miércoles, 12 de abril de 2017

2001: Una odisea del espacio



Película: 2001: Una odisea del espacio
Director: Stanley Kubrick
Año: 1968
Duración: 2 horas 40 minutos

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De repente, en los 60, Stanley Kubrick, una de las grandes mentes de aquella generación (vista su filmografía, resulta irrelevante si lo del CI de 200 era cierto o no); se volvió loco por la ciencia ficción. 

Devoró cualquier obra previa que tratara el tema, aunque estuviese destinada a los niños, algo brutal en esa época e imposible en ésta, donde yo mismo os cuelgo aquí un cuento sobre ovnis en un santiamén.

El director neoyorquino entabló amistad con Arthur C. Clarke, novelista con conocimientos de astronomía; juntos observaron el cielo nocturno en busca de seres extrasolares y, a partir de un relato breve del segundo, construyeron el guión de "2001. Odisea en el espacio"; 2001 a partir de ahora por economía del lenguaje.

No deja de parecerme algo irónico (perdonadme), el enorme error de fechado en el título del filme. Recordemos que viajan hasta Júpiter en una nave gobernada por HAL 9000, un ordenador con "sentimiento de orgullo". Algo que, aún hoy en 2017, parece bastante lejano; lo más seguro es que no lleguemos a verlo, ni tú ni yo.

Es un fallo doloroso, teniendo en cuenta que estamos, por lo demás, ante una una obra minuciosa en el sentido inhumano de la palabra, atenta al más pequeño detalle; y con un gran trabajo de investigación científica detrás. 

De hecho, "2001" se puede entender como un documental en el que Kubrick defiende su creencia, por aquel entonces, de la existencia de vida inteligente en otros planetas. Con el tiempo desesperaría y desistiría en su búsqueda. El espacio es muy grande.

Pocas obras definen la ambición suprema como ésta. Por tanto, es excelente. Por ello, no puede ser redonda. Como dijo un señor X en un foro Y: "si alguien tiene que ver el significado de una película en una página web y luego decir: caray, que buena era, es que algo falla".

De todos modos, aquí la tienes perfectamente explicada, en Jot Down. Sí, sentido tiene. Y es extremadamente ambigua, así que podría tener muchos otros; pero éste era un poco el objetivo de Kubrick, por lo que nada que objetar. El verdadero problema de la cinta es que la mayoría de espectadores  no le encuentren ninguno en absoluto.

Si pones en el buscador de Google "2001 una Odisea del espacio", sale antes el término "explicación" que "crítica" o "ver online". Se dice: "Kubrick quiso contar la historia con imágenes". Me parece un eufemismo. Más bien, al tener que elegir entre las imágenes y la historia, prefirió diez minutos de naves y estaciones espaciales flirteando que diálogos aclaratorios y guías del autoestopista galáctico. 

Y es que, en un principio, estaba previsto que la película contuviera una cantidad importante de información explicativa, pero Kubrick decidió despojarla de estos ropajes, quizás al darse cuenta de la belleza de los planos paisajísticos que había rodado, porque aquí prácticamente todo es paisaje, incluidos los actores, en general no mucho más expresivos que una brizna de hierba. HAL 9000 es el sentimental de la película.

La forma era tan buena que pensó: arranquemos el fondo. Seamos sinceros, si uno visiona esta película sin mapas, e intenta buscarle una lógica, lo más probable es que consiga cierto dolor de cabeza y un resto del todo incierto, mientras flota en el espacio. Como ese juego de la play tan complicado, que tuviste que buscar trucos para poder completarlo (¿Kingdom Hearts?)

De las casi tres horas, sólo nos han dejado media hora de diálogos, y tampoco es que sean demasiado definitorios. Eso sí: desde que salió esta película, que medio siglo después no parece vieja, cualquier intento de ciencia ficción, más aún, cualquiera que mire a las estrellas, la tendrá como ineludible referencia e influencia. Que nadie niegue este inmenso mérito.


Además, no sólo la fotografía, liberada de sombras, es de las más soberbias que hayan conformado nunca una película (incluidos los interiores de la nave); sino que la utilización del sonido (música clásica por acá, respiración angustiosa por allá) es digna de elogio. El espacio, realmente silencioso, siempre sonará a los cazas de Star Wars  y el "Así habló Zaratustra" que da comienzo a esta cinta.

Que se considere a 2001 un clásico más o menos masivo, como "El Padrino" o "Casablanca", no deja de parecerme un fenómeno curioso que refleja una era de la Humanidad. Si se estrenase hoy, sería uno de esos filmes de autor que reciben sustancioso culto pero no alcanzan los circuitos comerciales. La disfrutarían cuatro gatos, vaya.

Pero estamos en 1968. Un año antes de la llegada a la luna. Tras la Segunda Guerra Mundial, continúa la tensión con su epílogo norteamericano-soviético, y se aproxima esa Guerra de las Galaxias contra Rusia que no llegó a estallar, demos gracias al Monolito. 

Los Estados Unidos viven su revolución hippie, y aparece una "bizarrada" espacial de casi tres horas llena de secuencias oníricas como no se habían visto antes. Más de uno asistiría al cine colocado (y quizás la entendieron mejor que los sobrios).

"2001" tiene un chiste interno: ese roce entre humanos tan avanzados que son ya máquinas y una máquina tan avanzada que es ya humana, y continúa abiológicamente nuestra evolución. Lo recojo y subo a: no parece gravado por una persona. Ésta sería la película favorita de tu tostadora. Por eso tanta gente la mira y piensa: no me ha gustado, pero aún así, como quien mira a través del resquicio de una puerta entreabierta, percibo que es grandiosa.

No está hecha para humanos. Como he dicho antes, por esa época Kubrick todavía creía que los alienígenas acudirían pronto a una cita interestelar. Y sí, amigos y amigas, estoy realmente convencido que Kubrick, humano destacado, filmó esta odisea no pensando en Homero sino en una especie extrasolar intelectualmente superior a la nuestra. Por eso el extraño metraje y el desprecio de las emociones, no hay ninguna aquí. 

Pistas de ello: un astronauta le habla a su adorable hijita como si la pequeña fuese presidente del Gobierno, al que le preocupa más morirse de todos es al superordenador HAL 9000 y atentos a la sala final, alegoría de un espacio más allá del tiempo, futurista y arcaica, todo a una vez. 

Me ofende que no haya pensado en nosotros, Señor Kubrick, así que como ególatra le bajaré la nota. Pero, aunque no humano, ha pensado usted en el arte, así que la volveré a subir... 

Qué cruz a cuestas. No sé si recomendaros a vosotros que la veáis, o a la NASA que la envíe por radio al espacio exterior.

NOTA: 9,4

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