martes, 28 de febrero de 2017

Gay Talese: El silencio del héroe


Libro
Autor: Gay Talese
Tema: Periodismo Deportivo; reportajes
350 páginas

Talese detesta ese adjetivo "Nuevo" coronando la etiqueta del Nuevo Periodismo, (cuya gestación y liderazgo le han sido atribuidos a él y un selecto grupo), debido a que se basaron en la tradición.

Una tradición literaria, por supuesto. Nos referimos a la obra de autores como Irwin Shaw o Fitzgerald. La forma que utiliza Gay Talese para narrar; intensa, con pasión por la anécdota y lo oculto, ya se practicaba antes en la no-ficción y existían muchos grandes escritores con este estilo. El mérito del reportero del traje es haber encontrado un nicho competitivo en la utilización de estas técnicas dentro del periodismo, donde primaba la dictadura de las 5W (qué, quién, dónde, cuándo, por qué). Su forma de narrar, buscando sombras, era y todavía es tan distinta de las convenciones formales del periodismo directo que a menudo la impresión de que sus relatos son invenciones suyas, como cuando narra en primera persona los pensamientos de un boxeador que ha recibido un K.O. Pero esos párrafos estaban basados en entrevistas y un trato cercano con la fuente, hasta que le cuenta "cosas que no revelaría a su propia familia".

En El silencio del héroe, uno de sus libros más clásicos, Talese se aleja de la ansiedad por lo noticioso, ese hablar del  ahora y lo "más importante", a favor de gigantes torpes aguardando bajo el aro de la canasta y púgiles retirados que han recibido demasiados golpes como para emitir más que balbuceos. En palabras de Michael Rosenwald, el reportero “evitaba encargos que pudiesen acabar en primera página, donde sabía que la noticia era más importante que el relato.”  Recogió en el volumen que comentamos hoy algunas de sus mejores crónicas, reportajes y relatos variados; centrados sobre todo en los deportes típicamente "americanos": boxeo, béisbol, golf...

Demuestra que el que fue un día protagonista siempre lo será (Floyd Patterson), y que cualquiera puede serlo, en caso contrario, la culpa está en el periodista por no saber encontrar el enfoque adecuado: todos somos relevantes de alguna manera, pues como humanos limitados, como puentes hacia sueños, reflejamos impulsos y anhelos universales.

 El anciano periodista de Nueva Yersey le dedica textos al reflejo de entidades abstractas, como la brutalidad (Una tarde en el campo de fútbol); o a profesionales olvidados, sin los cuales el deporte no sería lo mismo: el dentista que fabrica protectores dentales para los boxeadores, el cronometrador, un agente publicitario,los caddies en el golf : "genios ocultos como Leggy Ahearn, que sabía con qué palos Walter Hagen daba sus mejores golpes cuando tenía resaca y cuando no."

Talese busca lo memorable, el elemento trascendente, siempre y en todo lugar. Es el caso de N.Y.U. gana a pesar del frío gélido. El desapego por parte de los espectadores (sólo acuden dieciocho hinchas, y marchan antes de que termine el partido), haría abandonar a cualquier reportero; pero él consigue, a partir de esta nefasta situación de partida, construir la base para su relato: la falta de pasión por el béisbol, el frío, la chica que acude porque está saliendo con el tercera base, el tío de un chaval que ni siquiera llegó a jugar. Lo más pequeño adquiere relevancia frente a las plumas de este autor.

En cuanto al estilo, nunca esconde su fascinación por la frase larga, con subordinadas; así como un tono jovial. Nunca sabes muy bien si habla realmente en serio o no: “Billy Ray (…) era tan duro que cuando los guantes de boxeo se popularizaron, allá por la década de 1980, se retiró. Aquel deporte se estaba ablandando demasiado. Ahora ya va por los noventa y cuatro años. Todos aquellos a quienes atizó han muerto. Billy Ray es el último de los púgiles sin guantes.” Aquí demuestra otra vez más, en este párrafo, su capacidad para encontrar lo memorable e importante (de ello, se supone, trata el periodismo), incluso en las “peores condiciones”, sin depender de los resultados del partido de este fin de semana. 

El perfil del mencionado Billy Ray es  un gran ejemplo de cómo sacar una buena entrevista incluso de alguien que apenas habla. Dando prioridad a la historia por encima de todo, Talese no se da por vencido: reproduce sus balbuceos y los justifica describiendo profusamente el salvajismo de sus días en la lucha.




 Su uso de la ironía a veces es muy fino, en otras ocasiones, parece reírse a carcajadas de sus retratados, nunca mejor dicho. Son obras maestras “El rey de las halteras: más músculo que cerebro” o “De viaje, a ninguna parte, con los Yankees”: “aunque no van a ninguna parte en la liga americana, los Yankees viajan en primera clase”.

También hay espacio para reflexiones profundas, acerca de la forma de tratar los conflictos en el periodismo (Raza, reporteros y responsabilidad) ; o el extraño estudio sociológico “El doctor Birdwhistell y los deportistas”; que recorrió "kilómetros y kilómetros de toallas sucias" para llegar a conclusiones como“un padre autoritario, una madre demasiado cariñosa y un hijo retraído componen la estructura de familia que acaba produciendo un deportista” “los grupos étnicos que llevan guión; por ejemplo, las clases más pobres entre los polaco-americanos, italo-americanos, irlandés-americanos, sueco-americanos, pasaban hambre y se sentían frustrados con un sistema social que les era hostil, así que producían antropoides furiosos con propensión al contacto físico y a aporrear cabezas”.

En un ejercicio igualitario, Talese humaniza a los mitos y mitifica a los humanos, es decir, los perdedores, que somos mayoría; ese Lenny Randle corriendo por la banda mientras entrevistan al héroe del partido, preparan el autobús y limpian el campo. Todos se han ido y nadie puede verle, apenas a quienes han pagado para recoger las pipas entre los asientos.

En general, realizó acercamientos en profundidad a sus personajes, pero en grado extremo con el boxeador Floyd Patterson, de quien publicó treinta y siete artículos, y en El silencio del héroe se presentan un puñado de ellos; mostrando al alma sensible que había detrás de los puños de hormigón armado: “es muy fácil herir mis sentimientos. Puedes darme un puñetazo, y me quedaré igual. Pero tus palabras pueden llegar a afectarme muchísimo”.

Floyd nos explica cómo, en medio de un combate, cuando te dan un golpe y sientes un dolor indescriptible en palabras, tienes que sonreír para que no te acribillen. Reconoce sus salidas por la trampilla, con barba postiza, en un intento vano por eludir la vergüenza de su fracaso.  “Cuando ganas, todo es fácil. Cuando se conoce a alguien de verdad es en la derrota”. Talese nos muestra un extenso relato del día a día del boxeador, con el lugar de entrenamiento como centro de gravedad en su vida; pero no se olvida del lado humano, la familia, sus niños correteando alrededor del viejo ring. En un ejercicio de simetría literaria, el gran reportaje "El perdedor" comienza y termina con mapaches y otros animales rebuscando en su basura.

“Un hombre receloso en el rincón del campeón”, sobre el mánager de Floyd, D´Amato, y sus múltiples excentricidades, es un soberbio ejemplo de literatura en mayúsculas: “la última vez que lo vieron, tuvieron que ayudarlo a ir al vestuario, donde lo esperaban unos inspectores de Hacienda para rematarlo”; “evita llevar una vida de famoso y hacer nuevos amigos porque, afirma (Floyd), ambas cosas desaparecerán cuando pierda el título, y no quiere echarlos de menos”.

En el enternecedor trabajo "Joe Louis: el rey en la mediana edad"Joe es un hombre mayor que mira la televisión, juega al golf, ha desperdiciado varios matrimonios e intenta sin conseguirlo flirtear con mujeres más jóvenes. Su antigua esposa recuerda el último combate de la gran bestia que fue de joven (quizás, incluso el propio Joe lo había olvidado ya), ante la atenta e incómoda mirada de su marido, que sufre cómo ella revive con pasión al joven enérgico que le enamoró. El paso del tiempo no ha dinamitado esa imagen que ahora recuerda su gran televisor.

Talese refleja con suavidad y cariño lo imposible de dar marcha atrás al tiempo, en detalles definitivos como Dimaggio envidiando las espaldas de cuatro jóvenes cualesquiera. Se preocupa también por la jugadora de la selección china de fútbol que falló un penalti decisivo. La mirada de Talese es un balón de oxígeno para el deporte: normalmente, cuando un deportista envejece, todos se olvidan de él, y encumbran al siguiente, en un proceso ininterrumpido que va dejando a unos y otros en la cuneta. Mientras, él escribe sobre el repartidor de aguas, el policía que cortó el tráfico, los albañiles pintando las verjas del estadio.

“El arquitecto de los campos de golf” comienza: “El avance del ser humano se ve acosado diariamente por multitud de pequeños obstáculos: los semáforos que se ponen rojos en el último momento, la rubia sensual que al final dice no (…) casi todos los obstáculos de la vida, tanto reales como imaginarios, surgen de miles de fuentes diversas, excepto en el golf, donde gran parte de los obstáculos los crea un solo individuo: un hombre menudo y bastante omnipresente llamado Robert Trent Jones”. Una vez ha captado así nuestra atención, nos empieza a contar su historia, la de uno de los más importantes constructores de hoyos de golf de EEUU.

Y, finalmente, Ali en la Habana, donde describe sin reparos la enfermedad y mudismo del campeón, las pifias verbales de Castro y los trucos de magia que le emocionaron. El silencio del héroe es una obra completa de periodismo lento, profundo, expansivo; una mirada distinta al deporte y a la vida más allá de él; porque no existen compartimentos estancos y quien hoy chuta y corre ayer leyó, sufrió por amor o frió un huevo mientras su hijos le agarraban por las perneras del pantalón.

La triple lección de Talese: enfoque, enfoque, enfoque.


Otros libros y obras comentadas



Fotografía de Gay Talese extraída de Photopin, créditos:

j-No <a href="http://www.flickr.com/photos/45638810@N00/23733743126">Gay Talese "Frank Sinatra Has A Cold" talk & book signing - Gagosian Store</a> via <a href="http://photopin.com">photopin</a> <a href="https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.0/">(license)</a>

¿Tutti Frutti o Arriba España?



Estaba el otro día cómodamente sentado en la cafetería de la Facultad, charlando con una amiga y compañera, cuando se me ocurrió que (como estábamos en posesión de algo de tiempo libre antes de la siguiente clase) podíamos echar una partida al "Tutti Frutti", pero ella no sabía de qué le estaba hablando. Le expliqué las normas.


Son necesarios:
Entre dos y un número indeterminado de participantes.
 Un papel y un lápiz para cada uno.

Procedimiento:
Establecer una serie de 5 a 11 campos, aproximadamente. Los más usuales: nombre, apellidos, color, lugar/ país, marca, animal, comida, libro o película.
Se elige o sortea una letra, pongamos la D.

Objetivo:
 Completar el mayor número de campos posible: Daniel, Domínguez, dorado, Dinamarca, Dunlop, dinosaurio, dorada a la plancha, Doctor Doolitle. Cuando alguien los cubre todos, grita el nombre del juego, y los demás no pueden escribir hasta el siguiente turno.

Puntuaciones: 
0 puntos por los campos vacíos o mal contestados, 5 para los campos cubiertos con el mismo término que un rival, 10 para las respuestas únicas. Por ejemplo: si hay cuatro jugadores, y uno escribe Damián, dos Daniel y otro deja en blanco; la puntuación sería 10, 5, 5 y 0 para ese apartado. Se suman todos los campos, y al final todas las tandas, y tendremos al ganador. 

Entonces reaccionó: había jugado cien veces de pequeña, pero me dijo que el juego se llamaba "Arriba España".  Yo estaba tan sorprendido que le pregunté a Jose, el camarero, él desempató a favor suya: "Arriba España", o "Arriba el lápiz". Ambos comentaron que se le llamaba "Arriba España" mucho después de la dictadura.

Pasado un rato, se me ocurrió hacer una entrada sobre lo ocurrido, sin mencionar que Tania me ganó al dichoso juego (llame como se llame).Otros nombres que he encontrado en la web son Stop (para los más anglófilos), Ensalada Rusa, Alto el Fuego.... No deja de ser algo esperable: que un festival del léxico como es éste, con varios siglos de historia a sus espaldas, tenga más denominaciones distintas que tinta un boli.

Seguiría escribiendo algo más, pero... ¿no es hoy un buen día para echar una partidita?
Y vosotros, ¿cómo conocíais este popular juego, que alegró tantas mañanas de mi juventud; en el colegio, en el patio de mi casa?




Fotografía extraída de Photopin, créditos:

 Gato Pícaro <a href="http://www.flickr.com/photos/31568667@N00/5393929836">Buscando inspiración</a> via <a href="http://photopin.com">photopin</a> <a href="https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.0/">(license)</a>

viernes, 24 de febrero de 2017

La NASA descubre planetas habitables y los románticos no saben si alegrarse o morirse de pena



De pequeño, soñaba con dedicarme a dos profesiones científicas sin mucho más en común que lo poéticas que eran para mí, la paleontología y la astronomía (en la astrología nunca creí, ni, afortunadamente, me hicieron creer). Me apasionaban los dinosaurios, pioneros en dominar tierra, mar y aire, aunque desde la irracionalidad: fueron los jefes antes que nadie, pero no lo fueron, porque no podían saberlo.

En cuanto a mí, me pasaba el día de cuclillas, siéndome esquivo el tan indispensable arte de atar los cordones de los zapatos, y entonces o en cualquier otro momento de la agotadora jornada escolar, recordaba mi exhaustivo conocimiento de casi todas las especies de dinosaurio que salían en los libros, sabía incluso más que las que se me han olvidado.

En un momento perdido de mi infancia, me disponía a comprar otro libro de dinosaurios en una gran superficie (creo que Alcampo); y mi padre me lo impidió, con el argumento de que ya tenía demasiados, cambiándolo por uno de frases hechas, lleno de ilustraciones bizarras a toda página. El tiempo, con su poder igualador, ha terminado por darle la razón; ahora que he perdido tanto aquel volumen como la colección entera.

Aún hoy sobrevive a dieta muy estricta, en recónditas regiones de mi hipocampo, un feliz recuerdo de aquellos documentales de la BBC, y Velocirraptors de plástico hundiéndose en la bañera o luchando brutalmente contra un Action-Man de mercadillo. Pero esta pasión, más pronto que tarde, fue barrida de la realidad por la realidad misma, en cuanto le di un par de vueltas a que el noble oficio de la paleontología no se trataba de cabalgar Diplodocus y curar Iguanodones heridos de bala, sino de leer libros bastante más gordos y aburridos que los míos, estudiar informes y limpiar arena de desierto buscando ese diente que el saurópodo dejó de utilizar hace 125 millones de años. Encontrar una aguja en un pajar, que en el Jurásico fue un lago o una jungla. Luego, cuando seguí madurando, me di cuenta de que rastrear desiertos no era tan mal negocio después de todo, y quizás haya malgastado mi juventud al alejarme de la Era Mesozoica. Pero ésa es otra historia.

En cuanto a la astronomía, me encantaba el cielo nocturno por lo sublime e inabarcable que es, pero también terminé desistiendo, por lo sublime e inabarcable que siempre será para mí y para cualquier hormiga humana. De todos modos, creo que mi niñez, allá por 2004, representó la mejor época para mirar al cielo, eléctrica pero no electrónica digital. Hacía tiempo ya que habíamos tapado las estrellas; pero aún no estaban tan fácilmente disponibles como ahora, en el (pseudo) Universo paralelo que surge tras un click; así que la sugestión y la imaginación continuaban a flor de piel.

En esas noches, escasas, en las que dormías a campo abierto, o caminabas por senderos de tierra alejados del gentío urbano; seguías un reguero de luces como de otro mundo, que en realidad eran mundos enteros, y te preguntabas si habría alguien en ellos; mejor todavía, te sentías seguro de que era imposible que todos estuviesen vacíos, sólo cáscaras de nuez fosforescente, cementerios sin muertos ni siquiera tumbas; todavía mejor, sabías que desde uno de esos puntos que señalabas, al otro lado, estabas tú mismo con el dedo en alto, y eso, esa visión distorsionada, era tan maravillosa como la vida entera.

Hoy, hasta Google se ha vestido de gala para celebrar el descubrimiento de siete nuevos exoplanetas* muy especiales, por su tamaño similar al de nuestra gran canica azul. Al menos tres o cuatro de ellos se mantienen a una distancia adecuada para la vida de la estrella central, llamada Trappist-1; una enana roja con un brillo mil veces menor al de nuestro Sol. Si en algún momento  monto un grupo de trap, ahora tan de moda, será con ese nombre.

Como el astro es menor, también los planetas están más cerca y siguen órbitas más pequeñas, y tanta proximidad puede ser negativa para el vecindario estelar, más allá de que los años duren un puñado de horas: mostrar siempre la misma cara  a Trappist-1, (como ocurre con nuestro satélite, que no muestra nunca su Dark side of the Moon); provocará fácilmente contrastes extremos (zonas abrasadas, "países" siempre en la oscuridad) y condiciones climáticas apocalípticas: tormentas, huracanes. Eso sin contar con la radiación propia de un cuerpo gigantesco que se dedica a la fusión nuclear. En cualquier caso, los científicos se han mostrado optimistas, y en algún tiempo nos informarán sobre la atmósfera y la superficie de estos planetas (quizás con agua líquida, quizás rebosantes de vida). Y entonces recuerdo por qué renuncié a mi fulgurante carrera como astrónomo, más fugaz que las Perseidas.

¿Existe alguna ocupación más romántica; en el sentido bello, pero también patético, desmesurado, ilógico, del término? Aunque descubramos pronto que en el "Trappist 1 System" existen formas de vida, ¿cuánto tardaríamos en llegar hasta allí, teniendo en cuenta que nos encontramos a 39 años luz de distancia? ¿Cien años quizás, mordiéndonos las uñas, soñando como posesos con alguna maravillosa e inimaginable forma de vida alienígena? ¿Es que nadie piensa en los científicos, los escritores de ciencia ficción, los niños pequeños que miramos al cielo, devanándonos los sesos día y noche, claudicando ante los límites espacio-temporales de nuestra endeble existencia, durmiendo sin poder dormir en el abrazo venenoso de alguna fantasía enfermiza?

Imaginemos que alguien llega al tercer planeta del sistema y todo es maravilloso allí, en los aledaños de Trappist-1, ¿cuánto tardaría en llegar el mensaje? ¿50 años más? Ni una conciencia atroz merece tal sufrimiento, imaginaos esta cadena casi perpetua para un alma iluminada, un alma pura que sueña con la ciencia. Señores y señoras de la NASA, por favor, mañana no vayáis a trabajar. Ya habéis descubierto miles de planetas como éstos, ¿queréis que nos dé algo, que nos derritamos en nuestra propia ilusión?

*Planeta que no pertenece a nuestro sistema solar.




jueves, 16 de febrero de 2017

Gabriel García Márquez: Relato de un náufrago (y 8 razones por las que es una lección de periodismo)


Si somos fieles a la verdad, el título real de este libro es Relato de un naúfrago que navegó diez días a la deriva en una balsa sin comer ni beber, que fue proclamado héroe de la patria, besado por las reinas de la belleza y hecho rico por la publicidad, y luego aborrecido por el gobierno y olvidado para siempre. Pero no cabe en una contraportada ni queda poco por leer y ver en este mundo, así que resumiremos.

Recuerda a esos ejercicios del colegio en los que en un par de líneas o tres teníamos que resumir un texto, y sobra decir que Gabriel, "Gabo" para los amigos, y éste es un concepto muy amplio cuando hablamos de un escritor tan querido a ambos lados del charco, lo hace de maravilla con su propio libro, que al principio no era tal, sino un puñado de publicaciones por entregas para El Espectador de Bogotá; y hasta 1970, varias décadas después, no sale al mercado como obra literaria y unitaria. Logra un gran éxito, así como multitud de ediciones en variados formatos. La versión que poseo de la obra (tamaño de bolsillo y portada dorada) ya alcanzó las 51 ediciones.

Relato de un náufrago parte de un conjunto de publicaciones periódicas, entregadas durante catorce días consecutivos; que se convirtieron después en un librito con el mismo número de capítulos más una gran introducción a cargo de Gabriel, "la historia de esta historia", donde se explica el contexto fascinante que rodea a la obra. Curiosamente, no sabemos si por falsa modestia o modestia verdadera, Gabriel reconoce la validez del texto pero afirma que no entiende por qué publicarlo. En todo caso, se trata de una historia atemporal, que tanto vale ahora como dentro de un siglo. He aquí la prueba:

1- La búsqueda del enfoque novedoso, y de lo oculto

Un barco de la Armada Nacional colombiana, apodado como Caldas, vira por una tormenta, y caen varios hombres al mar. Llama la atención, comparándolo con nuestra época y realidad cercana, que sólo en cuatro días se desistiera ya en su búsqueda y fueran dados por muertos. Por suerte o porque se esforzó en tenerla, uno sobrevive, y se acerca a las oficinas del periódico donde trabajaba Gabo: "cuando Luis Alejandro Velasco llegó por sus propios pies a preguntarnos cuánto le pagábamos por su cuento, lo recibimos como lo que era: una noticia refrita (...) el cuento había sido contado a pedazos muchas veces, y el público parecía cansado de un héroe que se alquilaba para anunciar relojes". 

La primera reacción de El Espectador es rechazar al tipo que casi muere a causa de una tormenta y su posterior travesía en el desierto líquido del Caribe, infestado de tiburones; porque se había contado demasiadas veces ya, perdiendo toda su fuerza y gracia de puro desgaste. Pero sin saber muy bien por qué, finalmente Gabo le atiende y tendrá una grata sorpresa cuando Velasco le contesta que realmente no existió ninguna tormenta. En palabras del propio Márquez: "la verdad, a pesar de todo ese manoseo, aún no había sido publicada". Ésta es una gran lección periodística: da igual cuánto se diga y desdiga sobre un tema, siempre quedarán nuevos planteamientos y matices por tratar, quizás esenciales; porque la mayoría de información que se ofrece al lector, y más ahora en estos tiempos de carestía, es superficial, estándar y rápida.

2- El uso del lenguaje

Demuestra Gabo que el poder de la ironía es suyo, y consigue, a través del dominio que posee de nuestra lengua; transmitir lo que quiere las palabras justas o menos todavía, como las que aquí he puesto en negrita: "bajo la dictadura militar y folcrórica del general Gustavo Rojas Pinilla""La prensa estaba censurada, y el problema diario de los periódicos era encontrar asuntos sin gérmenes políticos para entretener a los lectores. En El Espectador, los encargados de ese honorable trabajo de panadería éramos Guillermo Cano, director; José Salgar, jefe de redacción; y yo; reportero de planta".  

Entretener: separar de la realidad, apartar a los ciudadanos de la realidad política. Algo que tanto puede ser positivo (o no) para el que se distrae y olvida de los problemas; como para quienes "los crean", los que están detrás de ese gobierno y mantienen al pueblo distraído.

Panadería: porque un trabajo tan limitado y coaccionado puede ser cualquier cosa menos periodismo.

Otra frase que permanecerá con nosotros, los lectores, por su fuerza y calidad literaria:

“Ha aumentado de peso y de edad, y se nota que la vida le ha pasado por dentro, pero le ha dejado el aura serena del héroe que tuvo el valor de dinamitar su propia estatua”. Qué imagen: un tipo anónimo, desgastado, cansado de años; arrancando a martillazos trozos de cal que eran el intento de demostración de una divinidad falsa de uno mismo, fácil sería de aceptarla pero los halagos, ¿cuántas veces debilitan?


3- El periodista no es protagonista

Aunque el tiempo le ha acabado por otorgar de todas formas la autoría a Gabriel, siendo un escritor premiado con el Nobel de Literatura; en un primer momento la obra venía firmada por Velasco. El artista y periodista deja que el marinero hable en primera persona; reconoce que este libro pertenece a quien lo sufrió.

4- La verdad no es el camino fácil, ni seguro

Tanto Gabriel (exiliado) como Velasco, al que se le acaban la gloria y retribuciones tras el desastre cuando desvela cómo realmente fue, sufren lo que ahora se ha convertido en el tomo que tienes entre las manos. Resulta curioso el proceso: cuando comienza el náufrago a contar su historia, el Gobierno está contento, pues se trata de un "héroe de la patria". Cuando desvela en palabras que no hubo tormenta, el Gobierno contraataca con palabras y retórica. Sólo cierran el periódico y estalla todo cuando salen a la luz fotografías y la verdad se hace incontestable.


5- Si generas valor añadido, si tienes una buena historia, la gente se interesa

Se apiñaba la gente frente al edificio del periódico, pedían números atrasados para completar la colección. Son datos interesantes ahora que el periodismo parece herido de muerte. Puede que la inmersión profunda en historias con valor humano, el llamado "slow journalism" sea su salvación, ahora que cualquiera puede producir noticias en forma de tweet; pero sólo Gabo podría escribir Relato de un náufrago.

6- La información contextual/ general sobre el tema tratado enriquece al texto

Gabo y Velasco alimentan el relato con digresiones interesantes para el lector; como las referencias a los tiburones, sus aletas, su comportamiento... Gracias a la información extraída de la fuente informativa (el propio protagonista), el lector conoce la forma de orientarse de un marinero, que las gaviotas son una buena señal porque uno sabe que está relativamente cerca de la tierra… El contexto proporciona un valor a la historia más allá de la anécdota, en el conocimiento amplio y útil; y además ayuda a comprender mejor la historia misma.

7-El periodismo no está reñido con la literatura, y las emociones también son parte del acontecimiento 

. En el Relato... es plasmada con acierto la irracionalidad del ser humano, sobre todo en situaciones límite: “la rodilla derecha empezó a dolerme después de las doce y sentía como si el agua hubiera penetrado hasta los huesos. Pero ésas eran sensaciones remotas. No pensaba tanto en mi cuerpo como en las luces de los barcos”; Desde cuando localicé a la Osa Menor no me atreví a mirar hacia otro lado. No sé por qué, me sentía menos solo cuando miraba a la Osa Menor”.

La hipérbole, la exageración bien entendida, no confunde al lector sino que poetiza y humaniza: “no necesitaba sino ver la luz de un barco, para dar un grito que se oiría a cualquier distancia”;“se necesita pasar una noche en el mar, sentado en una balsa y contemplando un reloj, para saber que la noche es desmesuradamente más larga que el día”. El delirio va acercándose y se traduce en una progresiva poetización del mensaje.

La descripción de cómo intenta (patéticamente, desesperado y en vano) devorar la gaviota que parte entre sus dedos de pura fragilidad, no tiene nada que envidiar a los momentos cumbre de otras grandes obras literarias. La sujeción a lo real, bien usada, no es un impedimento sino una fortaleza: mayor empatía, un caudal enorme de información para utilizar si se tiene la habilidad. 

¿Puede entenderse a las gaviotas como una metáfora literaria, a pesar de tratarse de hechos que  sí acontecieron? La que se deshace frente a él y le da pena y después él también, aniquilado por el Sol, lleno de llagas; la que libera para luego alcanzar también la libertad. Narrar lo oculto: el enfrentamiento de aquel hombre con la naturaleza “y en ese momento no supe si la sangre que corría por mis dedos era mía o del pescado”. Agonía sucia por un pedazo de alimento.

La mezcla de recuerdos desordenados y conocimientos traídos al relato cuando ya ha pasado la angustia proporcionan una lectura rica y amena. 

8- La importancia de exprimir al máximo las fuentes informativas


Durante veinte sesiones de entrevista de seis horas cada una, Gabriel estuvo encerrado con Velasco hasta conformar uno de los ejemplos más célebres del relato de no ficción; tan cultivado en las tierras americanas, al norte y al sur.

Fotografía extraída de Photopin, créditos:

Vicente Domingo Fotografia <a href="http://www.flickr.com/photos/137706206@N06/31918578053">Grau vell III</a> via <a href="http://photopin.com">photopin</a> <a href="https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.0/">(license)</a>

domingo, 12 de febrero de 2017

BREVE HISTORIA DE LA FELICIDAD: PARTE 2




-Si aún no has leído la primera parte, pincha aquí.-

Epitafio 5
“Aiatio Apro, de 70 años de edad. Aiatia Eurídice levantó este monumento a su padre”.

Los romanos prefirieron un retrato más realista que el griego, el cual no se basaba en la figura a representar sino en una serie de arquetipos que idealizaran los rostros de sus líderes acercándolos entre sí y a los dioses. Esto no significa que los retratos romanos sean fiables, es muy probable que se eliminaran aquellos rasgos más imperfectos. “Es como el Photoshop”, comenta una señora del grupo para la visita guiada (seremos unos veinte). Las verrugas, el estrabismo, las narices torcidas no han pasado a la posteridad, gracias al filtro de los artistas. Pero desde luego los emperadores romanos querían que todo ciudadano supiera quiénes eran, así que es indudable un cierto realismo, quizás el mínimo para conseguir un equilibrio en el doble efecto identificación/ deificación.

De la sala XX puede llamar poderosamente la atención que se exhiba un gigantesco antebrazo, perteneciente a una estatua colosal, la cual estaría dedicada con casi total seguridad a un Emperador, pues sólo su figura y poder justificarían tales proporciones y trabajo. ¿Dónde está el resto del gigante? Una explicación muy plausible se basaría en cómo el mármol se puede convertir en cal, y de Itálica se sacaban materiales para la construcción, así que muchas esculturas fueron utilizadas para tal fin, machacándolas hasta conseguir tan "práctica" transformación. 

Epitafio 6
Pasajero: Romulesia, de nueve años de edad, aquí descansa”
.
El centro de la sala XXI ha sido bellamente ocupado por una fuente con motivos marinos en la que no hay dos peces iguales. Llama la atención, en las tablillas funerarias donde se describen la edad del muerto y sus características; que aunque aparezcan esclavas muertas con 30 ó 17 años, niños enterrados antes de la mayoría de edad, etc. haya dos caballeros romanos que sobrepasaron los 70 años, en pleno siglo III. Esto pone de manifiesto cuatro cosas: que las diferencias sociales existentes no sólo determinaban cómo se vivía, sino cuánto; la explotación de los jóvenes esclavos y la alta mortalidad infantil de la época; pero también los grandes avances romanos en ámbitos como la higiene (recordemos el eficaz desarrollo del alcantarillado de las ciudades, por ejemplo). Obviamente, no fue el único aspecto mejorado por su avanzada tecnología. El acueducto de Tarragona se construyó en el año 20 a.C. por orden del emperador Augusto. Lo interesante del asunto es que durante toda la Edad Media y hasta bien entrado el siglo XIX (un período cercano a los dos mil años), en la ciudad no volvieron a tener agua corriente.

Panem et cirsenses; pan y circo: ninguna construcción superó en capacidad al Coliseo hasta el siglo XX. Es una obra de ingeniería brutal para su época, tanto, que Beda el Venerable dijo de él: “mientras siga en pie el Coliseo, seguirá en pie Roma. Cuando caiga el Coliseo, caerá Roma. Cuando caiga Roma, caerá el mundo.” En el Coliseo a la vez se hacían visibles y se calmaban las graves diferencias sociales en la ciudad romana. Perfectamente podía albergar más de cuarenta y cinco mil espectadores, miles de combatientes y cientos de bestias encerradas en sus galerías. Traían animales salvajes de todas las tierras bañadas por el Mediterráneo, incluso del actual Reino Unido que acaba de separarse de la Unión Europea.

Como estamos hablando de un mecanismo de propaganda, apropiación de voluntades y consecución de votos; se produjo una progresiva espectacularización, hasta perder la capacidad de sorprender: escenas de jungla, representaciones de batallas navales con miles de participantes, peleas entre animales furiosos de diferentes especies…Las combinaciones de bestias rápidamente se agotaron. Al menos, el promotor quedaba en la memoria de los ciudadanos como hombre espléndido y generoso, asistían tantos como para llegar a morir gente aplastada. Dos senadores llegaron a morir aplastados en los espectáculos que Julio César promovió tras su victoria en la victoria del Rubicón; y haber llorado a los pies de la estatua de Alejandro Magno, angustiado por no haber conseguido nada importante, en contraste con él a  la misma edad. Al final, como le pasaría a tantas estatuas, ni el Coliseo se salvó de ser cantera de Roma, para palacios de aristócratas.

Epitafio 7
Eusebia, clarísima fémina, vivió 32 años, 9 meses, descansó en paz el día 20 de mayo de la era 559”

Con el objetivo de favorecer el reclutamiento para unas siempre ambiciosas campañas, servir en filas fue convertido en uno de los más eficaces medios de promoción individual y social. Un diploma militar te permitía conseguir la ciudadanía romana, propiedades…
Los mayores problemas fueron su conversión en la fuerza dominante del Imperio, por encima del Senado, y la constitución por parte de ambiciosos generales  de ejércitos privados, provocando guerras civiles y todo tipo de conflictos por el poder.


 A Marco Catón se le atribuye la frase: “César es el único, de los que intentan dar un golpe de Estado, que está sobrio”. Además, el César fue buen escritor, narrando con solvencia sus diversas campañas para la posteridad. Cuando sus soldados estaban aterrorizados por las fuerzas enemigas, y las leyendas y verdades que sobre ellas les habían contado; no les tranquilizaba negando o quitándole importancia a la bravura del rival, sino exagerándola aún más con sus mentiras. Daba a su equipo armas guarnecidas de oro y plata, para incitarles a combatir mejor, por el miedo a perderlas. Tenía un gran afecto por sus soldados, y gracias a ello consiguió que al principio de la guerra civil le quisieran servir sin pago a cambio, e incluso los más ricos se hicieron cargo del sustento de los que no tuvieran esa suerte. Esta unión les proporcionó una entereza casi sobrenatural: según Suetonio, su soldado Casio Esceva, después de que le arrancaran un ojo y atravesaran el muslo y la espalda, habiéndole taladrado el escudo ciento veinte golpes, continuó peleando y defendiendo la puerta del fortín, que le había sido confiada.Y, además, Julio volvió a levantar la estatua de Pompeyo, su enemigo, que la plebe había abatido.



El comercio romano no podría entenderse sin las ánforas. De hecho, hay un monte artificial en Roma, el Testaccio, hecho con los cascotes de ánforas rotas que venían de la Bética; para transportar trigo, aceite, vino... Las ánforas eran utilizadas sobre todo para el transporte por mar, llevándose usualmente colgadas por fuera de los barcos, ya que eran muy pesadas para el comercio terrestre. Y los puertos solían ser arenosos, de ahí su extremo puntiagudo: para clavarse bien en la blanda superficie de la orilla.

La sala XXVI ya da un salto hacia la época de los visigodos en la Península. Se enterraban con sus objetos de adorno personal, por lo que de la riqueza o pobreza de sus ajuares se puede deducir su posición social. Esto es un cambio esencial en los ritos funerarios, ya que los romanos acostumbraban incinerar los cuerpos. En caso de enterramiento, se ubicaba en las afueras, mientras que en tiempos cristianos, en busca de la clemencia divina y como consecuencia de un fervor religioso en aumento, las familias lucharon por ser enterradas lo más cerca posible del templo.

 Los visigodos piden ayuda al emirato del Norte de África y acaban siendo conquistados por ellos, así que la última sala de exposición trata del Islam en España, transmitiendo a partir de diversos objetos y descripciones los matices de una vida ya muy distinta.

Epitafio 8
“Oh, visigodos, los hombres creed que las promesas de Dios son ciertas, no os dejéis seducir por las promesas del mundo, ni os aparten de Dios los engaños del demonio”.

Fue la misma capacidad la que hizo sobrevivir a la especie humana por encima de las demás durante el Pleistoceno, y unos pocos milenios después crecer al Imperio Romano más allá de los límites imaginados: adaptación. Durante aquel periodo prehistórico se alternaron intervalos de frío intenso con otros cálidos. Animales formidables como el mamut, el rinoceronte lanudo o el oso de las cavernas perecieron en masa debido al calentamiento del clima que aún perdura en la actualidad. Los hombres y mujeres prehistóricos, en cambio, consiguieron modificar su comportamiento en función de estos cambios, sobreviviendo así a ellos.

Y mientras que la historia de Grecia es la historia de los griegos, todos los entornos del Mediterráneo contribuyeron a la formación del Imperio Romano y su cultura. Al final, el sueño de Alejandro Magno (la unión de los pueblos del Mediterráneo) fue realizada por Roma. Los ejércitos, por eficaces que sean, no pueden explicar una victoria tan brillante y colosal; pero sí la adaptabilidad romana. El Estado romano ofrecía la ventaja de la unidad (tan útil para el crecimiento económico); y no exigía excesivos costes: fidelidad política e impuestos no muy altos. Se permitió a unos hablar su idioma, a otros venerar sus dioses. Y Roma reconoció, asumió y difundió los logros de los pueblos sometidos. El milagro del conocimiento técnico, científico y artístico en expansión, e interconectado: ya no hace falta descubrir las cosas dos veces.

Epitafio 9
“Consagrado a los Dioses Manes, Marco Calpurnio, decurión. Quienquiera que desees llorar mi destino en esta lápida, contén un momento tus lágrimas. Es mi padre quien es digno de compasión por lo injusto del azar: haberme perdido a mí, un hijo querido, y entregado al sepulcro. ¡Qué felizmente viví  veintiséis años, seis meses y ocho días! Aquí estoy enterrado, dejando a mi pobre padre abandonado. Mi desgraciada madre, dándose golpes de pecho, y mi hermana desdichada, lo acompañan ambas en su llanto. Mi querida esposa, a la que he dejado con un niño pequeño, una madre irreprochable, viuda ahora, me sobrevive. Ella ha preparado mi tumba. Llorad mi cuerpo en la fosa profunda, queridos padres, y vosotros que habitáis el reino de los mortales: aquí estoy enterrado y en paz descanso. Séate la tierra leve.

Cuenta Suetonio en su famoso libro Historia y vida de los césares que el Emperador Domiciano, en sus últimos días, soñó con una loba de oro que saltaba sobre su nuca, y aquello fue sentido por él como presagio de un período más próspero y feliz para el Estado después de su muerte. Tenga o no algún fundamento la anécdota, lo cierto es que los siguientes fueron buenos gobernantes para el Imperio.
Estos últimos días, de puro cansancio no he soñado con nada, y mucho menos una loba dorada, pero espero que este pequeño reportaje ayude a concienciarnos del tesoro que tenemos todos los amantes de la ciencia en la ciudad de Sevilla; un legado con valor cultural incalculable que sobrevive con escasa financiación. Puede que mañana sea demasiado tarde, y no quede nada de él al igual que ya no quedan  Imperios y reinados que marcaron el rumbo del mundo.

Y ahora es cuando pido disculpas por lo injustificado del título; la felicidad es un asunto del presente. Si no estás contento ahora, no lo estarás nunca; si lo consigues ahora, quizás siempre. Es cuestión de respirar, mirar a cámara y guiñar un ojo: "todo va bien".


Fotografías extraídas de Photopin, créditos: 

1-granvendaval <a href="http://www.flickr.com/photos/13605167@N00/31611549736">Arde Roma</a> via <a href="http://photopin.com">photopin</a> <a href="https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/2.0/">(license)</a>
2- R.Halfpaap <a href="http://www.flickr.com/photos/54476864@N07/30568852143">The colloseum in Rome</a> via <a href="http://photopin.com">photopin</a> <a href="https://creativecommons.org/licenses/by-nd/2.0/">(license)</a>

jueves, 9 de febrero de 2017

BREVE HISTORIA DE LA FELICIDAD: PARTE 1




-REPORTAJE EN DOS PARTES-

En el interior del Parque de María Luisa se alza el antiguo edificio del Museo Arqueológico de Sevilla, dedicado a unos objetos muy determinados. Estas piezas, materializaciones de la abstracta Historia, poseen una sombra tan alargada que años, siglos o milenios después de ser abandonadas aún encontramos en ellas destellos de luz; y nos retrotraen a épocas ya muertas, pero que aún pueden ser vividas.

Lo primero que te preguntan cuando llegas a este museo es de dónde eres. Si les pides cambio para las taquillas, no tendrán, porque no cobran entrada. ¿Llega dinero al Museo? Fui varias veces y una de ellas había salas cerradas por falta de personal. Las recepcionistas me lo comunicaron con total amabilidad. Un salamantino se frustraba al saber que la sala de Prehistoria no podría visitarse aquel día. Ellas piden disculpas. Tiene que ser bastante incómoda esta parte de su trabajo: explicarle a cada persona que venga por aquí que salas importantes del museo no están disponibles. 

Ahora les pregunto yo si estarán abiertas para el viernes, contestan que sí, a menos que alguien enferme, o no pueda venir por algún imprevisto. No deben tener muchos recambios. Al subir a  la planta 1, un enterramiento femenino nos da la bienvenida.

Y el dolor de los familiares ante la muerte temprana de un ser querido, porque nunca se es lo suficientemente viejo como para morirse.

Estos días se ha inaugurado una exposición temporal sobre las mujeres en la Prehistoria. En ella se reivindica, por medio de un poético documental y una sala con restos y sus descripciones; el no sólo histórico, sino también prehistórico papel de la mujer en el mantenimiento del grupo y el desarrollo social, al ser las primeras transmisoras de conocimiento para las nuevas generaciones.

Y es que la investigación sobre la Prehistoria nos ha proporcionado un conocimiento profundo sobre las sociedades del pasado, pero en los textos sólo aparece el hombre prehistórico. Además, en cuanto a los restos arqueológicos que se van descubriendo, muchas veces no permiten asignar las actividades a uno u otro sexo, derivando en un recurso al neutro masculino que invisibiliza a la mujer a lo largo de los siglos. En multitud de ocasiones, el sexismo incluso ha contaminado investigaciones arqueológicas, al dar diferentes interpretaciones a enterramientos con los mismos elementos (un collar, una punta de lanza) según la identificación sexual del cadáver. Todo esto ha desembocado, a partir de los años 70, en el surgimiento de nuevas corrientes de estudio que se preguntan dónde estaban las mujeres en la Prehistoria y qué hacían.Ya al principio de los tiempos, tanto la reproducción como la dependencia directa que los hijos tienen de sus madres hasta que se pueden alimentar solos, vincularon a la mujer con el trabajo interno. Esta condición, sumada a los caminos por los que discurrió la cultura humana, les fue alejando del empleo externo, el cual además se asoció a unos mayores méritos.

En la primera planta del museo se presenta la exposición del tesoro del Carambolo. Las reliquias de oro son una imitación calcada del original, pero en una alineación más barata. El tesoro real, aunque sí que es cierto que ha sido contenido por las vitrinas del Museo Arqueológico durante un tiempo, ahora no se encuentra disponible al público, sino en la Cámara Acorazada del Tesoro Nacional.

Cambian los tiempos pero las emociones que forman parte del ser humano serán siempre las mismas.

Cuatro eras se han sucedido y por ellas ha pasado la vida, fortaleciéndose, desintegrándose, conservándose y evolucionando, nunca plena y nunca derrotada, en una peculiar danza con la muerte. Primero fue el Precámbrico, donde se desarrollaron las formas de vida más simples; luego el Paleozoico, época decisiva al conquistarse la tierra firme; pasando por el Mesozoico, reino de los dinosaurios; hasta llegar al Cenozoico, en el que los mamíferos han usurpado el trono.
El Cenozoico se subdivide en Paleógeno, Neógeno y Cuaternario; y éste último se puede partir a su vez en Pleistoceno (aparecen los primeros especímenes del género Homo) y Holoceno, período  en el que nace la civilización y se escriben estas líneas. Y la pregunta es, una vez que el ser humano no esté, ¿qué marcará los periodos de la Historia terrestre? ¿Será un Holoceno casi infinito hasta el apocalipsis, al igual que no se subdividen prácticamente los primeros años de la tierra? Nuestra visión del tiempo es como un muelle que estiramos sólo en una mínima parte de su espiral: la más próxima a nosotros.

El museo se articula cronológicamente. La visita comenzaría en el sótano, que marca el punto de partida en el Paleolítico, y continúa en la planta baja, a partir de la transcendental visita de los colonizadores romanos. La revolución neolítica fue quizás la mayor en la historia de la Humanidad: cuando pasamos de vivir de lo que la naturaleza ofrece a lo que la sociedad produce. Se inicia así el proceso histórico según el cual las naciones se van desarrollando y complejizando, mientras de forma paralela las élites y gobiernos aumentan su poder. Aunque las sociedades tribales tenían líderes y estaban ya jerarquizadas, en realidad las condiciones de vida eran modestas y relativamente iguales. Pero los sucesivos avances en el desarrollo (descubrimiento de nuevas técnicas o territorios, conquistas, progreso científico y económico) producirán un mejoramiento sosegado del nivel de vida de las clases bajas, y a la vez un espectacular aumento para las altas: sus riquezas y poder se multiplican. En estas estructuras de continuo aumento, va dejando paso la colaboración a la servidumbre. El mismo fenómeno fue muy palpable en la sociedad romana. Las conquistas y éxitos apenas repercutían en el día a día de los plebeyos, por lo que muchas veces provocaron enojo popular y sentimiento de desunión, incluso conflictos sociales.

La Edad del Cobre es el verdadero punto fuerte de la Prehistoria sevillana, con Valencina de la Concepción como uno de los poblados más importantes de esta época. Es ahora, en la Edad del Cobre o Calcolítico, cuando se produce el desarrollo de poblados al aire libre.
Los ídolos de esta época que muestra el museo son una manifestación clara de la temprana consciencia del hombre sobre la existencia de fuerzas ajenas a él, que le superan y de las que su vida depende. Diversas culturas le han dado muchos nombres y explicaciones míticas a lo largo de la historia a estas fuerzas, que para algunos son simplemente las leyes de la ciencia y la imprevisibilidad (amoralidad) del azar. ¿Aceptar sin más una vida dura y caprichosa? ¿No pensar en algún mundo mejor que vendrá tras la muerte; que lo que existe pertenece a un plan consciente y medido, al menos a la pequeña escala de nuestras propias vidas?

La llegada de los colonizadores fenicios constituyó un momento clave para el crecimiento de la población bética. En las salas dedicadas a los Tartessos (cuyo reino fue descrito en textos griegos y romanos, pero el explorador Jorge Bonsor nunca pudo encontrar); una jubilada alemana saca una foto a una ánfora. “Quiero enseñarle a mis nietos que una planta no necesita mucho para crecer”, dice. Le dan la razón unos tímidos tallos, colgando de la superficie lateral de la vasija. Puede que la luz artificial, la tierra y los minerales sean suficientes para que resista la planta, reseca pero en pie. “Me faltan muchas palabras”, se sincera mientras busca equivalencias de significado en un traductor on-line para comunicarse conmigo. No deja de ser curioso que una persona que no sabe el idioma sea casi la única que lee los carteles explicativos. El resto de la gente no suele detenerse. Quizás sea el lenguaje de la arqueología el que no conocen. “Ahora hay tiempo para viajar (…) he hecho la ruta del Quijote. Los pueblos…los árboles de hojas doradas, son lo más bonito”. Dicho esto, se marcha, sujetando su tan útil traductor con ambas manos. Así son los árboles en otoño, pero ya ha pasado y queda poco para la primavera. Florecimiento. El de dos culturas originalmente tan distintas como la tudetana y la ibérica fue su disolución en la poderosa identidad y cosmología de los conquistadores romanos.


Epitafio 1
“Consagrado a los dioses Manes. A Marta Ninfa, hija de Quinto, mujer de Marco Aurelio, que vivió 45 años de edad. Sus hijos dedican este monumento a su piadosísima madre. Te ruego caminante digas: sea para ti la tierra leve”.


Desde el Paleolítico, el hombre peninsular había vivido junto a los caballos, pero es con la llegada de los romanos cuando pasa de ser un simple animal de ayuda, eminentemente práctico, a algo mucho más transcendente. Se crean lugares-santuario para estos animales, valiosos en tiempos de paz y guerra, y a los que diversas leyendas daban protagonismo como portadores de las almas de los hombres tras su muerte. En la zona dedicada a la vida romana, tras absorber ya las culturas precedentes, hay esculturas, mosaicos a las diferentes estaciones y una vitrina con objetos de trabajo; despreciados en su día por ellos, estudiados hoy por nosotros. Los romanos consideraban a las ocupaciones manuales (el duro trabajo de campo, la minería, etc.) como algo despreciable, propio de plebeyos y esclavos, mientras los caballeros se dedicaban al ejército y a la política. 




También contamos con una muestra de juegos de azar, a los que eran muy aficionados, sobre todo si hablamos de dados, que aquí se exhiben con diversas formas, tamaños, estructura y número de caras.  Percibimos también el gusto por lo colosal en la estatuaria romana, partiendo siempre del arte griego, pero con sus dimensiones aumentadas para acercarse a lo sobrenatural. En tiempos de Augusto se inicia el proceso de "monumentalización" de las ciudades hispanorromanas, colocando divinizadoras (y por tanto, entre otras cosas, gigantescas) estatuas de los emperadores en los espacios públicos.


                                                                        Epitafio 2
“Consagrado a los dioses Manes. Dasumia Procne, de 40 años, cariñosa con los suyos, aquí yace. Sea para ti la tierra leve”.

En la sala de dioses, héroes y mitos; destaca, tanto en lo que respecta a su posición dentro de la sala como por su belleza intrínseca, la estatua formidable de Mercurio, mensajero de Zeus y patrón de viajantes y comerciantes, con alas en sus pies. Seguimos nuestro recorrido con una pequeña parada por el mundo de la cerámica, de tanta importancia por su ayuda en la conservación de alimentos en sociedades antiguas. Su calidad y variedad artística llega de la unión en el arte romano de unas raíces profundas (Grecia) con influencias de todo el mundo conocido (progresiva adopción de nuevas técnicas orientales).


Epitafio 3
“Aquí yace Valerio Laurentino, de 35 años de edad, séate la tierra leve. Valeria Lychnis, su madre, levantó esta memoria.”

Es bien sabido que los romanos contaban con una cultura religiosa integradora y ecléctica, sin la severidad del cristianismo que dominaría Europa en la Edad Media: varios nombres para mismas diosas, culto a dioses foráneos como la egipcia Isis… En cada hogar romano se practicaba una religiosidad privada, familiar y totalmente libre. Se buscaban incluso divinidades para funciones muy concretas, prácticas; por ejemplo la protección. A pesar de la tolerancia aquí descrita, los cristianos fueron perseguidos porque esta nueva religión negaba la validez de cualquier otro culto y además rechazaba el del Emperador, minando así las bases mismas de la sociedad imperial.

Convivían con la religión el misticismo y la superstición, como se aprecia en la estatuilla en bronce de un genio familiar expuesta aquí. Representaban los espíritus de los antepasados, que no se habían ido del todo y protegían la casa. Otro claro ejemplo es la tablilla con hechizos y maldiciones para arrepentir a los ladrones, procedente de Itálica. Se colocaban en lugares públicos con la esperanza de que éstos, con la sola visión del maleficio escrito, devolvieran lo que en su maldad habían robado.

                                                                            Epitafio 4
Pasajero: Romulesia, de nueve años de edad, aquí descansa”.

Nunca se sabe lo que será positivo en el futuro: las terroríficas erupciones que sepultaron Herculano, Pompeya y Estabia permitieron la preservación de la ciudad bajo su manto, hasta los más ínfimos detalles. Muchos de los datos que tenemos de los romanos y su vida cotidiana proceden de allí. Un dato curioso, aunque de gran patetismo, relativo a las costumbres romanas, es que en un convite fuera del agrado general que uno se atiborrara hasta reventar, como muestra de agradecimiento al anfitrión por la comida que había ofrecido; incluso se vomitaba, para luego comenzar de nuevo. Esta costumbre estuvo muy extendida entre los romanos. 

Llevar anillo era un privilegio que distinguía a los hombres libres de los esclavos, además de su utilización como sello y firma. El anillo como elemento de identificación personal, autentificación documental y ubicación social. Y es que la romana era una sociedad profundamente jerarquizada, había esclavos y libres. No podemos hablar de meritocracia, pues el nacimiento condicionaba la vida del individuo. Si eras esclavo y alcanzabas la libertad, podías intentar acumular riquezas, pero desde luego seguías privado de derechos políticos. Los esclavos eran considerados como animales o cosas, y no se apreciaba su derecho a la vida; mientras que los patricios, clase dominante, se tenían por descendientes de los fundadores de Roma. Los núcleos familiares no se libraban de esta jerarquización casi militar, organizadas alrededor de la figura del pater familias; a la vez jefe, juez y sacerdote familiar. Tenía derecho a la vida y muerte de su esposa e hijos, pudiendo venderles como esclavos. 

Los éxitos militares fueron solidificados en el tiempo gracias a un complejo sistema legal, destinado a unificar y controlar los territorios; que posteriormente se convertiría en la base principal para el derecho europeo. Además, el mandamiento no escrito del dominio romano fue "divide et impera"; divide y vencerás. Al contrario de lo que pueda parecer en Astérix y Obélix, los galos contaban con superioridad numérica. Les derrotó su desunión. La gran vía de comunicación entonces no era el WhatsApp, sino el Mediterráneo, llamado con cariño en la época como Mare Nostrum.


miércoles, 8 de febrero de 2017

Robert L. Stevenson: el extraño caso del Dr.Jekyll y Mr. Hyde


Robert Louis Stevenson ya avisa en el título de su más afamada novela corta (En busca del tesoro duplica su grosor, así que no entraría en la misma clasificación) de la posibilidad de sucesos paranormales, en esta historia clave para la cultura popular europea. 

El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde ha sido adaptado -aunque no siempre con éxito- al cómic, el dibujo animado... Cuenta con multitud de versiones cinematográficas, la de 1941 fue incluso nominada a tres Óscar.


Volviendo al libro, no estamos ante una obra de terror pero sí de horror, narrada en un estilo sobrio, sencillo, despejado de florituras, mensaje claro para este relato de lo más oscuro. Breve, fácilmente digerible en un día o dos, la aventura de Mr. Utterson, abogado del reputado doctor Henry Jekyll; es una lectura recomendable para cualquiera, nunca malsonante, sobre la brutal asociación y disociación de personalidades dentro de una misma persona, la dualidad entre el bien y el mal, esas luchas que se fraguan dentro de nosotros. 

Mr. Utterson descubre que su acaudalado cliente, Dr.Jekyll, un médico con gustos ciertamente esotéricos frente a los pulcros estudios científicos del doctor Lanyon, deja su testamento en manos de Mr. Hyde, hombre enigmático con mala fama en toda la ciudad. Así pues, el letrado iniciará una pequeña investigación que desembocará, tras siete capítulos breves de acercamiento, en los tres últimos, más extensos, verdadero corazón del libro.


Cuando era pequeño (es decir, supongo que ya no lo soy), me regalaron un grueso tomo lleno de dibujos y adaptaciones de cuentos e historias de terror/misterio como ésta, algunas de Poe, etcétera. Contaba con una última página desconcertante llena de tumbas con los nombres de todos estos escritores, preguntándose por qué habían muerto tan jóvenes. ¿Se debía solamente a la menor esperanza de vida de su época? Stevenson falleció a los cuarenta y cuatro años, ocho después de haber descrito las andanzas pseudocientíficas del pobre o infame Dr. Jekyll... 

Además, el escritor fue una persona muy admirada en vida y después de ella. Tras la "máscara social" que inevitablemente vestimos, ¿escondía el autor escocés un Mr. Hyde, un "señor oculto" y malvado? Claro que sí. Precisamente su opinión es que lo escondemos todos nosotros, mixturas más o menos  endebles de voluntades e instintos atávicos, heredados de cuando todavía no se escribían herencias y lo que somos ya existía antes que nosotros.

Extensión: 90-130 páginas

Primera fotografía extraída de Photopin, créditos:

photo credit: r2hox <a href="http://www.flickr.com/photos/72764087@N00/31776869855">LDN - 20161006 - 223</a> via <a href="http://photopin.com">photopin</a> <a href="https://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.0/">(license)</a>