viernes, 8 de abril de 2016

NÚMERO DORADO

Según el rectángulo multicolor de dimensiones casi áureas 

(1,7422222 1,61808033989

que lleva en la cartera, el pelirrojo se llama Pablo, y llevaba ocho, nueve, diez minutos esperando al bus cuando este llegó. Las bandas de rodamiento de los neumáticos apenas conservan su dibujo y alguien debería cambiarlos, han perdido agarre y pronto lloverá: las plumas de los gansos están oscuras. 
De ruedas tenemos cuatro como siempre y sobre ellas el color es verde, estilo absenta, 

código HTML #7FDD4C. 

P.pe elevó un pie, el más plano de los dos -valgo y pronación- para vencer los dieciocho centímetros y cuarto que separan el suelo del vehículo, plástico duro, y el de la carretera, asfalto. No obstante, Pablo cesó ese movimiento parabólico del apéndice anteriormente citado a raíz de la presión ejercida por el tibial anterior derecho de otro joven -similar tiempo de existencia en este mundo-.

El dedo corazón del ignominado personaje -no llevaba documentación consigo- describió una trayectoria ascendente hasta alcanzar noventa grados con respecto al cerrado puño. Las pulsaciones de Pablo Jiménez Maña se elevaron también, desde el intervalo acostumbrado

(70 lpm/95 lpm)

a 138 latidos por minuto, cuanto mayor  frecuencia cardíaca, menor esperanza de vida: relación inversamente proporcional y un ratón se asfixia en cuatro años. El desconocido bajó a la calle en la decimotercera parada y Pablo le siguió. En cuanto este último dejó de percibir por sus sentidos la presencia de más seres racionales, apoyó tres dedos al azar sobre la espalda fibrosa de su perseguido, que giró hacia él, y tenía P. las de ganar pues la disposición natural de su cuerpo es mesomórfica y cierto trabajo con fuerza máxima en la última estación ha logrado resultados visibles. El pelirrojo lanza en línea recta su puño, contra el esternón del enclenque amenazado que hace un ruido como de romperse, y cae al suelo. Allí Pablo, a la vista de nadie, desliza afuera su lápiz de acero y dibuja una muerte. Lo último que pudo sentir el después muerto fue la belleza de la Torre Eiffel, construida según las directrices conscientes o inconscientes del número de oro, casi como una cajetilla de tabaco, que sería:

Formulación del problema:
¿es geométricamente divino un paquete de Camel?

Resolución:
8,5 centímetros de largo/ 5,5 centímetros de ancho=

(1,545454545 ≠ 1,61808033989

Pues no, se acerca sospechosamemente pero la cajetilla, aunque lo pareciera a primera vista, no coincide con las dimensiones áureas, así que no es oro todo lo que reluce. Pero sí nos da como resultado un número periódico, lo cual explica por qué me está costando tanto dejar de fumar: 5454545454... 

2 comentarios:

  1. Escritura Picasiana que te llama a releer varias veces para desenmascarar una historia que te atrapa.
    Muy bueno.

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