lunes, 24 de abril de 2017

La paradoja de True Detective


Serie: True Detective (primera temporada)
Duración: 7 horas repartidas en 8 episodios
Dirección y guión: Nic Pizzolatto, Cary Joji Fukunaga
Fotografía: Adam Arkapaw
Música: T Bone Burnett
Reparto: Matthew McConaughey, Woody Harrelson

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Para quien no la haya visto o haya oído hablar de ella todavía, True Detective es una serie de investigación policíaca que hace honor a su nombre. Los casos no son resueltos de un día para otro, y se trata tanto la investigación como sus consecuencias en los destinos de los protagonistas, así como recovecos íntimos y oscuros de su vida privada. 

Y quien no la haya visto que no siga leyendo, porque (SPOILER, de aquí hasta abajo) además de adorar la práctica perfección de su forma, venía a desbarrar un poco, a partir de algunas carencias en el fondo de una de las últimas joyas televisivas de la HBO. 

Para empezar, antes hablé eufemísticamente: no se resuelve ningún caso en toda la temporada, que, se supone, es autoconclusiva. Los dos personajes principales, Rust (McConaughey) y Marty (Harrelson), intuyen a lo largo de toda la trama una extensa red de violaciones, pederastia y asesinatos en la que estarían involucrados cargos poderosos del Estado.

 Al final, le pegan un tiro en la cabeza a un enfermo mental fortachón que vive en una pocilga, colecciona muñecas y se acuesta con su hermana; y los espectadores tenemos que darnos por contentos.

De todos modos, esta perversa colección de hilos sueltos se puede dar por válida gracias a la bonita metáfora del final, mirando al cielo, que está casi negro, pero aparecen un par de estrellas: algo hemos avanzado desde el principio de los tiempos. 

Siempre habrá bastardos con machete en Lousiana y en cualquier otro lugar, pero hoy uno menos. Nunca se destapará todo, pero al menos esas ratas vivirán con el miedo de que a un compañero suyo se lo han llevado. 

Lo dicho hasta ahora se puede aceptar. Lo que más duele es darse cuenta de cómo las principales virtudes de la serie acabaron por ser su mayor problema. Esa capacidad de crear expectativas, que nos hizo intuir un cierre que la encumbraría al Olimpo de la ficción televisiva. 

Gracias al sublime manejo de la intriga por parte de los guionistas, te pasas ocho capítulos sintiendo el pavor de una sorpresa casi sobrenatural esperándote a la vuelta de la esquina. Así, perdonas cualquier falta de ritmo, y casi no te das cuenta de lo que realmente conforman los episodios: el sexo y violencia de siempre. Una tarta de cinco kilos de chocolate, con una fresa encima.

Pero acaba la temporada y el giro (in) esperado nunca llegó, el guión no era perverso e intrincado, al final sólo nos queda una serie de detectives sin más, quizás la mejor "serie de detectives sin más" que se ha hecho nunca, técnicamente deslumbrante (esos pantanos, unos paisajes tan apabullantes que te crees lo de la "psicoesfera"...). Lo mejor de True Detective es que gusta, lo peor que está hecha "para gustar".

La filosofía profunda y los agujeros negros se quedaron en unas líneas de diálogo trascendentes sin transcendencia (en la trama); y  Nic Pizzolato deja desvariar a Rust Cohle sin hacerlo él, que no le ha dado tantas vueltas para concluir un programa que se creía transgresor.




 Por un lado, tenemos a un protagonista que grazna aforismos metafísicos. No es sólo que sea pesimista y piense que la vida humana es un sinsentido, o nuestra conciencia de nosotros un grotesco error de la Madre Naturaleza; es que se atreve a hablar de Teoría de Cuerdas, universos paralelos y pesadillas.

 Con unas pocas cervezas, unas para emborracharse y otras para moldear, Rust te hace unos muñecos artesanos de latón (para decir que no somos ná) y un círculo (disertación sobre el espacio/tiempo).

Además, el tío estuvo infiltrado y flipando en mil sitios, consumió todo tipo de drogas y ha quedado tocado. Es un señor misántropo que cree que la vida es un error, pero se dedica a salvarlas y no sabe ya si lo que está mirando es real o un invento de su "locked room".

¿No tendríamos derecho a pensar que Pizzolato es los hermanos Nolan, está jugando con nosotros y un culpable Rust Cohle se metió a investigar en el caso para que nunca lo descubrieran, luego gracias a las drogas se olvidó de sus crímenes y está atormentado porque su subconsciente todavía recuerda? 

Tengamos en cuenta que varios personajes de la serie realmente piensan que Rust es un sociópata que debe ser investigado, de hecho apareció en una escena del crimen, y estuvo desaparecido una década. Pero, ¿por qué no ir más allá? Quizás el culpable sea su compañero Marty, un giro desde luego no menos impactante y genial, al tratarse de un personaje mucho más tradicional, pero igualmente gris en un sentido moral.

Y es que se han dejado también pistas para creer que ha abusado, para empezar, de sus propias hijas: la corona en el árbol (tan simbólica en True Detective), los dibujos lascivos, la actitud auto-destructiva de la hermana mayor. 

Cuando visiona un acto de pederastia/asesinato en vídeo, Marty se pone como loco. Algo que tiene perfecta explicación dado lo horrible del asunto, claro, pero teniendo en cuenta que había bebido, es un policía ya acostumbrado a ver ese tipo de crímenes (¿acaso se inmutó al encontrarse con el cuerpo de la prostituta al principio de la serie?), y no tenía ninguna relación con la niña, ¿no podríamos pensar que tal gesto se debía a la culpabilidad?

Pues eso, que al final no hay Rust pirado de la mente y engañando a todos, ni Marty traidor, ni se releva la banda de pederastas con influencias políticas. Y te das cuenta que los únicos personajes profundos o elaborados de la serie han sido el dúo principal, la esposa e hijas de Marty, el sheriff quizás... No hay demasiado donde rascar.

Y la gran paradoja de True Detective es cómo hemos venido por el personaje molón y atormentado de McConaughey, pero al final seguramente lo más relevante sea el de Woody Harrelson, viendo que la filosofía se ha quedado un poco en nada, quitando alguna reflexión soberbia por sí misma, pero más fuego de artificio que parte de la trama. 

Y no tiene el mismo mérito copiar  y pegar frases profundas que haber grabado una cinta o escrito un libro que convierta en una historia esas filosofías, caso de Matrix, El Club de la lucha... Así que me quedo con la visión a lo largo del tiempo del matrimonio entre Marty y Maggie, realista y reveladora.

Las acciones del policía, cómo abandona a su familia, su crisis "de los 40", sus acciones; cómo aniquila poco a poco todo cuanto tenía debido a su egoísmo y ensimismamiento. Fuegos artificiales y guindas del pastel hay por todos lados en True Detective, y funcionan de maravilla, pero quizás la reflexión más interesante, al final, sea ésta. 

Y sí, ha quedado todo muy negativo, pero es una gran serie, en cualquier caso. Simplemente me sentía ante la necesidad de explicar por qué no es una obra maestra, a pesar de las grandes actuaciones, los créditos iniciales, la atmósfera que consigue recrear.


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