martes, 6 de febrero de 2018

Las vidas posibles de Mr. Nobody


Película
Título: Las vidas posibles de Mr. Nobody
Duración: 141 minutos
Director: Jaco Van Dormael
Año: 2009

A veces ocurre: escribes un análisis cualquiera y estás poniendo a la película a parir, luego le cascas un notable. También al revés: todo son bondades y al final tiene suerte si llega al aprobado. 

Las vidas posibles de Mr. Nobody, al aunar su evidente calidad con lo pretencioso, cae en el primer saco. La cinta de Van Dormael repasa la existencia de un sujeto llamado Nemo/ Nobody, desde su nacimiento (en este caso, incluso desde antes de él) hasta su muerte. Y repite un error bastante común en su género, que es pensar que el 80% de la vida de una persona se reduce al amor y sus relaciones amorosas.

Como es lógico, éstas o incluso (quizás más interesante todavía) la ausencia de ellas ocuparán un lugar importante, debido al fuerte impacto emocional que provocan, pero soy de la opinión de que si quieres tratar a alguien en profundidad deberías hablarnos también de sus aficiones, miedos, carencias, sueños, etc. Sobre todo si cuentas con más de dos horas, claro.

En este caso, el protagonista, Mr. Nobody, parece más que nada un lienzo en blanco sobre el que ocurren cosas, las cuales determinarán su personalidad. Tendrá como punto de partida unos comportamientos comunes, exceptuando lo de puedo ver el futuro bla bla bla y lo puramente cinematográfico, puesto que las personas que no viven en películas eligen si se marchan o no con su madre antes de la arrancada del tren que los separará por siempre.

 El señor Nobody estará loquísimo (si se junta con una novia inestable), sufrirá del hastío del triunfador (tras conseguirlo todo en esta vida), o experimentará las llamaradas de la pasión (en caso de darse muy determinadas circunstancias). 

A lo largo de la cinta, no anhela nada en especial ni se esfuerza a largo plazo por cualquier cosa que no sea lo obvio: la persona amada, el desahogo económico o el bien de sus padres, dificultando que sintamos alguna empatía pequeñita por él.

No es tanto un personaje como el simple reflejo de los días vividos sobre el rostro de Jared Leto, olvidando lo cóncavos que somos; que todos partimos de unas características y potencialidades muy determinadas e independientemente de lo que nos pase cargaremos a la espalda y hasta la tumba vicios innatos. En esta vida podemos elegirlo todo menos a nosotros mismos (así que lo que toca es aguantarse sea como sea y querernos, claro).

Debilidades, y también fortalezas que nos hacen quienes somos, arda el sol o caigan los diluvios que quieran. Todo ello sin mencionar que no solo evolucionamos tras la acción exterior, sino a partir de reflexiones internas desligadas de la realidad. 

Porque sí, se llama Nobody, pero se entiende que el apodo intenta ser una manifestación de la paradoja de que puedan coexistir vidas paralelas del mismo ser humano. Personalmente asumo que si Nemo no fuese neutro la película ganaría tanto en emotividad como en mensaje, puesto que, precisamente, sería más humano.


Tráiler de la película


Ahí está el problema: el mensaje. Las posibles vidas de Mr. Nobody parece por momentos una sucesión de videoclips de la Mtv, acumulándose cabriolas y contorsiones para atontar en el primer visionado y hacernos sentir inteligentes en el segundo, sin razón alguna para ello. 

Porque tanta vuelta de tuerca, dos horas largas para no llegar a más conclusiones que un capítulo de Rick y Morty. Recuerda a Blade Runner 2049: una cinta bellísima a nivel visual pero que comete la desfachatez de creerse inteligente por basarse en un tema complejo. 

Pero no: que una película trate los universos paralelos, la clonación humana o la teoría de cuerdas no impide que pueda ser más básica conceptualmente que una historieta basada en cuatro cuñaos borrachos cantando en un bar. Puesto que la dificultad no está tanto en escoger un asunto sino en desarrollarlo de una manera afortunada y profunda de veras.

Pondré un ejemplo: otra película que repasa la vida, como es Forest Gump, con sus cosas malas y buenas, no pecaba tanto ni de centrarse exclusivamente en las relaciones ni de carecer de mensaje. Y espero no ser el único al que, Big crunchs, vidas paralelas, coches ardiendo y demás boutades aparte, aquella le parece más original y única que ésta. ¡Teniente Daaaaan!

NOTA: 7,4

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