jueves, 25 de agosto de 2016

Medallas que saben a gloria bendita


Parece que las olimpiadas de Río, esas que tanto tardaron en empezar, ya se han terminado (sin olvidarnos de los juegos paralímpicos, claro está), y es buen momento para leer 3 o 4 periódicos del último día y analizarlos como si eso pudiera aportar alguna conclusión. La jornada de clausura, con la maratón, el término de muchas pruebas y sobre todo el "arreón final" de medallas en la delegación española, no ha dado para portada del As, lástima.

Gente como Coloma tendría que ganar el oro, morirse del esfuerzo y resucitar para sacar de ahí al partido del Madrid, tan trámite que al minuto ya ganaban -sin desmerecer a la Real, por supuesto; que hace lo que puede con su parte de la tarta-.  En fin, sin irnos por las ramas: mención aparte merece la visionaria estrategia del Marca. El diario más vendido de España lo es por algo. Han creado la doble portada. En la página uno, saluda Ruth Beitia; en la última, "el mago" Asensio conduciendo el balón. Es sublime: los pesados de turno como yo no podemos quejarnos, y además el quiosquero puede colocar el periódico con la otra portada a la luz, y así no se asustan sus lectores habituales, bien acostumbrados al monotema.

El "no fútbol" es como ese chaval de clase del que casi todo el mundo pasaba: unos lo hacían con más estilo y otros con menos, caso del As. Juan Mora titula su crónica del fin de los juegos como "Medallas que saben a gloria bendita". Saben a gloria después del ostracismo con el que año tras año nuestra prensa deportiva castiga a la gran mayoría de los deportes. Aquí en España, conocemos a los suplentes del Manchester City y con qué pie golpean pero no tenemos ni puñetera idea de deportes como el waterpolo, el béisbol, el tenis de mesa o el voleibol, aunque creamos que sí -¿cuánta gente sabe al menos cuánto duran los partidos?-.

 Quizás existan tantas modalidades deportivas como días tiene el año, pero vivimos en un redondo espejismo bordado en cuero. No sólo la prensa informativa y la cultural deben cumplir unos fines sociales, también la deportiva (que en todo caso podríamos decir que es un subgénero de la cultural). Pero nuestros Mundo Deportivo, Sport, etc. nunca se han preocupado por eso, en realidad. Son máquinas de vender periódicos, más cerca de la Cuore que de lo que deberían ser. Hablo de acercar técnicas, modalidades y valores. De esto último se presume mucho, pero es un espíritu de cartón piedra. Lo explicaré más adelante.

Y es que para mí, lo peor de todo es que los medios de comunicación, esos que tienen bastante que ver en que tantos deportistas vivan en la penumbra y la indecencia mientras otros ganan tanto dinero que ya ni saben cómo gastarlo -¿cuántos coches tenía Etoo?-; critican luego cuando esos héroes y heroínas que ellos no han tenido siquiera la molestia de dar a conocer no ganan a los representantes de otros países;  superiores, aunque sólo sea hoy por hoy; genética, económica o socialmente. ¡Y luego elogian al Madrid o el Barcelona al ganar a equipos con 10 veces menos presupuesto!  Los medios también se quejan cuando alguien paga 120 millones por Pogba: si se dedicaran a cumplir su función y no a montar el circo que han construido ladrillo a ladrillo, un jugador de fútbol no valdría más que una isla.

Luego tienen la osadía (iba a decir otra palabra, pero no hay que ser soez) de valorar las distintas actuaciones de los olímpicos. ¿Quién los valora a ellos, a nuestros "periodistas" ? Porque para puntuar a los jugadores del Real Madrid en cualquiera de sus partidos, transcendentes o no, están legitimados de sobra, pero cuando dediquen una sola portada, repito, solo una, a vela, triatlón, tiro, tiro con arco,  remo, vela o vóley playa, podrán "suspender" a nuestra representación sin que me den espasmos. Dudo que conocieran el reglamento de la mayoría de ellos. Cuidado, yo tampoco, y visto lo visto tendré que aprender por mi cuenta.

Las valoraciones siempre con las medallas como centro de gravedad, claro, porque la medallitis es constante; lo cual no sólo va en contra de mis ideales -que a quién le importan- sino que es el caldo de cultivo perfecto para el dopaje, incluso para las depresiones entre deportistas. Todo el mundo -gente que sí sabe de lo que habla, desde luego; y un ejército de cuñados, también- poniendo AHORA a Ruth Beitia como ejemplo de tesón, sacrificio, entrega... ¿Cuántos,  en estos medios mayoritarios, dijeron lo mismo de ella cuando en las olimpiadas de Londres quedó cuarta, superando los dos metros; pues en esta ocasión se ganó con la peor marca desde 1980? ¿Alguien la definió así antes, en un periódico de gran tirada, dedicándole columnas? ¿Acaso no lleva 26 años o los que sean, ejemplificando todo eso? ¿O sólo a partir de este domingo? ¿Y, yendo todavía más lejos, qué hay de Alessandra Aguilar, desfallecida en la maratón, ella no lo ejemplifica también? ¿Sólo se esfuerzan los que ganan?

El único deportista que he visto cómo es elogiado también cuando pierde es Rafa Nadal -nadie discute su mérito-; porque se nos llena la boca hablando de cultura de esfuerzo, pero somos los mismos pardillos resultadistas de siempre, que provocamos que alguien salte 2 metros y quiera retirarse, y luego la elevamos a héroe nacional de la noche a la mañana porque con 1,97 esta vez ha ganado (recordemos que en los JJOO de Pekín, con 1,96 fue séptima). Leo todo el rato que Beitia y su entrenador, Ramón Torralbo, forman un tándem perfecto. Hasta ahí de acuerdo. Pero la cuestión es que si las demás hubiesen saltado 2 metros, no lo habría leído ni una vez. Y la única diferencia es la actuación del resto de atletas. Curioso. En fin, que no se malinterpreten estas palabras: mi enhorabuena a Beitia  por toda su carrera -también por estos juegos, claro, pero no sólo por ellos-, porque lo que demostró el pasado domingo, lo viene demostrando en todas o casi todas sus competiciones, durante décadas. Los atletas no compiten sólo una vez cada cuatro años, aunque la mayoría de la sociedad española ya lo crea así. Según el As, los resultados han sido buenos teniendo en cuenta la retirada de subvenciones al deporte. Bien, se lavan las manos. Yo me pregunto, ¿los deportes que tratan los medios, necesitan alguna subvención, al menos en su nivel élite? "La plata de la rítmica prueba que no hay disciplinas vetadas para el deporte español". En los medios españoles, muchísimas.

Hubo Bolt, pero también muchas cosas más que no acaban de ponerse sobre la mesa y llegar al gran público: Ayana, Van Niekerk -quizás debería ponerse un nombre artístico, como los cantantes, algo más pronunciable, para que mucha gente deje de llamarle "el atleta sudafricano"-, Rudisha, Semenya y todo lo que le rodea -el debate en torno a su persona, aunque muy doloroso para ella, es ineludible y una de las cuestiones claves a plantear sobre el futuro del atletismo-...

El día que el bueno de Niekerk hizo récord del mundo de 400 corriendo por la calle 8, Bolt acaparó igualmente la atención en los medios cuyos nombres tantas veces he repetido aquí. Con semejante bombardeo, no es de extrañar que el atleta paralímpico Abderrahman Ait, en su columna para el As, titule que Bolt podría ser campeón del mundo en 400 y 800, si lo entrenara -se entiende al menos, que sin entrenar no sería el mejor, algo es algo-.  Cerca de ti, en uno de los bares de tu zona, seguro que hay alguien pensando que podría ganar los 3.000 obstáculos, también.

Ya para terminar: tengo la amarga sensación de que lo que importa no son nuestros deportistas, monigotes de trapo que enviamos al campeonato con el objetivo de que, habiendo hecho lo mínimo posible por ellos -nos "sobraron" tres años y pico-, consigan un numero x de metales para que no se note tanto  nuestro desprecio al 99% de las modalidades deportivas, nos sintamos orgullosos de nuestra gran nación y no se meta con nosotros el italiano del chollo. Deporte poco. El As, al resultado de  la maratón olímpica -42 kilómetros largos- le dedica tres centímetros cuadrados. Y, aquí y también en el Marca, el deporte de los JJOO aparece en un suplemento interior, así es más fácil desecharlo. Gracias bádminton, mountain bike, piragüismo, gimnasia rítmica, taekwondo, halterofilia: nos vemos dentro de cuatro años.

¡Benditas medallas!

P.D. Quizás me equivoco culpando a los medios por la invisibilidad de tantos deportes, cuando simplemente lo que ocurre es que no son "espectaculares" para el gran público y no venderían haga lo que se haga, siendo una batalla perdida de antemano. O quizás estemos ante la pescadilla que se muerde la cola. ¿Si la canción de moda es una mierda, es cosa de la gente o de los 40 Principales? En cualquier caso, no me siento orgulloso. Y eso no hay medalla que lo arregle o lo cambie.

viernes, 5 de agosto de 2016

CAROLINA NICOTINA


Los bolsillos de su vestido están hechos trizas, y sus pulmones desgarrados. Ella hace mucho que no baila, porque su torpe acompañante ha dejado el oficio, y ya no se le espera en este mundo. Tanto le gustó y tan tarde marchó que no quiso buscar más, pero el vestido de Carolina sí que tiene un lagarto pintado, y un corazón y un clavo, y todos los nacidos y los difuntos, porque allí se tejió un Sol, y de él puede salir todo, o nada: ochenta años no le han bastado para saber eso, aunque ahora mira al cielo con un poquito de miedo. 

Llueve, las gotas se deslizan por su cuello y luego escapan por los agujeros de sus botas. No necesita unas buenas, ni siquiera mueve a la vez sus dos piernas cuando camina. Los perros ladran, le distraen y se lo agradece: a veces ya no recuerda ni cuántos años hace que existe. Perdió la cuenta cuando dejó de crecerle el pelo como para  tener que ir al pueblo a cortárselo; así que podría estar ahí, debajo de la viña, indefinidamente. 

Pensaba que llevaría melena toda su vida. Ahora tiene menos pelo que peinar y más cara que lavar. Su frente es un libro abierto y ha escrito en él una línea cada hijo que le ha traicionado. Pero los enfados pasaron: ya son sólo arrugas. Antes podía ser cruel, pero lo diverso y lo adverso le ha reblandecido; intenta sacar bola y su brazo se agita como un loco y eso todavía le hace reír. Conserva todos los dientes pero ninguno es suyo. Ni divina ni adivina, alguno de sus sueños ha logrado, queriendo o sin querer, los demás ya se le escaparon y eso es nostalgia. Hace treinta años fumó su último cigarro, y aún sigue, porque le divierte el fuego. Sólo apaga este puro cuando le rodea una cortina de humo. Empezó a fumar de nuevo para así poder dejar de hacerlo y sentirse sana con ochenta años.

Le quedan sus uvas. Son verdes, redondas, le apasiona recogerlas y ver cómo maduran poco a poco. Su rutina es simple: se levanta y espera frente a ellas. No se vuelve hasta que, por visión o enajenación, le parece que han crecido. Este año se prevee una gran cosecha. El otro día vino Elena sólo para decírselo.  




 Cuando quedaba ya muy poco para la vendimia, sus huesos le empezaron a doler tan fuerte que sólo pudo cerrar los ojos y esperar que pasase. Estaba allí, bajo la viña, sintiendo el dolor y luego todo lo demás, girando alrededor, como planetas pequeños. No tenia fuerzas y tampoco quería gritar. Con las horas, los calambres retrocedieron un poco y pudo permitirse unas lágrimas. Al caer la noche, arrastró sus pies hacia la cama y allí naufragó una semana, hasta que llegó el día y un grito silencioso le obligó a salir.

Como no podía, como sus brazos parecían romperse cuando los separaba del cuerpo, se tumbó allí, en la piedra dura que le quebraba las costillas, odiando a sus propios ojos por hacerle ver cómo se esfumaba un año. Había sido tan duro el trabajo, y fructífera la estación, pero lo único que estaba en su mano era quedarse allí mirando cómo se pudría con ella todo su cariño y esfuerzo, su vida entera.

Pero pero pero sintió que la elevaban: un brazo una pierna cinco diez cuerpos y era alta como en su juventud y alcanzaba las cepas más altas y le mareaba la luz y las voces gritaban y pedían perdón mientras corrían por todas partes; se arrodillaban ante ella y cosechaban la uva y recogían sus lágrimas porque eran sus hijos, sus nietos, y la habían abandonado. La besaron y se hundieron en sus frías mejillas, que cruzaban como ríos las tímidas sospechas de ser amada.



 FOTOGRAFÍAS SACADAS DE PHOTOPIN

 FOTOGRAFÍA 1- photo credit: <a href="http://www.flickr.com/photos/79833893@N00/6422883879">La fuerza de los años</a> via <a href="http://photopin.com">photopin</a> <a href="https://creativecommons.org/licenses/by-nc/2.0/">(license)</a>



FOTOGRAFÍA 2- photo credit: <a href="http://www.flickr.com/photos/26366268@N05/6339910476">VHGU Por qué se fue?</a> via <a href="http://photopin.com">photopin</a> <a href="https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/2.0/">(license)</a>