Moon Shaped Pool. Así que prefiero poneros dicho vídeo, para quienes no conozcáis esta manera de hacer cine; en vez de colgar el tráiler y destriparos acontecimientos. 


Volviendo a La vida de Calabacín: mientras no ocurre nada, Calabacín se entretiene apilando latas de cerveza. Cuando se desencadenan los acontecimientos, es llevado a un orfanato. Allí conocerá a unos nuevos amigos... y hasta aquí puedo contar. 

No deshonraré a una película tan breve escribiéndole una reseña más larga que ella. Huye, ve a verla. Y acuérdate de los olvidados. Ésta no deja de ser una amarga denuncia de cómo pagan los niños los platos rotos de la sociedad. Se les utiliza, se les maltrata. 

NOTA: 8,6

sábado, 1 de abril de 2017

The Jesus and Mary Chain: Damage and Joy


Disco: Damage and Joy
Grupo: The Jesus and Mary Chain
Duración: 53: 01
Estilo: pop-rock, rock alternativo, noise pop
Año: 2017

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Diecinueve años después de su anterior disco, el más o menos apaleado Munki, están de vuelta los Jesus and Mary Chain con un par de vídeos de mierda, una portada de mierda y un disco, según la mayoría de las críticas, tan mediocre como las películas de Torrente, pero sin cameos de tertulianos del Sálvame. Y yo vengo a desmentir lo último. 

La portada tenemos todos claro que es una bazofia. También para mí, que conservo un grato recuerdo de las sopas de letras, en mi infancia; cuando jugaba a juntar palabras mientras el resto comían o dormían sobre el plato. 

Ni con la ayuda de esta feliz circunstancia el diseño consigue decirme nada; porque enternecerme o cautivarme, desde luego que no; y en cuanto a transmitir fiereza y mal rollo, lo cual, supongo, era el objetivo; ¡un plato de comida!, tampoco. Ya doy gracias a Dios de que tú hayas hecho click sobre él y me estés leyendo. Quizás seas la única visita, disfruta el momento.

Y qué decir de los vídeos promocionales. El de Amputation, por ejemplo. Una sucesión perversa de imágenes apocalípticas y selfies de ancianos (ellos, porque sí, ya lo son). Me lo he puesto a un cuarto de velocidad para poder enterarme. 

Calaveras, labios, titulares de prensa ("I am going to die on TV"), manifestaciones, lentejas, Jesucristo, y vuelta empezar. Hay aliens. Y aparece George Bush. ¡Joder, Bush! ¡Ya ni me acordaba de él! ¿Es que nadie ha supervisado esto? 

Supongo que hace un par de décadas, un día de borrachera, se les ocurrió montarlo; y ahora les daba pereza hacer el cambio por una foto de Trump. Y con el videoclip del otro single, "Always Sad", más de lo mismo, y eso que es una canción melódica de buen rollito, pero vuelven los recortes y las fotos caseras a toda velocidad. 

Parece un vacile, y a pesar de la calidad del tema, con tal acompañamiento, a uno le da vergüenza marcar un me gusta. La ley del mínimo esfuerzo, si es que se esforzaron. 


Los hermanos Reid, como el perro y el gato. 
Han cesado los golpes y han vuelto Jesus and Mary Chain

Pero vayamos con lo importante, las canciones. El periodismo cultural, en pleno siglo XXI, no se ha librado de la velocidad frenética: a este ritmo se informa de todo y luego se olvida. Así, gran parte de las críticas se escriben cuanto antes, tras pocas horas o días de haber salido a la venta o tener disponible el material a valorar, y sí, da tiempo a escuchar un rato de música; pero no a comprenderla, interiorizarla, valorarla. 

Bueno, peor ocurre con los libros. Del total de libros que aparecen reseñados en los medios de comunicación, ¿qué porcentaje de ellos creéis que se ha leído enteros quien hace la crítica, entendiendo el estado actual de carestía que sufre este oficio?

Así, la mayoría de críticas (más bien especulaciones) de Damage and Joy se resumen en:"gran parte de las canciones no son nuevas, y el sonido es el de siempre, así que el disco es mediocre". Supongo que había quien esperaba a estas alturas un Psychocandy Volumen II, pero los hermanos Reid tienen casi 60 años. Aunque sus voces siguen sonando como si tuvieran veinticinco.

Cuando hace casi dos décadas se separó el grupo, iniciaron una poco prolífica producción que hoy recogen. Sí, All Things Pass ya formó parte de una banda sonora, y otro puñado ya fueron presentadas de alguna forma. 

No veo qué hay de malo con que recojan ahora lo mejor que han compuesto en este tiempo y lo graben con mejor calidad; teniendo en cuenta que ¿alguien ha seguido, por ejemplo, la carrera en solitario de Jim Reid? Nunca habríamos conocido Amputation, la gran mayoría, si no fuera por su inclusión en este disco. Y lo abre de maravilla. 

 Además, el conjunto, a pesar de estar compuesto por retales de diferentes épocas, nunca desentona. El disco está brillantemente producido y a la vez los temas tienen identidad propia y forman parte de un todo. No hay ninguna canción que sobre o desentone. 

Por otro lado, aunque haya rescates, no dejamos de tener siete canciones totalmente nuevas; y ni con 
unas ni con otras el disco se hace largo o pesado a lo largo de la casi hora que dura. Casi diría que es su obra más "amena"o accesible, el disco que recomendarías a quienes desean introducirse en su discografía pero todavía se asustan con Psychocandy.  

Los Jesus no han tomado el pelo a nadie. Bueno, sí, con los vídeos y la portada. 



Vayamos directos al playlist. Amputation mola, sería una introducción digna a las bestias de Psychocandy, y "Just Like Honey" para terminar, como en Lost in Translation. No estaría mal. 

"War on Peace" comienza como lo harían unos súbditos de la Velvet, estilo The Underground Youth, pero ese sorpresivo final que increíblemente encaja perfecto y brutal es un "White Light/ White Heat" moderno que le cundiría firmar a cualquiera, incluso a la legendaria banda neoyorquina. Como si escalaran posiciones: "Lou, no somos tus hijos, somos tus hermanos".

"All Things Pass" es la demostración sonora de que su talento no ha pasado, al menos no en 2007, cuando compusieron ésta, la mejor canción del disco. Resume bien esa mezcla de felicidad y nihilismo que recorre Damage and Joy, quizás su disco más optimista. Ganaron endorfinas con los años. 

La potente batería del final conecta con "Always Sad". Las voces femeninas, que serán constantes y variadas a lo largo del disco, aquí comienzan. Un tema breve y redondo: éste es un gran disco de pop. Si acaso se le puede recriminar que no enseñe las uñas.

"Song Of A Secret" es otra muy agradable muestra del lado dulce de los Jesus, una lástima que ésta sí que se parezca demasiado a Sometimes Always. No es mucho peor, pero vino después. Una pena. A partir de aquí, aunque esto ya es percepción personal, se inicia un crescendo que culmina en Presidici (Et Chapaquiditch), la tapada del disco. 

Luego baja, pero la faena ya está hecha. Atentos a esa Simian Split, cantada con voz de fumador y presidida por ruiditos electrónicos to wapos ahí. La vejez nunca había sonado tan macarra. 

Damage and Joy nunca será un clásico, no posee el magnetismo atrayente de entregas anteriores... pero agranda la leyenda. Ejercicio de estilo.




Amputation: 8
War On Peace: 8
All Things Pass: 8,6
Always Sad: 8,4
Song Of a Secret: 7,6

The Two Of Us: 8,2
Los Feliz (Blues and Greens): 8,1
Mood Rider: 8,4
Presidici (Et Chapaquiditch): 8,6

Get On Home: 7,6
Facing Up To The Facts: 8,1
Simian Split: 8
Black and Blues: 7,8
Can´t Stop The Rock: 7,8

NOTA: 8,2

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Fotografías extraídas de Photopin, créditos


Román__PG 
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 Leon F. Cabeiro
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