martes, 26 de diciembre de 2017

Obras maestras navideñas: El Apartamento


Película
Título: El Apartamento
Duración: Dos horas

Año: 1960
Director: Billy Wilder
Género: Tragicomedia, comedia romántica

(Ésta es una película navideña porque se ambienta en esta época, no porque salga Papá Noel volando)
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El Apartamento está considerado como una de las mejores comedias de la historia, aunque destaque por mucho más que provocar risas. No vive obsesionado con ello, como una Scary Movie  o un tebeo de Mortadelo y Filemón con gags en cada viñeta.

El centro de gravedad es un guión solidísimo y sorprendente, así que todo resulta más o menos igual de impredecible que la vida misma. La trama ha sido estructurada de tal manera que surgió una película tranquila en la que siempre está pasando algo.

Esto no es contradictorio, es maravilloso. Existen películas nerviosas pero lentas, con tiroteos que no llevan a nada o palabras que tampoco dicen. Y filmes acelerados; despeñándose personajes, subtramas y secuencias enteras acantilado abajo.

Aquí todo está al punto, pasa cuando tiene que pasar; y eso que ocurre son pequeños detalles, pero se intuyen más relevantes que un estallido en la estación espacial internacional de otra película. Conseguir que nos preocupemos por lo más pequeño, ya sea los restos en un sofá o la manera correcta de preparar espaguetis, es un logro enorme, solo al alcance de los mayores maestros.

¿Cuál es el asunto? "Respetables hombres casados" necesitan un lugar indicado para culminar los encuentros con sus amantes, y un pringado de oficina les facilita su apartamento. Destaco aquí la amplitud: tanto situaciones como lugares se aproximan a infinito, dándoles un sabor "kafkiano" interesante.

Es interminable la sucursal, así que las probabilidades de ascender en ella resultan más bien escasas. 
Para lograrlo, el protagonista se mete en un buen lío de jefes, subjefes y llaves que tampoco parece  tener fin. Y cuando le carcome el desamor, se sienta a un banco tan extenso que apenas cabe en el plano, por lo que el cámara se ve obligado a distanciarnos de un diminuto, vencido y solitario trepa de oficina.

Por otro lado, me pasa una cosa rara con esta película, lo cual ya me ocurrió con Michel Houellebecq, y es que no sé muy bien cuándo critica al machismo y cuándo es machista ella. Así, la señorita Kubelik le dice al "antagonista" principal de la cinta, con quien tiene la misma química que tío y sobrina: "-Olvidas que tengo una cita? (con otro)"; a lo que él contesta "-¿Olvidas que te quiero?".Y la rapta, poco menos. 

Él ejerce labores de villano, pero es que el protagonista, con quien suponemos que aparece reflejado el "hombre corriente" no es mucho menos incisivo, y consigue quedar con ella gracias a esa misma insistencia. Cuando la fiesta en la oficina, a pesar de no existir todavía confianza ninguna entre ambos, la agarra del brazo porque sí. 

Obviamente, no llega al nivel de los jefecitos con mano desencajada del cuerpo, que le tocan el culo sin disimular, puesto que para ellos las ascensoristas son cosas, como los ascensores, les miras las caderas y mientras te suben a la planta decimonovena.


Una de las escenas más características de El Apartamento

Ésta, reconozcámoslo, es una película en la que por norma general los hombres son pesados, aprovechados y más o menos insensibles; y las mujeres viven desesperadas por ayuda, o sea, al borde de la muerte.

No sé si la mayor representación de esto se da en Kubelik casi suicidándose o aquella mujer con marido en Cuba que habla raro, pongamos, como Rajoy: "Eshtoy shintiendo eshcalofríosh sholo de pensharlo (...); no sheas tan apashionadoooo"; deseando abalanzarse sobre el primer hombre que pase con un sombrero en la cabeza, igual que se tiran las botellas de leche en el contenedor de envases y plásticos.

Por su parte, el gran actor Jack Lemmon, en su papel de pringadete, sufre un poco (no descaradamente) "la paradoja del actor guapo". El nombre me lo acabo de inventar, el fenómeno me parece muy común. Esto resulta de la convergencia de que la gente que ha fracasado tiende a ser fea o a aparentar fealdad; y los actores protagonistas de grandes producciones tienden a ser guapos; entonces, cuando haces una película protagonizada por un "looser", es inevitable el choque de trenes. 

Esto, que es aquí un comentario como cualquier otro, alcanza cotas de sinsentido en otros intentos cinematográficos, donde la representación de alguien "feo" es un supermodelo con gafas y brackets. A su vez, los malos suelen ser interpretados por actores menos agraciados, así que el triángulo amoroso de El Apartamento; disputándose el ángulo femenino un hombre joven, bueno y guapo y otro más viejo, serio, malo y feo; le parecerá a mucha gente un nudo demasiado fácil de desenmarañar.

No puedo terminar este análisis sin dejar de mencionar al cuñado de la señorita Kubelik, que entra así en casas ajenas: "Hola, soy un señor cabreado, doy golpes a la gente y me molestan cosas". Éste dispara y ni siquiera pregunta después, dudo que conozca el signo de interrogación. 

Me está quedando muy crítico esto. Ya elaboré en su momento una reseña de otra película de este fantástico director, Primera Plana, más graciosa que ésta, pero considero a El Apartamento mejor, más profunda, con una historia que interpretaré como Unamuno interpretó a El Quijote: a través del poder transformador del amor, que nos mueve a la eternidad.

Porque Baxter era un tramposo, un rata que solo a la luz de un enamoramiento desatado vio las llagas que se estaba haciendo en el alma, y emprendió un viaje interior para hacerse digno de quererse y ser querido.

En resumen: el amor consiguió que un muerto en vida brindara por ella y más allá de ella. Así que Baxter, el antaño sucio e inexistente Baxter, se ha hecho eterno en nuestras pantallas, y eternamente dice NO a la llave del baño de encargados, y se queda la otra, que es la de su dignidad, el reino de los cielos, el corazón de la señorita Kubelik, la libertad o como queráis llamarlo vosotros, que aún mirando la misma película no miráis la misma película que yo, porque entre planos también nos observamos un poco a nosotros mismos. De eso trata el arte.

NOTA: 8,5

lunes, 25 de diciembre de 2017

Que terminen ya con la Navidad


Película
Título: Navidad Episodio MMXVII (sin contar precuelas "paganas")

Ahhh, Hollywood. La industria del cine siempre se ha caracterizado por matar el éxito antes que dejarlo morir, exprimiéndolo hasta que no quede zumo de dólares. Como decía Billy Corgan en Cherub Rock: "Who wants honey/ As long as there´s some money". 

La saga Navidad empezó bien. No era del todo original, ya que culturas anteriores habían narrado acontecimientos similares, pero tenía algo que contar, una buena historia al fin y al cabo; dirigida además a un amplio espectro de público, así que el éxito fue masivo durante siglos. Muchos acusarían a su trama de plagio, incluso falsedad, pero era grande y sentida aquella aventura antigua de un Dios que se hacía hombre.

Los siguientes capítulos, uno al año sin fallar ninguno, captaron la celebración sucesiva de aquel hecho, así como el desarrollo de la Iglesia, una institución de gran poder e influencia a partir del nacimiento de Jesús de Nazaret. Los capítulos tras la muerte de éste perdieron mucho, pero se repusieron notablemente, aun sin dejar de buscarle.

 Seamos sinceros: pocas entregas se sienten esenciales entre las miles que son, pero esta dificultad no impide que algunas, como La venganza de los Sith o cuando Dickens escribió aquel cuento, sean verdaderamente buenos; dramas, comedias simpáticas, alguna tragedia con final feliz.

Eso sí, los últimos episodios... ya no hay por dónde cogerlos, la fórmula está más agotada que Los Simpsons. Seamos sinceros: los estadounidenses no saben finalizar una saga culminándola, por todo lo alto como Breaking Bad, sino después de que se haya despeñado. Intentaron renovar con lo de Santa Claus y eso, pero nunca representará lo mismo que Jesús, al igual que Kylo Ren, aún superando el acné, jamás será Darth Vader.

Esta saga celestial se nutría de unos bonitos valores de amistad, solidaridad con el prójimo, duro entrenamiento con hombrecillos de orejas puntiagudas, etcétera. Pero ha dejado de transmitir todo esto, sustituyéndolo por la comercialidad más agresiva. Tramas y personajes se desdibujan sin remedio, absorbidos por montañas de fanservice. Solo haciendo que los reyes magos traigan cada año un regalo diferente, conseguimos no olvidarnos de ellos.

                               


En fin, una franquicia que parecía tan especial se ha convertido en otra nadería más, como Fast and FuriousBlack Friday oTransformers. Así que yo, ahora que la avaricia ha sustituido lo demás, defiendo que alguien termine Navidad de una vez por todas, de un sablazo de luz, porque este episodio ya no hay por dónde cogerlo.

Pero claro, mientras haya gente comprando percebes a 150 euros el kilo, la franquicia continuará aunque sus entregas presentes sean un insulto a las pasadas. Qué más le da eso a Hollywood. Lo importante para ellos es que todo el mundo va a acudir en masa a las casas de sus familiares a presenciar esta nueva entrega, y en ello se dejarán una buena pasta, endeudándose si hace falta.

Quizás un servidor esté cayendo en el "todo pasado fue mejor" y el peso de la nostalgia me impida asumir la realidad. Habrá quien esté pensando, y muy justificadamente, que el bosque no me deja ver los ewoks, porque siempre hubo momentos bochornosos de acrobacias imposibles y cuñados borrachos con sidra. Pero prefiero no pensar eso y arruinar mi infancia, qué queréis que os diga.

Al costear su Navidad a base de créditos, las familias gallegas pagarán 3,4 millones de euros en intereses tras estas fiestas. Algo más de un tercio de lo gastado se dedicará a los regalos, menos de un tercio a comida, y el resto para viajes y ocio; invirtiendo los consumidores una media de 604,6 euros. Esta información puede comprobarse en Europa Press Galicia.


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Créditos de la fotografía

Autor: The Comedian Título: Euros

miércoles, 20 de diciembre de 2017

Hotline Miami, ¿por qué matamos?


Videojuego
Título: Hotline Miami
Género: Arcade, sigilo
Plataformas: Android, Windows, Linux, Ps3, Ps4, PsVita


Desde casi siempre, la violencia ha constituido un punto cardinal en los videojuegos, y uno bastante criticado. Porque, ¿los juegos violentos nos hacen más violentos con su uso o justamente lo contrario, subliman la violencia física, la "emboban" tranquilizando nuestras impulsos?

 Sea como sea, quizás la apoteosis de las vísceras salpicando pantallas haya llegado en 2012, con el lanzamiento de Hotline Miami, un título cuya principal preocupación es dispararte hacia la violencia.

Con una estética ochentera, eres un matón sin nombre (o el tuyo, mismamente) que viste chaqueta y máscaras de animales para preservar su identidad. Recibes llamadas telefónicas que adjuntan direcciones y allí vas tú en tu limusina a partir cráneos. 

Todo dentro de una tónica pixel- psicodélica, de ida de olla, a lo Leaving Las Vegas. Protagoniza la trama un colgado con alucinaciones mentales (voces en su cabeza, tan podrida que revolotean moscas por ella; visiones dignas de un endemoniado); va puesto hasta las trancas. Letras enormes, estilo grotesco y colorido, gente bien vestida.

Que el avatar vaya drogado no se demuestra realmente en ningún punto, pero creo que puede darse por sentado con la música escogida para el título, uno de los mejores soundtrack que ha tenido nunca un videjuego, como muestra de ello:


Esta BSO equivale a un chute de adrenalina y convierte aún más a Hotline Miami en un morir y/o matar. Te precipita. De hecho, he probado a jugar sin música y ocurren dos cosas: se hace menos adictivo, y mueres menos. Porque esta banda sonora (igualmente lograda en los momentos tranquilos, aportando un toque muy chulo de viaje lisérgico) te fuerza a salir de tu escondite, tirar por el camino del medio.y apedrear lo que se cruce.

Es increíble que estas canciones no se hayan compuesto en su mayor parte para la ocasión, porque de veras parecen indivisibles de este juego, su estética, histórica y temática; tanto como una cabeza de un cuerpo (mal ejemplo, mal ejemplo).

 Al final, en el siglo XXI, perdemos la cuenta de los títulos demostrativos de que ya no se trata tanto de crear (puesto que ya se ha hecho "todo") sino buscar elementos ya publicados y colocarlos en el lugar o momento justo, de ahí discazos como el Endtroducing o Since I Left You, basados en samples de temas preexistentes y de hecho olvidados, en general.

Este juego es violento, pero no una violencia realista, pornográfica como la de un Call of Duty. Aquí pestañeas, has aplastado quince cuerpos mutilados y no te diste cuenta. ¡Mira que odié siempre aquellos juegos en los que, en lugar de explorar libremente, y matar o no según te apeteciese, te obligan a aniquilar a todo el mundo para avanzar al siguiente nivel! Pero aquí la violencia es adictiva y natural, el centro de gravedad de todo. Te sorprendes a ti mismo asesinando de la forma más brutal posible, para así conseguir mayor puntuación.


Tráiler de lanzamiento del juego, 
en el que se aprecia la influencia de Drive

Siguiendo extrañas llamadas sin seriedad ni sentido, limpias salas y salas de individuos normalmente armados (viva la aliteración, viva). Al apagar en el último de ellos la llama de la vida, entonces toda música se desvanece, como una mañana de resaca, y aparece la vergüenza, al igual que en aquel sacerdote que ganó el sorteo navideño de un puticlub (luego resultó ser un malentendido,según dicen). 

Pero, en fin, que terminado un capítulo caminas de vuelta sobre los cadáveres, que dejan en cada partida una mancha roja diferente sobre el mobiliario. Arte moderno. 



Ellos son muchos más, son más veloces (de hecho a veces te matan tan rápido 
y sin avisar que literalmente te asustas); 
tú tienes a tu favor
la estrategia, el ensayo-error y la vista de águila.

Entre música machacona "a mí me gustan las pastillas, verdes, rojas y amarillas(...) cuatro ruedas tiene mi coche, cuatro pastillas me tomo esta noche" no te enteras muy bien de la historia, solo haces tu trabajo en una espiral de confusión, porque eres un profesional, como McConaughey pero todavía más flipado.

Y al final resulta que el juego se ríe de ti, escupe en tu cara. Porque los que hacían las llamadas eran solo unos gamberros, para divertirse (...) ahora puedes matarlos o no (...) y es gracioso porque qué vas a recriminarles a esos sucios bits si tú mismo llevas asesinando para divertirte cinco horas, has caído en la trampa de una jugabilidad excelsa que premia la sangre, aquella música veneno del espíritu... 

Entonces apagas el juego, te ves reflejado en la pantalla apagada y devuelve la mirada el animal más salvaje de todos.

Y aún piensas, negándolo: ¡no tuve otra opción! ¡Tenía que hacer eso, destrozarlo todo, para continuar! Pero la realidad es que hay miles de juegos en el mercado, que has escogido éste entre tantos, y lo peor de todo... has disfrutado.


Tráiler para las consolas PlayStation

NOTA: 9,1

domingo, 17 de diciembre de 2017

Arcade Fire: Funeral


Disco
Grupo: Arcade Fire
Título: Funeral
Año: 2004
Duración: 47 minutos
Estilo: Indie rock, art-rock


Gracias, Arcade Fire: desde 2004, si buscas "funeral" en Google, aparecen mil cosas tristes, pero también algo maravilloso. Una tenue luz que no quiere apagarse. Bueno, en realidad no puede.

Si ahora lo intentara ya sería tarde, de tanto multiplicarse y multiplicarse en toda esa gente que simplemente lo disfrutó o dio por denominar a este del que ahora hablaré como uno de los discos definitivos del principio de siglo.

Qué contradicción... En su primer álbum largo, que dieron por llamar Funeral, Arcade Fire intentaron, desde el cariño y el respeto, armados de puro talento*, erigir una oda a la muerte, puesto que acababan de marcharse los abuelos de los principales miembros del grupo. Pero les salió un álbum vitalista, y hablando de muertes abrazaron la vida.

Yo resumiría estas diez canciones como una defensa de que tenemos derecho a emocionarnos, a sentir y a veces padecer, pero jamás desmoronarnos. Ninguno de los temas es totalmente alegre, en el sentido superficial y despreocupado de la palabra; pero tampoco pasa un minuto de los casi cincuenta sin sentir el torbellino o acaso brisa de la esperanza.

Son diez canciones, y las diez canciones son una, conformando algo indivisible. ¡Y si lo divides pecas, desvirtúas! Déjate llevar por la felicidad a la vuelta de la esquina de Une Anne Sans Lumiére. Estamos ante un disco conceptual, su concepto: la resurrección; la vida que vuelve en nuevas infancias, nuevos tesoros que proteger.

Algunas piezas abren el espectro. Son fáciles para todos los públicos, tatareables en estadios (Wake Up, Rebellion (Lies). Otras, como las que abren y cierran, son mucho más pequeñas, no por ello peores. Gritar a una multitud, susurrar al oído.




Aparecen guitarras, violines, tambores, voces, flautas, acordeones, y esto es renovador, sí, pero también lo de menos. Lo crucial: que el mensaje, ya sea por lechuza o carta, sea transmitido. 

El Sol ilumina a las plantas, las plantas alimentan al herbívoro y éste al carnívoro: la energía va perdiéndose por el camino. Los sentimientos de Butler, principal compositor de esta obra, no entienden de termodinámica, más bien parece que su voz y su guitarra actúan como caja de resonancia al volcarse su alma en ellas.

Qué es el arte, sino aquel ejercicio de alquimia para convertir nuestros pesares en algo valioso. Y como unos abuelos murieron hace trece años, y unos nietos cantaron con alegría su tristeza, por eso podemos llorarnos nosotros hoy, recobrando nuestro optimismo o al menos el buen humor, que por algo se empieza.

Todo esto, lo cual define a Funeral, o el Funeral que yo escuché, puesto que cada uno lee un diferente Quijote, ¿no es lo más grande que tiene y tendrá nunca el arte? 

¿No es Wake Up el tan necesario recordatorio de que el que otros hayan caído, quizás fuertes y mejores, quizás más amados por nosotros que nosotros mismos; no es su caer sino el deber de levantarnos, levantarnos en ellos para que, aunque ya duerman, nunca duerman del todo?

Así que mi conclusión objetiva sobre este disco es que el abuelo de Win Butler y la abuela de Régine Chassagne, principales artífices de este lienzo bonito, están descansando, sí, pero con un ojo abierto, un ojo que vibra desde los primeros acordes cristalinos y celestiales de Tunnels, más aún: a través de ellos.

La vida tiene un poco de muerte y la muerte un poco de vida, y desde que el mundo es mundo los que marchan nos recuerdan que no todos los días son iguales. Ellos hacen el tiempo pasar, y nos llenan el corazón de fuego, como aquella recreativa en llamas: y por eso, dice la leyenda, se llaman Arcade Fire.


Neigborhood #1 (Tunnels): 9,2
Neigborhood #2 (Laika): 8,7
Une Anne Sans Lumiére: 9,3
Neighborhood #3 (Power Out): 8,4
Neigborhood #4 (7 Kettles): 8

Crown of Love: 8,4
Wake Up: 9,3
Haiti: 7,9
Rebellion (Lies): 9,1
In the Backseat: 9,3

NOTA: 9,1



*Las críticas de su último disco (aún no he podido escucharlo en profundidad), insinúan que se les han acabado las balas.

miércoles, 13 de diciembre de 2017

Terminator 2: para qué hablar si puedes pegar tiros



Película
Título: Terminator 2
Año: 1991
Duración: 2 horas 17 minutos
Director: James Cameron

Hablar de Terminator 2, entrega mejor valorada de la saga Terminator, es hacerlo de americanos. Pero a eso volveré más tarde.

Para empezar, quiero abrir un pequeño paréntesis sobre un aspecto que espero dejar zanjado, y así después obviarlo:el guión de cualquier película comercial que trate los viajes en el tiempo va a tropezarse, inevitablemente, con inconsistencias. 

Eso ya sin mencionar el tema de los múltiples universos paralelos que se generarían al trastear con esta cuarta dimensión, y todas las consecuencias nihilistas en las que terminaría derivando el asunto (cualquier cosa ocurre en algún universo paralelo, nada importa, somos insignificantes), estilo Rick y Morty.

Por tanto el problema, tanto de esta clara imposibilidad física (suelo decir: un día la Ciencia podría conseguirlo todo, menos viajar en el tiempo), como de la forma de ejecutarse en la cinta, lo dejamos de lado. 

Como también voy a pasar por alto el racismo con los hispanos: los únicos latinoamericanos que aparecen en la película viven en un lugar resumible en quince palabras o menos; alcohol (no tardan ni un minuto en sacarlo), armas, bebés, arena, estercolero, todo hecho una mierda en medio de la nada.

Un poco tonto también que precisamente gente tan lista se equivoque así en las fechas para la ciencia ficción. No sé si es que las sitúan cerca para asustarnos o por márketing, pero según el argumento de esta saga estamos a una década de la rebelión, id comprando latas de conserva para el búnker, pero sobre todo recordad: 2001: Una Odisea en el Espacio. ¡2001!

Por no mencionar que un creado (los robots y la tecnología) no va a superar intelectualmente y por que sí a su Dios (los humanos) de un día para otro, y encima intentar exterminarnos. ¿O es que a alguien se le ocurrió programarles como pura maldad?

 Quiero decir, le veo sentido a Yo, robot, una sociedad en la que conviven seres humanos y máquinas cada vez más avanzadas, hasta que su "acuerdo" se rompe, pero no es algo de la noche a la mañana, sin poder hacer nada ni prevenirlo siquiera... Es como si diéramos por hecho que todos los científicos son unos gilipollas como el Doctor Bacterio.

Otra cosa absurda: si tan importante era proteger a aquel chavalín... ¿Por qué participa en todas las misiones peligrosas? Es obvio que lo mejor sería esconderle, pero tiene que aparecer en primerísima línea de fuego, como buen general del siglo XVIII, simplemente para que los espectadores puedan verlo. Por el bien del espectáculo. Prosigamos.

Dos actuaciones principales


 La cinta es protagonizada por el mítico Schwarzenegger. Seguramente, el verdadero artista sea aquel capaz de enfrentarse a escenarios y estilos muy diferentes; pero resulta innegable que el exculturista austríaco queda perfecto para el papel de ser biónico musculado, un poco humano pero sin pasarse. 

El otro actor protagonista, Fulong, interpreta al jovencísimo Connor, futuro líder de la Resistencia. Es uno de esos niños-triunfo meteóricos, a los que el mundo del espectáculo dio fama y riqueza, para quitárselas después. Rápido, rápido encontró las drogas para gastarlo y desgastarlo todo. 

Quizás, como aquel Joselito, Fulong sintió la amargura de que lo que le había hecho triunfar, en este caso su rostro de mozalbete travieso y simpático a lo Bart Simpson, ya no estaba ni volvería nunca. La MTV, surfista de modas, le entregó un premio por su interpretación en Terminator 2, lo más destacado de ella había sido su flequillo. 

Que no se me malinterprete, hace un buen (creíble) papel, pero que le premiaran por él parece un acto de oportunismo por parte de la cadena, frente a una exitosa estrella juvenil por aquel entonces. ¡Aprovecharos, mientras no cae!

Si ahora, más o menos olvidado, más o menos desenganchado de las drogas, completase una actuación muy superior a aquella, ni le invitarían a una gala, salvo que por milagro divino recuperase el tirón mediático, lo cual es improbable.

Quizás opines que una película basada en algo tan profundo como una futura rebelión tecnológica, está desaprovechada si no incluye alguna parte reflexiva, entre tiro de escopeta y tiro de escopeta. Pero es que por ahí no van los tiros, valga la redundancia: lo último que Terminator quiere es que pienses. Antes de que pienses, te mata. Antes de que pienses, se acaba la película.

Porque sí, éste es un ejemplo incuestionable de cine de entretenimiento, la perfecta cinta de acción maniqueísta (hola, estos son los malos, estos son los buenos, vamos a batallar), con el perfecto malvado sin maldad. Porque el bot T-1000, muy lejos de cualquier atisbo de libre albedrío, simplemente hace lo que es y es lo que hace. Tan villano como el iceberg de aquella otra célebre película de James Cameron.

¿Es un villano el Joker? Sí, porque podría estar en casa tranquilamente, jugando a las cartas con Harley Quinn, pero por alguna razón ha preferido envenenar a un juez. Que conste que esto lo digo como una simple observación; no es algo que empeore la película el saber que T-1000 está más cerca, no ya del repartidor de pizza (un "mandado"), sino del volcán, una ola de calor o la gripe por la que quizás estés pasando ahora, querido/a lector/a, que del Doctor Octopus o Bárcenas.

Los americanos


Hay un "fallo" en esta cinta que considero el más grave de todos, pues conlleva ideología, es que en pleno siglo XX, cuando se desarrolla la acción, la Tierra está bien llena de eso, humanos. ¿Por qué no hablar entre nosotros, o con los dirigentes militares y políticos, para entre todos encontrar una solución al problema? 

Podrían ser miles de millones de humanos y un Terminator contra otro Terminator, y salvarnos a todos; pero no, mejor liarse a porrazos un robot, una madre y su hijo contra todo cristo. Ya no es "venceréis, pero no convenceréis", mucho mejor "prefiero vencer (atropellar, bombardear, disparar, etc. a un robot prácticamente indestructible por todo el país, aunque quizás me mate) que convencer (hablar con otra gente).

Donde esté una "familia" con armas, que se quite el resto. Qué pensamiento tan genuinamente americano. Entremos sin avisar y furtivamente en una empresa de altísima seguridad, total, ¡qué puede salir mal! 

Como una apisonadora, se llevan todo por delante. Sin matar a nadie, que queda feo. Pero, en caso de que el tropel de apalizados cuente con el sacrificio y la calidad necesarios, EE.UU tiene asegurado su equipo paralímpico por décadas. 

¿Era necesario tirar bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki? ¿No se podían hacer las cosas de otro modo? Lo más gracioso de todo es que en toda la cinta solo se intenta convencer a un personaje, en lugar de atizarlo y destrozarlo, aunque, eso sí, que son sus tradiciones y hay que respetarlas, ya lo habían atizado y destrozado con anterioridad, disparándole delante de su familia.


Y, aún después de casi asesinarlo, ¡consiguen que se ponga de su parte! ¡Y resulta clave para el triunfo final! ¡Qué maravilla! ¿Por qué no otra vez, con otra gente? Supongo que no debería sorprendernos, viniendo de un país que nació con un motín. Dios bendiga a América.




Tráiler de la remasterización 

NOTA: 7,6

Más películas comentadas


sábado, 9 de diciembre de 2017

Oasis: (What´s The Story) Morning Glory?


Disco
Título: (What´s The Story) Morning Glory?
Grupo: Oasis
Estilo: Rock alternativo, brit-pop.
Duración: 50:09

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Mi infancia, obviando todo contacto directo con la humanidad y la naturaleza, puede resumirse en un par de discos de Oasis y juegos de Ratchet and Clank, pero no seamos reduccionistas. Pasado el tiempo, ambas cosas han pasado de acapararlo casi todo a acurrucarse en un porcentaje pequeñísimo de mi ocio. Si hubiese escrito esta reseña con 13 años, estaría clara la nota y el fanatismo, pero la pregunta es: ¿qué son Oasis hoy? Para mí, y para el mundo.

What´s the History Morning Glory?, junto a su debut, es considerado el mejor disco del grupo (yo considero vencedor por los puntos al Definitely Maybe, ninguno noquea al otro). Comienza con un aperitivo de Wonderwall, algo lógico teniendo en cuenta que buscaban un álbum legendario que les coronara: así que a la menor "Hello" le preceden unos segundos de inolvidable "Wonderwall".

Habrá que establecer alguna teoría de porqué Oasis impacta tanto en la juventud, juventud en el sentido artístico: estoy seguro de que, como Nirvana, es una de las bandas de iniciación en la música de mucha gente. Creo que porque sus canciones, como en el caso de Cobain y los suyos, son simples y directas, puros himnos.

Con el tiempo, yo creo, terminas por acercarte a composiciones más complejas o arriesgadas, y entonces éstas terminan sabiéndote a menos. Mi problema con este disco es que la distancia entre singles y el resto de canciones ha aumentado todavía más: las importantes siempre estarán ahí y serán enormes, el resto ya parece de relleno incluso, no aporta gran cosa (salvo algo de positividad) tras las suficientes escuchas.


Hipnótico


Pero es que empieza a sonar Wonderwall y se paran las rotativas, una vez, y otra y otra. La sección de cuerda, que tantas veces queda impostada, la pedantería de un autor pasándose de listo, aquí acompaña a las mil maravillas y sinceramente ésta es una canción demasiado bonita, uno se siente herido escuchándola.

Y eso que no es melancólica en especial... Parece obvio que aquí dieron con la tecla, de principio a fin su mejor balada, aunque esto no sea virtud sino un problema de la banda. Porque, ¿nos podríamos poner de acuerdo en cuál es la mejor canción de Pink Floyd, Jesus and Mary Chain, o Cocteau Twins?

Una obra demuestra grandes picos pero también graves bajezas cuando todos estamos de feliz acuerdo en cuáles son sus más logrados pasajes: la última citada, Morning Glory, Champagne Supernova... ¿Hay alguien en el mundo que piensa en el liderazgo metafísico de, qué sé yo, Hello o Hey Now?

Y esto mismo se podría achacar a la discografía entera de estos mancunianos locos: si hoy dieran un concierto, todos los fans pedirían las mismas canciones, y los fans, es decir, los que saben sobre el grupo y teniendo razón, no como los pesados que no paraban de pedir Creep en cada concierto de Radiohead, otro grupo por ciento donde es difícil saber cuál es la mejor canción, y eso que compusieron Paranoid Android. 

En tal concierto, solo habría debate después de sonar todas las Supersonic y compañía, entre los que pedirían canciones de segunda línea de la primera etapa (Up in the Sky, por ejemplo) y de primera en la segunda (I´m Outta Time)

Como veis, estoy atreviéndome muy alegremente a establecer jerarquías estrictas, cosa que no cabe demasiado en el arte, y precisamente por ello no me critico a mí, sino al grupo, que funcionó muy con el piloto automático en algunas de sus etapas.


Cosas de niños, soñadores y rockeros: jugar al futbol dentro de casa

La segunda balada, Don´t Look Back In Anger, quizás mi único punto de ruptura con el fan medio de este disco, me parece floja en comparación, dulce sí, pero no me la creo; Hey Now es también dulce pero ya no posee siquiera algo en que creer.

Buena música de fondo, no mucho más. La gente se queja de que el siguiente largo, Be Here Now, es soporífero: más largo se me hace a mí este único tema, a menos que esté despistado. ¿Una canción que solo se disfruta con la atención dispersa? Parece sospechoso, Rick.

Pero el disco está bien construido y remonta el vuelo a tiempo con Some Might Say y esos guitarrazos sucios, vuelve la mejor versión de Oasis, cuando suenan humanamente tiernos, nostálgicos, infinitos. Entonces no hay cosa superior en el mundo, otra cosa que escuchar.

Ni Sonic Youth. Pocas canciones te hacen sentir tan cerca de ellas, es como si me abrazara, ¿como sí? ¡Qué residuo materialista éste! Abrazan, realmente abrazan. Y dan vida. Qué voz tenía Liam... Suenan como amateurs jugando a ser dioses, la mejor combinación.

Cast No Shadow es preciosa, y poco más que no es poco. She´s electric, lo mismo. Sí: a estas alturas os estaréis preguntando si soy fan o hater de Oasis. Siempre seré un fan, sin arrepentimientos, pero ahora lo soy también de 30 grupos más y tengo que responder por ellos, ser coherente con lo que he visto "más allá de Orión".

De todos modos, por mucho que viva y escuche, aunque todo lo demás se vaya derrumbando, Morning Glory (la canción) nunca dejará de ser ese chute casi perfecto de adrenalina, con aquel épico videoclip, porque  todos los de Oasis lo eran, o como mínimo los de los 90.

Champagne Supernova ni la menciono porque ya se menciona ella sola: aquella saludable costumbre de terminar con temas interminables.

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Hello: 7,8
Roll With It: 8,1
Wonderwall: 9,7
Don´t Look Back In Anger: 8,1
Hey Now: 7,5

Interludio: -
Some Might Say: 9,5
Cast No Shadow: 8,2
She´s Electric: 8

Morning Glory: 9,7
Interludio: -
Champagne Supernova: 9,5

NOTA: 9,1


Y el enlace a la crítica del primer disco: Definitely Maybe

viernes, 8 de diciembre de 2017

Un mundo feliz: el futuro según Aldous Huxley



Libro
Título: Un mundo feliz
Autor: Aldous Huxley

Año de publicación: 1932
Género: Novela, distopía futurista.
Dificultad de lectura: Media-baja.
Número de páginas: 200-250.

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Bastante a menudo, las diferentes traducciones del título de una obra generan malestar o rechazo. En el caso de las películas, basta echarle un vistazo a este ránking, por ejemplo. No en el caso de Brave New World, novela más afamada del ya de por sí célebre Aldous Huxley.

Tanto su título adaptado para la edición española,"Un mundo feliz" como el original cumplen de sobra. Brave, que no aporta sólo por su significado (valiente), sino por su significante, tan cerca para nosotros de /bravo/.

Algo así como: enhorabuena progreso, ya has corrompido todo cuanto era vivir. En el adormecimiento del paso de días, apenas percibimos cómo los significantes afectan a las palabras enteras: el insulto zorra, tan sucio e hiriente, lo es aún más por esa mezcla de z y r fuerte, suena casi como un escupitajo que en vez de salirse prefiere sacudirse violento entre los dientes.

En fin, dejemos la filología un rato. El libro de Huxley comienza con un memorable prólogo, ("revolcarse en el fango no es la mejor manera de limpiarse") sobre la inutilidad del arrepentimiento. No es que haya que huir de él, sino saber llevarse uno mismo a la oportunidad siguiente, más que nada por no convertir los errores en agujeros negros.

En fin, podríamos dedicar una entrada entera a este tema: aquel pretender que por escarbar en las heridas vayan éstas a curarse y no infectarnos enteros, hasta al final pudrirnos. Y entonces deseamos que se acerque la fortuna pero no vienen más que moscas.

¿Habrá gente que se salte los prólogos, que lo sienta superfluos? ¿Por qué cometer un delito así? El prólogo es donde el escritor está más cerca de nosotros, puesto que aquí nos habla por sí mismo y no a través de nada, más tarde se verá esclavizado por la propia historia, siendo obligado a contar, lo que él quiere, sí, pero tal y cómo ello quiera contarse.

Lo más probable es que buscando precisamente el equilibrio en su obra, un escritor se desequilibre, caiga por el camino y quedemos solos nosotros y la historia, poco de él o ella.

Volviendo al ruedo, es en el prólogo cuando Huxley distingue entre la ciencia/tecnología creadas para el hombre o el hombre adaptándose a ellas. ¿No es el de hoy un Homo tecnologicus? Un ser incompleto si se va la luz. ¿Qué pasaría si cayera el Internet mundial durante cinco minutos?

Vivimos en una sociedad materialista, que adora la ciencia, la ingeniería y la tecnología; mientras la filosofía deja de estudiarse en los institutos (total, con lo mal que se impartía o se dejaba impartir, más que un acercamiento a la filosofía, era alejamiento), mientras el número de suicidios aumenta poco a poco.

Una sociedad tan práctica que todo el mundo da por leído el Quijote, pero casi nadie ha terminado de veras una sola página suya, sino las de su adaptación; y no se premia el aprehender una obra sino chaparse el nombre de ciento seis.

Y, ¿qué decir de cómo este mundo moderno convierte paulatinamente aparatos sin los que antes se vivía en indispensables para el día a día? ¿Qué queda, sino un espejismo, de la época en la que no se utilizaban móviles, que ocurrió una vez como si nunca hubiese sido, el devenir lo ha vuelto ilógico?

Un mundo feliz es un libro sublime, quizás no tanto como novela, en el sentido tradicional de la palabra, (acción y personajes que evolucionan con ella), sino como descripción de un futuro posible, aunque no probable. Porque no, el futuro no será tal y como Huxley pregona, pero se trata aún así de una guía para el camino.

Ya la primera frase: "Un edificio gris, achaparrado, de sólo treinta y cuatro plantas". Tras unas pocas palabras, tenemos claro que estamos en una Tierra diferente; y unas páginas después se nos deja en claro también el tono de la obra: "como gallinitas bebiendo agua, los estudiantes levantaron los ojos hacia el elevado techo". Increíble ya el párrafo final, pero no desvelaré el argumento aquí, sino que comentaré un puñado de oraciones aparecidas en la obra, "preñadísimas sentencias", que diría Unamuno.



1- A medida que la libertad política y económica disminuye, la libertad sexual tiende, en compensación, a aumentar. Y el dictador hará bien en favorecer esta libertad".

Vivimos en concepciones menguadas de la vida. Y cuando hablamos de libertad, lo más probable es que se piense en el sexo y derivados. Cuando la sexual es la forma, en realidad, más fácil y más estúpida de la libertad, una hermana menor, muy menor.

Porque uno puede contar con toda la libertad sexual imaginable, y no sólo ser un esclavo en todos los demás ámbitos sin darse la menor cuenta de ello, sino que el propio sexo que practique se convierta en pura esclavitud y alienación, o al menos el atolondramiento perfecto, un desviarse de la ruta prefijada, como aquel "paleto" de Los Simpsons, Cletus.

2- Largos años de madurez superflua y perdida. Si el desarrollo físico pudiera acelerarse hasta que fuera tan rápido, digamos, como el de una vaca, ¡qué enorme ahorro para la comunidad!

El comunismo no puede aplicarse por ser perfecto, y las personas imperfectas; el imperfecto capitalismo es por tanto el único sistema posible, pero como acabamos de decir, presenta carencias y vicios, así que deben ser corregidas en alguna medida.

Porque el sistema capitalista no se contenta del todo nunca y por eso siempre termina cayendo, es un bicho neurótico que intentará con uñas y dientes que la productividad tienda a infinito; hasta que llega un punto en el que todo se contagia, no tratándose ya de la eficiencia y la rentabilidad de las máquinas, sino de las personas mismas.

Y cuando tenemos que adecuarnos irremediablemente a un fin, ¿no es como si fuera dicha utilidad más importante que nosotros?

El padre que obliga a su hijo a conseguir un objetivo en concreto que él no supo materializar, ¿no es este hijo un esperado medio para aquello, antes que cualquier otra cosa? ¿No son todos y cada uno de los individuos no individualizados de la distopía de Huxley tontos útiles para la consecución de fines sociales?

Este mantra: "Todo el mundo trabaja para todo el mundo. No podemos prescindir de nadie. Hasta los Epsilones son útiles", ¿no se trata en realidad de justo lo contrario en este Nuevo Mundo huxleiano, que podemos prescindir de todos; una porque no poseen valor intrínseco como individuos, y otra porque son producidos en serie como cualquier otra manufactura industrial?

Entonces percibimos cuán importante es rodearnos de personas que realmente nos quieran, familiares, verdaderos amigos, parejas; porque solo con ellos, y habiendo buena suerte, aspiraremos a no ser meros instrumentos a los ojos de la codicia y el instinto de conservación humanos, gracias a los lazos que nos unen.

3- Libertad para ser ineficiente y desgraciado, libertad para ser una clavija redonda en un agujero cuadrado.

La libertad posee un altísimo coste, pero es también lo que nos hace humanos. No somos el único animal que sufre, pero ningún otro puede ser consciente en igual manera. La parábola del Edén: sin consumir el fruto del árbol prohibido, no hay pecado, pero tampoco hombre ni mujer. Caímos, pero es que en lo alto éramos un trozo de tela de la túnica divina.

Toca gritar, como el Salvaje, porque el humano verdadero es salvaje y violento; de otra forma caería en la sumisión. No se trata de perder el salvajismo, sino de atravesar un camino todavía más difícil para controlarlo, dominar la propia mente, y conducirla entera y no menguada a la Justicia y el Bien.

Y dijo el Salvaje: Pues yo no quiero comodidad. Yo quiero a Dios, quiero poesía, peligro real, libertad, bondad, pecado. Y le contestaron: En suma-dijo Mustafá Mond-, usted reclama el derecho a ser desgraciado.

Pues sí, a ser desgraciado, el desgraciado lo es porque al menos intenta la Gracia; pero qué triste la vida del mediocre, que no conoce la eternidad, y se cree más listo simplemente porque él ha perdido a hurtadillas, sin que nadie le viese, antes incluso de haber nacido él mismo. 





4- Las palabras pueden ser como los Rayos X si se emplean adecuadamente: pasan a través de todo. Las lees y te traspasan. 

El lenguaje nos acerca a la espiritualidad. Cuántos libros sagrados habrá, tanto de religiones y sectas (a veces, solo las diferencia el número de adeptos); pero de películas sagradas poca gente conoce, aunque estén surgiendo nuevos cultos hoy día. Las palabras nos alejan de lo material, porque no son materiales ellas.

Tanto en el cine como en una hamaca leyendo interviene el sentido de la vista; pero en un caso el órgano es ya todo y en otro un mero vehículo: la película se va haciendo mientras es mirada; pero el libro unos segundos después, no con la vista sino gracias a ella como podía ser gracias a la oratoria de alguien, mientras la mente se alimenta a pequeños sorbos.

 Lo que significa no es el subrayado físico de los dedos, el bolígrafo o la mirada; sino el intelectual, que hace nuestra mente algo más tarde y fuera del tiempo, dándonos o no dándonos cuenta.


5- La felicidad nunca tiene grandeza.


Porque qué es, resumiendo un poco, la felicidad sino conformismo, y la tristeza sino inconformismo. Tenemos que elegir entre darnos por contentos con el presente, como si no mereciésemos más que él, reconocer ante los demás "yo soy hasta aquí"; u orgullosamente, rebelándonos ante la cruel vida, apostar que si estamos de condes deberíamos ser reyes, y dejarnos un plazo para lograrlo.

La felicidad es contradictoria: por un lado se trata del objetivo último de la vida humana, por tanto  enorme; pero tiene un lado mediocre, puesto que supone el cerrarse a la posibilidad de mejora, o al menos saber olvidarse de ella entre escalones. La felicidad significa plenitud, así que si soy feliz es quizás porque no imagino que pueda sentirme mejor que ahora.

Obviamente, también fracasa quien nunca se acerca a la felicidad; y vive eternamente (estúpidamente) insatisfecho, como un conejo tras la zanahoria, un pobre desdichado ante la trampa de la vida.

Cada uno y por su cuenta debe ser capaz de encontrar su propio equilibrio entre ambos fracasos, saltar hasta la isla que apenas alcancen las puntas de sus pies.


6- Había una cosa llamada Dios 

¡Vaya frase! Dice tanto con tan poco. Un hombre del futuro comenta a sus coetáneos: "había una cosa llamada Dios". Viven tan lejos de las épocas espirituales, si es que alguna vez las hubo, que son incapaces de adjetivar a Dios sino como "cosa", supongo que su alma también la buscarán en cualquier sitio.

Y estar lejos de Dios es grave no porque me preocupe por la religiosidad, que ha traído su parte buena y mala, sino porque ¿qué es Dios, o más bien la religión, sino un medio camino a la espiritualidad pura, sin referencias?

Porque el pueblo llano vive a ras de suelo y hay que tenderle la mano hacia arriba. La religión cristiana, por ejemplo, establece tres escalafones. Al grupo sacerdotal, de carne y hueso (y, según los escándalos de años pasados, demasiado); Jesús, entre lo humano y lo intangible, y al Dios bíblico, ligado todavía a un nombre, incluso un carácter. Según yo lo veo, la divinidad pura aparece cuando desaparece todo lo demás.

Es decir, se trata de cerrar los ojos, o con ellos bien abiertos tomar conciencia del todo, que un día marchará, viajar con la mente y a la vez centrarla en el presente, disfrutar de las cosas pequeñas, imaginar... ¿Qué es la religión sino un puente tendido para quien no puede alcanzar esta conciencia por sí mismo?

Por muchos errores que hayan cometido las religiones, sus miembros y líderes; lo cierto es que cuando la religión marcha la sociedad no se acerca a lo espiritual directamente, sino que se abandona al materialismo y el nihilismo.

Entonces el pueblo piensa que no hay Dios, y que como no hay Dios no hay nada, y la vida pierde profundidad, como una confusa orilla de momentos, interminable hasta que termina.

El ateísmo es tan complaciente como poco esforzado: una simplificación continua. Y tiene que llover, o dejar de llover, tras un mes seguido de una cosa o la otra, para darnos cuenta de que estamos vivos.

La religión, honestamente, y con esto espero que no se ofenda nadie, me parece una muleta, ya que pienso que Dios, precisamente como Dios, si algo caracteriza a su ser, es la inaccesibilidad;  pero el ateísmo ya no es muleta, es sentarse en el suelo del que se parte, y decir, en ese cuadrado ínfimo y a altura de hormiga: esto es todo. Y quedarse contento o triste con ello y ya está.




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Créditos de las fotografías, extraídas de Photopin

Autor: azuaravaconmigo Título: Cyborg M4p1

Autor: Rhox.inK  Título: NU RAVE 

domingo, 3 de diciembre de 2017

En Vigo faltan luces



El Ayuntamiento de Vigo se ha gastado este año 636.000 euros en luces de Navidad y no han tenido que pasar las fiestas para encontrar a quien ya ha mostrado su enfado, pareciéndole un despilfarro estúpido.

¿Tienen razón? Diría que estamos ante una paradoja: no es estúpido porque las personas somos estúpidas, y como todo el mundo sabe, en Matemáticas (y casi todo es Matemáticas), negativo y negativo da positivo.

Por sentido común, aunque no lo haya contrastado y tampoco tenga ni idea, parto de la base de que no habríamos pasado de 2 millones y medio de bombillas en 2015 a 6 millones en 2017, y de 400.000 a 636.000 euros presupuestados para ellas, si no hubieran aumentado también las demás partidas del Concello. Digo yo.

En fin, ¡al turrón!: la gente infravalora el poder de las luces de Navidad. Como si no fueran a provocar que la gente vaya en masa al centro y encima tome algo. El ABC del capitalismo moderno: gastar (es decir, invertir) para que se gaste más.

Ya no existe una sola estrella, sino cuantas más mejor. Algo funciona, pues repítelo en serie y gana pasta. Por eso todos los libros de Dan Brown, que tiene que más que ver con Mercadona que con Proust, son más o menos lo mismo. Así que ahora las estrellas son muchas, nunca demasiadas, y ya no se dirigen a Belén, sino a tu caja registradora más cercana.

Pero démosle voz al pueblo. Unas declaraciones, para FARO DE VIGO, de hace dos años. La inversión realizada superaba ampliamente las de años anteriores, como ha vuelto a ocurrir:

"Hay gente que entiende que esto es algo exagerado, que no hace falta ni son necesarias tantas luces, pero yo pienso todo lo contrario. Para nosotros esto es una maravilla",

"Se nota muchísimo si hay luces. Ves al doble de gente por la calle, está más contenta y siempre tienes más posibilidades de que entren en tu local",

"La gente está contenta y a todos nos gusta ver las calles bonitas e iluminadas, por eso cuando se encienden para nosotros como comerciantes es una alegría. El año pasado hubo un aumento importante del consumo. Si este año todavía hay mucho más, imagínate, encantados estamos"

"Estamos en Navidad, ¿no? Pues lo normal es que las calles estén iluminadas. Personalmente las prefiero así, con mucha vida, que no con un par de arcos mal puestos. Ir por la calle de tarde o de noche es mucho más alegre ahora".

De todo esto podemos sacar una conclusión principal:la gente se siente feliz cuando pasea por calles llenas de luces navideñas, o directamente sale a pasear porque hay luces, y entonces gasta más en bares y comercios.

De lo que se deriva fácilmente que no compramos lo que nosotros necesitamos, sino lo que empresarios y políticos necesitan de nosotros.(División innecesaria, puesto que todos los grandes empresarios son políticos y los políticos empresarios). En mi supermercado de confianza, hace más de un mes ya reproducían villancicos por el hilo musical.

Parece claro un proceso paralelo y contradictorio. Por un lado, a un nivel superfluo y exterior, cada vez, como diría nuestro presidente, "Más Navidad, muy Navidad y Mucho Navidad". Acabará durando el invierno entero.

Mientras, en un sentido profundo, con el corazón, la Navidad va importando menos. No sólo como celebración cristiana, lo cual tiene su lógica teniendo en cuenta que casi nadie es religioso ya en España; ni como celebración familiar, de lo más razonable puesto que cada vez nos importan menos nuestras familias, demasiado ocupados con nosotros mismos como para preocuparnos por los demás.

No es solo que el desarrollo de las ciencias, el arte y el ocio hayan destronado primero a la religión y después al de al lado, cada vez menos necesario, así que mando un Whats App y no le hago ni caso a mi abuela; es que también nos hacemos más superficiales día a día, hasta el punto de que la propia palabra, superficial, se utiliza superficialmente.

Porque que valoremos a los demás por su aspecto físico solo es una parte ínfima de lo que quiero decir, la menos importante ahora: me refiero a que nuestras garras se convirtieron en manos limadas y van perdiendo sus uñas, apenas alcanzamos a arañar la sustancia de la existencia.

Estamos tan aborregados que nos tiene que sacar a la calle un árbol que cambia de color, y nos parece triste una calle peatonal sin una bola gigante con millones de leds en la que sacarse selfies.

¿Y si lo triste fuéramos nosotros, que no solo hemos perdido la fe en lo que no se ve, sino que ya pensamos que sólo existe lo que vemos, y vivimos obsesionados con mostrar todo lo que somos y hacemos, entregados al más liviano de los sentidos?

Ahora parece que la Navidad es, visualmente, un falo puntiagudo enorme de colores que crece año a año, ya va por los 24 metros, así a ojo. Vale, está bien, puedo aceptarlo. Pero, ¿es que a nadie le importa a qué huele la Navidad?

Yo le pido al Alcalde que al fin rectifique, o sea, se gasta más de medio millón de euros en solo uno de los cinco sentidos. ¿Y si quiero tocar la Navidad? Porque muchos arbolitos pero luego la nieve falsa ésa que han puesto sirve para poco más que dar el pego y hacer bromas sobre cocaína.

Si tengo hambre, ¿dónde puedo saborear la época más bonita del año, o sea, cuando me regalan más cosas? ¿Cuál es el sonido? Porque la canción del verano es una basura distinta cada año, pero los villancicos los mismos siempre, y, ¿no deberían actualizarse ahora que la Navidad significa algo totalmente distinto o no significa nada?

De hecho: tengo una corazonada. Estoy bastante seguro de que las fiestas hoy día no existen en realidad, sólo les queda un armazón como de fantasma, no se celebran a sí mismas, sino a través de ellas, meras excusas para comprar tonterías unos y rebajarlas otros; emborracharse mucho y muy fuerte. San Juan, por ejemplo. ¿A alguien le importan un carajo los solsticios?

La Navidad es la mayor celebración del año, con tu cumpleaños, porque es una excusa válida para las dos cosas a la vez, pillarse un pedo y abrir regalos.

Y casi se me olvidaba, hablando de los sentidos, del más importante de todos, uno que vive bajo los demás, tan profundo y suave que nos damos buena cuenta de él, pero no cuando lo sentimos, sino cuando dejamos de hacerlo y le sustituye aquel vacío tan amargo. Nadie recuerda lo que fue: sólo estamos seguros de que ahora falta algo.

Una especie de amor, que no tiene nada que ver con el sexo, ni siquiera con las personas. Existe fuera de las necesidades y las palabras humanas; por lo que a pesar de su trascendencia infinita, no tiene nombre y nadie habla de él.

Para encontrar y utilizar este último sentido, al contrario que los demás, no hace falta gastarse un solo euro de presupuesto municipal, ni erigir construcciones faraónicas; porque precisamente entonces se distorsiona el tamaño de las cosas, y olvidamos su finalidad, no se diferencian torbellino y brisa, o una avenida de un callejón; se mezclan como notas iguales los árboles, los pétalos y las flores; y, lo mejor de todo: no estás seguro de si no eres absolutamente nada o el Universo entero empieza y acaba en ti.

 Tu vida pasada y futura resurge en este momento, que significa todo cuanto has vivido, cuanto puede vivirse.


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Fotografía extraída de Photopin, créditos:

Autor: omnia_mutantur 
Título: xmas lights