miércoles, 22 de junio de 2016

¡POLICÍA!


Carlos, Juan Carlos y Miguel charlan amistosamente, sentados a lo largo de una mesa, mientras miran la televisión y juegan una partida de cartas. Vuelan moscas, no se proponen cazar ninguna; la situación parece confusa, no para ellos que ya la han vivido mil veces. Mañana serán elecciones. J.C. cambia de canal cuando llegan los anuncios; el rey, que se llama igual que él, abdicó: Borbón y cuenta nueva. Afuera hace un calor de mil demonios y caen derretidas las farolas. Miguel sirve vino. Una copa o dos, -les dice a sus invitados-, no es mala en absoluto. Se forma una cascada púrpura en sus adormecidas gargantas. -Buena, la primera- bromea Carlos, -la segunda, ya tal.-

Carlos susurra al intento de tocayo que tiene a su izquierda: "son las seis, ya toca"; y antes de que esas palabras silenciosas caigan al suelo ya lo está cruzando Miguel; deslizando sus pies sobre las baldosas blancas y negras con precisión de cirujano, porque todos los días son los mismos diecinueve pasos hacia la puerta. -Voy a ver quién es- declara a sus calmados visitantes y amigos, que se sirven más vino y miran de reojo a Miguel hablar solo y caminar por el pasillo, gesticulando mucho, como si le razonara algo a alguien. Cinco minutos después, ni uno más ni uno menos, el sexagenario vuelve a sentarse.

-¡Quería ponerme una multa! Ya le he contestado que debe ser un malentendido.
-¡Y vaya si lo es!- contestan sus colegas.
Beben la tercera.

sábado, 11 de junio de 2016

¿POR QUÉ CORREMOS?- parte 2



 Andrés empezó a correr con casi 50 años; entonces encontró la sensación de llegar a meta agotado, comentar sensaciones con sus compañeros, estirar, ducharse, sentirse vivo y lleno de energía. Alberto García, en cambio, lleva desde los 11. Ya ha corrido la maratón de Nueva York. Cuando Gerardo se metió en esto, creía que ir desde la playa a su casa era una proeza, y a base de proponerse retos que cumple poco a poco, ahora está empezando a preparar su primera maratón. David Torrón empezó a correr por salud, pero es ahora cuando se ha convertido en una necesidad, para sacar fuera el estrés y la presión del trabajo.

Para Abel Destar, el mayor logro es poder seguir practicando deporte después de haber padecido un linfoma; según uno de los anónimos, aprender a dominar tu mente cuando flaquean las fuerzas y sientes dolor. A Diego le fue picando poco a poco el gusanillo de mejorar marcas y aumentar distancias. Cuando dejó de conseguir grandes mejorías, no abandonó: ahora corre para quedar con sus amigos, comer con ellos y no hacer la cama ni aspirar los domingos.

Eloy, de 51 años, fumó hasta los 49, ahora quiere recuperar el tiempo perdido y ya ha terminado una media maratón en menos de dos horas. Andrea Cabaleiro siempre había hecho deporte, pero no le había dado por correr hasta que un día se calzó las zapatillas sin destino, por huir de un momento, y las endorfinas compensaron sus sufridos pasos. 

Pero hay muchos argumentos más: disfrutar de la naturaleza, poder comer sin tener que hacer régimen, disfrutar de una caña y una tapa con los amigos después de la carrera, conocer al amor de tu vida, mantener la cabeza entretenida, que el deporte “esté en casa” para que tus hijos crezcan vinculados a él, la salud, dar lo mejor de cada uno, en definitiva: sentirse mejor tanto física como psicológicamente, al alcanzar metas que no pensabas posibles. También hay gente que corre para preparar las 24 horas de Vigo.

Hace ya casi tres años que nació esta competición, convirtiéndose rápidamente en una de las carreras populares de más éxito del norte de España. Las inscripciones se tienen que cerrar inevitablemente al llegar a cierto número de inscritos, debido sobre todo a las dimensiones grandes pero no gigantescas del Parque de Castrelos, verdadero "pulmón" de la ciudad, en el que se celebra la prueba.

Hemos hablado con la cara visible del proyecto, José Vidal Rial, al frente de un gran grupo de colaboradores y voluntarios que hacen posible esta fiesta del running. A lo largo del día, se suceden catas de vino, conciertos de rock y diversas actividades mientras los corredores intentan subir vueltas al marcador. Vidal corrió hace ya 32 años una carrera de 24 horas en Barcelona, y en esa experiencia se inspiró para crear una prueba similar en la llamada “cuna del atletismo vigués”, adaptándola a las características de este recinto. Aunque siempre con precaución, debido a la dificultad de controlar y organizar un evento de tal magnitud (avituallamiento, servicios sanitarios, chips, dorsales, atención de todo tipo al atleta, regalos, necesidad de permisos…). 

Pronto será la tercera edición, como siempre el último fin de semana de agosto, y vuelve a aumentar el cupo en 5 participantes individuales y 5 equipos, acumulándose así un total de 45 deportistas individuales y 65 equipos. Vidal reitera la necesidad de ir poco a poco. Volverán a llenarse las inscripciones, seguro. De hecho, el año pasado se llenaron, abrieron nuevas plazas y se cubrieron otra vez.
El formato es simple: hay 5 categorías o competiciones distintas, aunque se disputen a la vez. Las vueltas son de un kilómetro, intentando dar las máximas posibles. Por un lado, tenemos corredores de ambos sexos que se enfrentan a la exigente prueba de recorrer el mayor número de vueltas en un día entero, pudiendo tanto caminar como correr y gestionarse según sus sensaciones y estrategia personal. En el momento que deseen se les está permitido abandonar el circuito y retomarlo después. El pasado año, los ganadores individuales fueron Rodrigo Borrego (200 vueltas) y Sara Pérez (162) habiendo ella realizado los primeros 100 kilómetros sin parar  a andar siquiera, cuando lo más largo que había corrido en competición había sido una media maratón. Sara destaca precisamente como su mayor logro esta victoria, además de cómo las relaciones en el ambiente deportivo se han convertido en parte de su vida.
La mayoría de participantes acuden por equipos, y es el grupo el que corre un día entero sin parar, relevándose sus componentes, y elaborando la estrategia que quieran: rodajes de una hora, relevos de una vuelta o dos, series de 5 kilómetros… Los equipos pueden estar formados por un máximo de 12 deportistas; y ser femeninos, mixtos o masculinos, computando en tres clasificaciones diferentes. Si la media de edad de equipo es alta, se añade un porcentaje de vueltas adicionales, por lo que puede ganar un equipo a otro que ha hecho más vueltas, en el caso de que los segundos sean más jóvenes; lo cual ha sido apoyado por algunos y criticado por otros. En equipos mixtos ha ganado BikilaVigo las dos ediciones, lo mismo A Coitelo para los masculinos. En cambio, en la competición por equipos femenina Runguerreras ha relevado el pasado año a Hotel 3 Luces en lo más alto del pódium. 
En cuanto a estrategias, podríamos comentar cómo en la primera edición los dos primeros de la categoría masculina, Atenas Running y A Coitelo, realizaron un choque de estilos. Atenas empezó desde el principio a series de un kilómetro, y A Coitelo relevaba a sus componentes primero tras 5 vueltas, luego 3. Hay que tener también en cuenta un factor: los cinco segundos –aproximadamente- que se pierden al cambiar el chip, en forma de tobillera. Atenas resistió en cabeza muchas horas pero finalmente la victoria se decidió cuando A Coitelo en las últimas horas bajó las series a una o dos vueltas y los miembros de Atenas habían sufrido demasiado desgaste después de unas 30 series de mil metros por cabeza.

 Parece que la mejor estrategia para correr lo más rápido posible sería ir a 2-3 vueltas. Los relevos de 5.000 metros provocan un ritmo algo lento y pesan mucho en las horas de mayor dureza, las series de una vuelta son inaguantables por 24 horas y no favorecen tanto por enfriarse y calentarse tantas veces el atleta; con todo lo que eso genera, además del tiempo perdido en el cambio de chip. El año pasado, utilizando esta estrategia intermedia más efectiva, los de A Coitelo se convirtieron en el primer equipo en superar las 400 vueltas. Parece a priori difícil que alguien más consiga hacerlo en la edición de este año, para la que este 8 de junio abrieron inscripciones.
Como hemos visto antes, el compañerismo y buen ambiente de las carreras es una de las razones principales que llevan a la gente a competir. Vidal ha tenido esto en cuenta,lo cual explica su éxito: “para mí es muy importante el grupo y pasarlo bien compartiendo afición. En las 24VGO intentamos llevar eso a su máxima expresión. Siempre quise transmitir emociones y sentimientos en esta carrera. Creo que lo conseguimos, al conjugar a un nivel único competición y convivencia.” 
Al preguntarle cuántos meses de preparación y kilómetros son necesarios para realizar la prueba individual sin riesgos, afirma que no son meses ni días, sino años de experiencia en ultrafondo. Aunque reconoce que lo más duro es “correr rápido, muy rápido: eso es dificilísimo”.
Desde hace varios veranos, el parque está más lleno de lo normal en julio y agosto. La mayoría de corredores son equipos ensayando estrategias y sumando "entrenos" para esta prueba, que ha hecho iniciarse en el mundo de las carreras populares a mucha gente. Comenta Vidal que para él es una gran satisfacción  haber aportado su grano de arena al mundo del running, y cómo se emociona al ver a corredores y aficionados disfrutando durante veinticuatro horas.
Imagen de la pasada edición de las 24VGO

 No divergen demasiado las respuestas de los anteriores corredores populares (2/3 entrenamientos a la semana) con las de los corredores también populares que entrenan algunos días más, entre cuatro y siete. Volvemos a sentirnos orgullosos y orgullosas de mejorar marcas, conseguir objetivos o simplemente competir contra uno mismo, terminar pruebas duras, conocer gente… Correr nos hace afrontar la vida de manera más positiva y sentirnos mejor, aumentando nuestra autoestima. Es una afición que nos ayuda, o más bien nos fuerza, a conocer la paciencia y la constancia. 

Alberto, corredor todavía activo de 37 años, tiene como mayor experiencia llegar a meta, cuando en el transcurso de una prueba las sensaciones no han sido buenas: un flato, una caída, ir más lento de lo esperado…. y aún así ser capaz de superar todo eso y terminar. Para él, correr es una práctica muy saludable, pero no tiene a esa como su razón principal, porque esta es: “desconectar del mundo para conectarse uno mismo. Desde la primera zancada hasta que paras no se piensa, simplemente se es feliz.” Juan Ramos, corriendo, ordena en su cabeza a todas esas ideas y emociones acumuladas a lo largo del día. Otros, como Alberto o Mateo, se han decantado por este deporte al necesitar menos tiempo que el ciclismo, la natación…

Antes de pasar con los atletas federados, retomemos la charla con Madó González Fernández, psicóloga deportiva, sólo mencionada en la anterior entrega de este trabajo. Seguro que sus respuestas podrán ilustrar bastante sobre los temas que estamos comentando. Por ejemplo, muchos encuestados han argumentado que lo que más felicidad les causa es superar objetivos que previamente habían marcado en rojo. Hacer 1 hora 40 minutos cuando habían pensado en 1 hora 45, por ejemplo. Madó, muy consciente de su importancia para el deportista, confirma que: “establecer objetivos es una estrategia que permite mejorar nuestra motivación y autoconfianza; pero para que funcionen tienen que ser difíciles pero realistas, específicos mejor que vagos, a corto, medio y largo plazo, de realización y de resultado, entrenamiento y competición”. 

Objetivos que motive realizar, pero no nos lleven al sobre-esfuerzo y a una sensación de continua derrota, y para varias escalas de tiempo, de modo que se evite la apatía. Aunque sobre todo, aconseja Madó, deben ser unos objetivos individuales; establecidos en función de las características, capacidad y logros anteriores del deportista. 

Saber que eres capaz de conseguir lo que te propones es el mejor ingrediente para mejorar la confianza en uno mismo. Para un corredor, el objetivo puede ser 29 minutos, para otro 1 hora, pero la satisfacción de haberlo conseguido es la misma para los dos; concluye. De ahí la importancia de establecer los objetivos correctos. Si el ejemplo de 29 minutos hubiera estimado 28.30, quizás acabaría más insatisfecho que el corredor de la hora.

Con Madó hemos hablado también sobre riesgos del deporte, como la adicción: “muchos corredores de los llamados populares están llegando a un límite peligroso que rodea lo que en psicología llamamos dependencia (…) personas que acaban sacrificando su vida familiar por entrenar todos los días o correr todos los fines de semana una carrera”.

En cuanto a la importancia de la psicología en el deporte, no le gustan los porcentajes: “cada parte del entrenamiento es importante. El factor psicológico claro que tiene un peso fundamental en el rendimiento, está demostrado científicamente. Aunque no sea de dominio público, cada vez hay más clubes, deportistas y federaciones que trabajan con psicólogos, pero hay que seguir trabajando, para que la labor del psicólogo se vea como una parte del entrenamiento y no como un parche para cuando haya problemas”.

Madó enumera los beneficios psicológicos de la carrera a pie: bienestar emocional, mejora en los niveles de confianza, construcción de una imagen personal más positiva, desarrollo de un mayor autocontrol, estabilidad emocional, disminución del estrés…. 

Tenemos muchos problemas, pero cuando empezamos a correr parecen ocupar un segundo plano porque nuestra mente se centra en otros puntos. Zancada a zancada cambiamos el foco de nuestra atención, olvidando un poco aquello que nos preocupaba. Además, esto poco a poco va forjando nuestra personalidad: “cuando practicas deporte no sólo estás mejorando aspectos físicos, también la capacidad para tolerar la frustración, porque unas veces se gana y otras muchas se pierde. Aprendemos, también, que las recompensas no siempre son a corto plazo. El valor del esfuerzo, del trabajo en equipo”.
 
Uno de sus temas favoritos, del que lleva investigando más de 15 años y sobre el que ha escrito varios artículos, es el de la retirada deportiva, para la cual, según dice Madó, también es necesario entrenarse, como uno de los procesos más importantes a los que se enfrentará todo deportista; con cambios físicos, sociales y económicos, como aparece relatado en su artículo con Juan Bedoya López llamado “Después del deporte, ¿qué?. Análisis psicológico de la retirada deportiva”. Dicha retirada tendría en muchos casos efectos traumáticos. Una vez termina el éxito, pocos se acuerdan de sus antiguos ídolos e incluso aparecen desórdenes graves como adicción a las drogas. 

Como se afirma en el citado trabajo de Madó, a pesar de que todos los deportistas son conscientes de que su retirada llegará, pocos se preparan para ello, y esto afecta gravemente a aquellas personas que se identifican sólo como eso, deportistas: visten ropa deportiva, leen prensa deportiva, visitan lugares relacionados con el deporte, conservan amistades sólo de su especialidad… Cuando orientas tu vida al deporte te valoras según tu actuación y éxitos en él, por lo que la retirada puede ocasionar problemas de adaptación emocional muy serios, en busca de un nuevo rol. Concluyen Juan y Madó el artículo con la necesidad de implantar programas de reinserción laboral y asesoramiento para estos casos.

Entrando ya en el atletismo federado, Agustín Hernández Ulloa parece dar la razón a Madó en cuanto a la evasión que proporciona la carrera. El joven atleta narra cómo corre “para escapar un poco de lo que me rodea. Cuando corro no pienso en nada, simplemente me concentro en el hecho de avanzar. Mi mente y cuerpo adquieren un estado al margen de la realidad que me hace continuar, e incluso repetir, por la sensación de bienestar que produce. Tiene poder adictivo sin duda. Esto, unido a mi afán de superación y motivación, hace que corra prácticamente todos los días”.
Unas zapatillas, un cronómetro y un tartán: lo demás no importa. 

Ana empezó a correr porque nunca se le habían dado bien los deportes de resistencia, y se lo puso como un reto personal. Cree que si algo es muy fácil te aburre, y la gracia es esforzarse y al final conseguirlo. Si no es un reto, pierde interés. 

Juan Pablo Fernández Rodrigues, sub-campeón sudamericano de milla en ruta en 2005, y con unas importantes marcas de 1.49 en 800 y 3.43 en 1.500 metros, afirma que correr mejora su productividad en los demás aspectos de su vida. 



Y también atletas federados comenzaron esta práctica deportiva por salud, o la tienen como un factor muy importante: Alfonso López Menduíña, presidente del Club Atletismo Santiago y bronce en 800 en el Campeonato de España de veteranos durante la temporada 2014-15, utiliza el deporte como uno de los tratamientos recomendados para la Diabetes tipo 1; Marcos Castro hizo atletismo de joven y lo dejó, pero al detectársele una enfermedad degenerativa, le animaron a que volviera, consiguiendo minimizar muchas de las secuelas. 

A Marcos, ya retirado, le motivaba creer que podía hacer lo que nadie más creía posible. Considera como su mayor logro un entrenamiento: ganarle en un 900 entrenando a Fernando Vales, joven atleta de gran progresión, teniendo Marcos la cadera fastidiada – no le dejaba ya correr media hora seguida-. Al terminar, en 2.50, no pudo levantarse en 15 minutos. Para el citado Fernando, su mayor logro es haber sido campeón gallego absoluto de 800 metros, y no conoce una razón concreta de por qué corre, pero destaca lo bien que te sientes a pesar del sufrimiento, cuando acabas un entrenamiento o una carrera en la que lo pasaste mal.

Gabriel Monterroso piensa que no ha mostrado todavía lo mejor de sí mismo en una competición; por lo que ha disfrutado más en entrenamientos solitarios por caminos de tierra que en campeonatos. De todos modos, completar un buen "entreno" ya es una enorme experiencia para él, independientemente del resultado conseguido después en los controles. 

Para el mismo Gabriel, correr “ te aporta mucha alegría pero también dolor (van de la mano). Te vuelve una persona más fuerte y luchadora, algo que se plasma no sólo en el deporte sino ante las adversidades que pueden aparecer en cualquier ámbito de la vida. Mantener intacta la ilusión por este deporte después de una dura lesión, y salir de ella más sabio y maduro, es uno de los mayores logros que se pueden conseguir. Actualmente me veo envuelto en unos problemas de salud graves que me están alejando de las zapatillas, del deporte en general e incluso de la vida académica. Pero el poder adoptar una mentalidad positiva se lo debo en gran parte al atletismo, y tengo la certeza de que cuando vuelva disfrutaré más que nunca, sin importar cuánto tenga que esperar para hacerlo. Ese es el tipo de ilusión, la fuerza que te da el deporte”. 


  
Shara Pérez tampoco tiene una carrera en particular de la que estar orgullosa, pero sí lo está, en el fondo de cada competición y cada puesto, porque hizo todo lo que pudo. De igual modo, Adrián Lago Tizón, júnior con 3.54 en el 1.500, está orgulloso de ofrecer siempre lo máximo de él, tanto compitiendo como entrenando. Él no es capaz de imaginar la vida fuera del atletismo, y Diego Escribano Vélez, de encontrar una razón concreta de por qué corre: reto personal, campeonatos, récords… o, como dice, que simplemente es corredor. 

Otros atletas lo tienen más claro: para Luisa María García, su mayor éxito es haber quedado subcampeona de España, para Xose Cabado ser subcampeón de España dos veces y tener el récord gallego de 400 vallas, y para Javier García Fernandez, haber sido seleccionado para representar a Galicia con la selección absoluta en el relevo de 4 por 100 e ir al Campeonato de España Absoluto de Castellón.

 Fran Iglesias destaca los viajes a las ligas de División de Honor con su equipo, Jorge Puig Malvar, haber sido campeón gallego absoluto de 800 y 1500 metros al aire libre el pasado año, Juan Carlos Sande, acabar todas las carreras aunque sea “muerto”, Jose Márquez Suárez, haber sido octavo en el campeonato de España juvenil de 1.500 en pista cubierta…

Vicente Suárez Amoeiro corre por superación personal. En sus propias palabras, “no tener nada que perder pero mucho que ganar”. María del Mar Casillas Dorado cree que lo más grande que le ha dado el atletismo es su forma de ser, ya que desde pequeña ha ido creciendo entre estudios y entrenamientos, y eso la ha llevado a convertirse en la persona que es hoy en día.

Aunque el veterano de 55 años Antonio Fuertes Saavedra posee un gran palmarés (dos veces Campeón del Mundo de veteranos de Media Maratón y una Subcampeón, con el equipo español; entre otros muchos éxitos internacionales, nacionales y locales);  a pesar de ello, actualmente gran parte de sus razones para continuar son relacionarse con las personas del deporte, cuya compañía disfruta. Al final, dice Antonio, lo que le satisface más es la gente que has podido conocer y las experiencias vividas durante tantos años.

Ignacio García Ramón, atleta de medio fondo y fondo de 26 años, piensa que ya es un logro cuando en competición sale afuera todo el sacrificio realizado en los entrenamientos. Comenta que “han sido muchas las experiencias como para quedarme solo con una. Una de las más gratificantes fue cuando logré bajar de 8.10 en 3.000, ganar el Campeonato Gallego de Clubes poco después de fallecer mi madre o el más reciente, un puesto finalista en un Campeonato de España Absoluto en pista, quedando séptimo, un pequeño sueño que había tenido desde pequeño.” 

Osiris Rey aprecia cuando ganó el campeonato de España y fue internacional, pero aún más el llegar a ese momento de forma en el que vas muy fuerte y fácil, y parece que no cuesta. Sandra Mosquera, séptima en un Campeonato de Europa de Cross junior, no afirma correr por esos éxitos sino simplemente porque cuando lo hace se siente feliz. A Ester Navarrete, que también ha representado a España en un campeonato de Europa de campo a través, el de Albufeira 2010, dice disfrutar de cada zancada y cada reto que se propone. Para Gonzalo Basconcelo, tres veces internacional con España, el atletismo es lo que le hace feliz, le llena y ha forjado su personalidad. 

Ivo Maseda cree que corre por una necesidad de plantearse objetivos en su vida, tanto a corto como a largo plazo, tener algo en el horizonte y una motivación para el día a día. Ha sido internacional con la selección española en categoría juvenil, en la prueba de 1.500 metros lisos. Carmela Cardama Báez, quinta en el Campeonato de Europa Júnior el pasado año en 5.000 metros lisos con 16.23, disfruta viendo cómo es capaz de superar sus expectativas de sí misma; y al entrenar con mucha gente alrededor, que hace los entrenamientos divertidos incluso cuando son duros.

lunes, 6 de junio de 2016

¿POR QUÉ CORREMOS?- parte 1



“Un día hace 10 años, más o menos, empecé a correr y correr. Llevo cuatro meses lesionado, pero mi cabeza sigue corriendo. Como la mayoría de mis compañeros, jugué al fútbol muchos años. Al dejarlo, empecé a correr para mantenerme en forma y no engordar mucho. Fue en la famosa pista del monte: al principio completaba sólo una vuelta de 5 km, en unas semanas subí a dos vueltas, a la siguiente tres y cuando fui capaz de hacer cuatro supe que estaba preparado para la carrera que todos queremos hacer por primera vez.
Me estrené en la Vig Bay con un temporal que si llega a ser hoy suspenden la carrera. Termino tres o cuatro medias maratones, y carreras de 10 kilómetros. Un día entrenando en la pista del monte me dije: voy a hacer una maratón.

La primera maratón suele imponer respeto, pero al final lo pasé muy bien, así quise preparar otra y mejorar mi tiempo. Ya tenía la droga dentro. La siguiente fue en Madrid, pensé que nunca se terminaba. Sufrí mucho para acabar, me dije que ni una más.

Llevo ya 11. Entre carrera y carrera fui animando a mi hermano, cuñados, primos y amigos a que empezaran a correr. Poco a poco nos unimos y formamos un pequeño club, con la única aspiración de que duremos muchos años juntos y nos lo pasemos bien”.

Entre que se levantan y acuestan, muchas personas de este y otros países –como el anónimo deportista cuya historia has leído ahora- se visten de corto, calzan unas zapatillas y salen a correr; por montaña, asfalto, caminos de tierra o una pista de atletismo. Atletas que se deshacen y rehacen en la lucha por un gran objetivo, que disfrutan, sintiéndose libres, y charlan en compañía al paso ligero que marcan sus pies, exploran nuevos senderos entre laberintos de árboles, o simplemente corren. Pero... ¿por qué lo hacen? ¿Por qué corremos?

Para elaborar este pequeño reportaje, he entrevistado a algunas personas destacadas dentro del deporte y expertos en él; y además he realizado una encuesta en la que han participado 215 corredores de ambos sexos, todas las edades y distinta clase y condición; segmentándolos según su nivel de práctica deportiva.


Nivel de entrenamiento/ exigencia
Número de encuestados (total 215)
Muy esporádicos (épocas de no correr en absoluto)

2 (0,93%)
Salgo a correr de vez en cuando, como mucho un par de días a la semana, no competitivo

9 (4,19%)
Entrenamientos regulares y frecuentes, pero no compito o muy poco competitivo

5 (2,33%)
Corro 2/3 veces a la semana y compito en carreras populares

84 (39,07%)
Entrenamiento casi diario, compito en carreras populares en su mayoría

37 (17,21%)
Practico atletismo federado aunque corra alguna popular, no doblo sesión ni acudo a campeonatos nacionales

29 (13,49%)
Participo regularmente en campeonatos de España o he doblado sesión, entrenamiento casi diario

35 (16,28%)
Atleta al menos una vez internacional, pero no profesional

11 (5,12%)
Soy o he sido atleta profesional

5 (2,33%)



No se deben tomar estos porcentajes como los reales para cada grupo, pues aunque no de forma acusadísima, inevitablemente he seguido unos derroteros “elitistas”. No hay en absoluto un atleta profesional por cada 100 corredores, cosa que podría hacer pensar esta clasificación. Lo que he querido es tener representación tanto federada como popular, si siguiese un sistema no “viciado” en ese sentido, tendría más de 500 corredores del grupo más amplio (2-3 entrenos a la semana y competición popular los fines de semana) antes de alcanzar 2 o 3 profesionales, cuando con 100 encuestas habría tenido de sobra para conocer a grandes rasgos las motivaciones de cualquier grupo.
Realmente el objetivo de este reportaje no es ser un análisis definitivo y científico, sino reflexionar sobre las razones que motivan a “impulsar las piernas de tal modo que ambos pies quedan en el aire” a personas tan distintas como un olímpico, una atleta internacional y una persona que hace deporte para adelgazar.

Pero no debemos dejarnos llevar por la emoción, sino comenzar este reportaje reconociendo que esta actividad conlleva para todos ciertos riesgos, y existen precauciones a tomar. Así, en una distendida charla con Ramón Antonio Centeno Prada, Asesor Médico del CAMD (Centro Andaluz de Medicina del Deporte); me ha explicado cómo en la práctica deportiva ponemos a los sistemas cardiovasculares y el aparato locomotor al máximo, y no sabemos cómo puede reaccionar el cuerpo a este gran estrés. Por tanto, afirma que cualquier corredor, desde el momento en que no se ha hecho ninguna prueba médica, está poniendo en riesgo su salud; sobre todo dentro del atletismo popular donde hay personas con sobrepeso, hipertensión, colesterol… El deporte, aún a baja intensidad, sin un estudio de nuestros factores de riesgo, puede acabar perjudicándonos en lugar de mejorar nuestra salud. Un simple reconocimiento general y un electrocardiograma es suficiente para detectar problemas graves y estar tranquilo, explica Ramón. Sólo una pequeñísima parte de los deportistas desarrollaría dolencias no detectadas.

El doctor nos comenta que la gente no se hace reconocimientos porque “no le duele nada”. También nos sugiere que eres hipertenso y no tienes molestia alguna hasta que llega la crisis hipertensiva. Esperamos a que lleguen los problemas de salud para preocuparnos e ir al médico. En sus palabras: “hay gente a la que corriendo una carrera popular le da una hemorragia, y si antes se hubiera hecho un simple reconocimiento se habría detectado el problema”.

El objetivo es reducir la muerte súbita; algo debido sobre todo a infarto, colesterol o diabetes en mayores de 45 años; y  a problemas congénitos en los más jóvenes, siendo estos detectables si se analiza el árbol genealógico y el paciente realiza según estos antecedentes familiares unas pruebas más específicas.

En Italia bajó drásticamente hace 20 años el número de muertes súbitas al obligar por ley a que todos tuvieran que hacer un reconocimiento o un electrocardiograma, así que  Ramón defiende que debería  ser obligatorio para cualquier deportista realizar un reconocimiento obligatorio anual (aunque el tiempo dependería del nivel de forma y rendimiento de la persona); añadiendo una analítica o una visita al cardiólogo especialista si los resultados son dudosos.

Hablando ya de deportistas de élite, para Ramón algunos de los principales problemas aparecen cuando éstos abandonan de forma radical su actividad; éste es el centro de estudio de varios artículos de la psicóloga deportiva Madó González Fernández, con la que hablaremos más adelante.
Volviendo a Ramón, explica que los velocistas, jugadores de deportes de equipo… cuando cesan en su práctica deportiva continúan comiendo a un ritmo similar, surgiendo factores de riesgo nuevos como el sedentarismo, el colesterol o la hipertensión. Comenta que esto es más extraño en pruebas de resistencia como la maratón, por la adicción que generan.


Parece tener razón, al menos en el caso concreto de Carlos Adán Arias, atleta olímpico hace ya 24 años, en aquellos juegos de Barcelona´92, campeón de España de Cross en 1994 y poseedor del récord gallego de 5.000 metros, 13.19.71 –a un ritmo medio de 2.39 el kilómetro, casi nada-, realizado en la ciudad de Sevilla en 1993.
Carlos no se imagina sin correr, pasar las tardes sentado en un sofá. Además, agradece ya no tener responsabilidad y poder realizar un deporte sano, como no es el de élite por el desgaste brutal que genera. Alejado de la presión de becas, títulos y récords, acude actualmente con alegría a bastantes carreras populares. Es un caso paradigmático para este reportaje, al aunarse en una sola persona ambos lados del espectro: el atleta de élite mundial y el corredor popular que compite por diversión, aunque sus tiempos sigan siendo muy distintos a los del pelotón. De todos modos, a pesar de su calidad, afirma que comenzó en esto por pura casualidad. Practicaba “todos” los deportes y realizó un día la carrera de su barrio. No ocurrió nada, pero el año siguiente sí. Quedó segundo y consiguió llamar la atención de un entrenador que había llevado a sus atletas, Ignacio. Carlos iba a cumplir 16 años y comenta que si no fuera por ese encuentro quizás no se hubiera dedicado al atletismo.

Carlos Adán en la Carrera de Samil de 2016
En cuanto a las condiciones para triunfar como atleta, nos enumera (tomad nota): tener clase y condiciones, motivación, sacrificio, cuidarse – no se puede entrenar mañana y tarde y luego ser un “veleta” por la noche-, muchas ganas, la cabeza. Carlos dice que sin cabeza no se puede hacer nada en la vida, y en el deporte menos. Él doblaba sesión y me comenta que a veces no le apetecía ir, pero se acababa convenciendo porque era su trabajo y le gustaba.
Preguntado sobre la posibilidad de vivir del atletismo, argumenta que tuvo la gran suerte de vivir bien, y que por sus conversaciones con otros atletas observa que ahora la situación es peor. “Desde que me he retirado, el atletismo ha ido para atrás: las empresas no se deciden a apostar por él, los ingresos y becas han bajado… Ahora es más complicado que un élite pueda mantenerse. Yo nunca hacía populares, ahora la élite del fondo gallego corre regularmente este tipo de carreras por 300 euros. Esto tiene una razón”.
En cuanto al futuro, valora a la gran generación de atletas júnior que tiene hoy Galicia (Miguel González Carballada, Adrián Ben, Tariku…), aunque también avisa de un traumático y duro paso de junior a sénior. “Pasé de quedar 19 en un mundial a no ser internacional en 3 años. Otras personas quizás no tengan esa paciencia y lo acaben dejando. Yo siempre digo que hay que ser constante. Si lo intentas, por lo menos sabrás si lo puedes lograr o no.”

Hace unos días, con casi ya 50 años, realizó 9 minutos 27 segundos en el 3.000, en una reunión popular en las pistas de Balaídos, organizada por el Celta de Atletismo.

Hay muchas razones por las que correr, y eso lo puedo comprobar con las respuestas de la encuesta. Para ordenar un poco entre todo el caos, hablaremos primero del sector popular, más tarde del federado. Las preguntas fueron iguales para todos: nombre, edad, estado actual activo/ inactivo, cuál o cuáles consideran su mayor éxito hasta el momento y qué razón u objetivo les motiva para continuar. Estas dos preguntas principales, es decir, logro del que están más orgullosos y principal razón, en muchos casos se responden igual o de forma intercambiable, sobre todo en el caso de deportistas populares. Por tanto, podemos analizarlos conjuntamente.
Sin duda, algunas de las principales motivaciones son realizar turismo, conocer nuevas ciudades o personas, adelgazar, superar los propios límites, desconectar, sentirse bien, el ambiente de las carreras, la sensación de libertad, buscar una válvula de escape, olvidarse de todo por un momento…
Alejandro García Vizcaya, corredor esporádico, considera como su mayor logro haber corrido 5 horas seguidas por Sevilla, desde San Bernardo hasta el huevo de Colón, ida y vuelta; pero sobre todo le gusta porque le evade correr con sus perros, para así conseguir un momento de tranquilidad después de todo el día.
Para Alejandra Santomé, es motivo de orgullo ser capaz de correr una hora seguida, cuando antes no aguantaba ni veinte minutos. Esta práctica le sirve para desestresarse y mejorar la forma física de cara a otros deportes. David Martínez Vega siente que ya es un logro en sí mismo cuando consigue salir a correr pese a no tener ganas.
A Laura Gómez Vales, que también corre muy esporádicamente, le libera de las tensiones del día y le hace sentir mejor; cuando sale a correr le gusta recordar un día y un paisaje en el que llovía y salió el Arco Iris. Patricia Quintas Carreira intenta sobrepasar sus límites para crecer como persona, y para Gonzalo Méndez Fráguas, lo mejor es disfrutar cuando has conseguido finalizar un entrenamiento muy exigente, comprobando así que todo va bien. Las personas nombradas nunca han competido o ya no lo hacen, pero han encontrado una motivación para correr fuera de dicha competición, en alguno de los beneficios que aporta este deporte.
Al pasar al grupo de corredores y corredoras que entrenan 2/3 veces al día y hacen carreras populares, nos encontramos quizás con nuevas respuestas; comenzamos a hablar de realizar marcas y acabar maratones. Una prueba tan dura que ya sólo terminarla puede ser un difícil objetivo.
 Pero a veces los mayores logros no son propios. Una corredora, que prefiere permanecer en el anonimato, la vez que se sintió más orgullosa en el deporte, fue cuando vio llegar a sus compañeras en su primera Vig Bay (carrera popular de gran participación entre las ciudades gallegas de Vigo y Baiona); ese día no pudo acompañarlas por lesión pero verlas cruzar la meta la hizo llorar. Juan Sánchez corrió la misma carrera mano a mano durante los 21 km con una corredora a la que no conocía de nada –podría ser fácilmente una de las amigas de nuestra anónima-, realizando ambos mejor marca, y felicitándose al final con un abrazo. Le da mucho valor a la deportividad de ese día.
 Sali está enganchada al subidón de cruzar el arco de meta: un inyección de energía para toda la semana. Para ella, lo mejor es incorporarse a un grupo de entrenamiento, y contagiarse de su afición, su entusiasmo y ganas. Raquel López aún recuerda su primera media maratón, las sensaciones corriendo, la emoción al escuchar a la gente dando ánimos.
Marta Suárez destaca este deporte en su plano social; cómo las competiciones le acercan a personas que estima y le han abierto una red mayor de amigos y conocidos. Algunas personas incluso consideran que lo que hace merecer la pena tanto esfuerzo es haber conocido a alguien en particular: para Jose, al triatleta Iván Raña; Pablo Pidal considera que uno de sus mayores logros, además de picarse con los colegas, mejorar tiempos y no abandonar nunca, es  en sus propias palabras “conocer la existencia de Jesús Bernal.”
Luis es escueto en sus razones: “después de correr me encuentro mejor que antes. Eso es todo.” No puede hablar de una mejor experiencia porque no las ve formando un ránking, pero se siente bien cuando madruga para ir a una carrera.

Este grupo, el de corredores  que entrenan 2/3 veces a la semana realizando una popular los sábados y domingos, es el más amplio de todos y con ellos continuaremos el próximo día. También hablarán tres grupos más, los corredores populares que entrenan casi todos los días y los atletas  federados de nivel autonómico y nacional. Además, la psicóloga deportiva Madó González Fernández nos hablará de la retirada del deporte, sus beneficios psicológicos e incluso nos dará algún consejo. 
El miércoles nos vemos en la segunda parte, y el domingo terminaremos con alguna que otra sorpresa y la conclusión final.