viernes, 2 de febrero de 2018

5 reflexiones nocturnas de "Los de abajo"



PARTE 1- TODO SUMA

Existe en nuestra sociedad un prejuicio a la vez falacia, que es el considerar a quienes realizan trabajos de baja cualificación como gente de baja entidad, también. Pero, si yo ahora entrara en tu casa y fregase tus platos, ¿considerarías que eso me resta dignidad?

Algunos esconden la opinión de que quienes se encargan de lo que uno nunca querría hacer son de algún modo inferiores. Ellos piensan: Yo soy mejor porque he escogido algo mejor que ellos. Pero muchos ni siquiera tuvieron elección.

Defiendo a las letras, y tengo claro que el trabajo intelectual no puede ser reemplazado en una sociedad; pero eso no significa despreciar ningún oficio, o que no sean también indispensables los servicios de recogida de basuras, de hostelería, transportes... Que una tarea resulte dura o penosa no debería sino santificar como mártir a quien la realiza, pues alguien tiene que hacerlo, y le debemos a ellos y ellas el no ser nosotros.

¿Qué sentido tienen los llamados intelectuales que menoscaban a un obrero o un campesino, si es precisamente gracias a su actividad que alguien puede estar ocioso escribiendo?


PARTE 2- DOMINACIÓN

El mundo ha funcionado históricamente como la dominación de unos sobre los otros. En Brave New World, Aldous Huxley retrató un futuro con "razas" artificiales de humanos menos inteligentes. Así se sostendría la civilización más estable posible, según defienden los políticos aparecidos en la novela.

 Por cada gran técnico o ingeniero, se necesitan cien peones, constituyendo su cualidad más deseada el agradecimiento frente al trabajo brutal y degradante. Huxley tenía razón: lo que necesita el poder, para mantenerse en él, no son letrados, sino una masa industrial lo más básica posible, y con esto no quiero decir que nuestros obreros actuales sean efectivamente simples, sino que ojalá lo fueran, puesto que todo individuo obligado a labores vacías y poco estimulantes (en realidad, el mismo estímulo cien veces) sufre mucho antes que disfrutarla su propia inteligencia.

Clases sociales, algunas subordinadas totalmente a otras, y cuanto más diferencia entre ellas mejor, en términos utilitaristas, para así justificar el dominio por parte de quienes lo ejercen. Cualquier sociedad florece gracias a la base de su iceberg y a costa de ella, siempre anónima, siempre abocada al fracaso y siempre multitudinaria.

A menudo se habla de la aparente contradicción de cómo en Roma o Grecia, pese a aquel desarrollo, había esclavos. ¿A pesar? Cuántos hallazgos se habrán conseguido no ya a su pesar, sino gracias a ellos, tristes olvidados de la historia; quiénes sino los esclavos de tal filósofo le permitían retirarse a la contemplación.

 Mejor todavía, a su meditación sobre precisamente  la ética, la justicia y las buenas costumbres, y después entregar al mundo obras supremas. La sociedad ha funcionado históricamente a partir de la dominación, porque, sean quienes sean los dominantes y los dominados, este principio funciona, aunque no sea moral.

La subordinación de la mujer o la raza negra estaban basadas en inferioridades ficticias, y por tanto fueron reales sólo en cuanto actuaron en su máximo apogeo la cultura machista y racista. Aquella inferioridad, antes tan creída incluso por la élite cultural (aunque hoy cueste aceptarlo), se esfumó. Y supongo que muchos y muchas se preguntarían cómo pudieron estar ciegos como para dejarse tapar los ojos con una venda tan fina.


PARTE 3- TECNOLOGÍA

Más allá de lo que cuentan los anuncios de televisión, el estado natural es la pobreza, así que la contrapartida de un exceso faraónico, al final, solo puede ser la miseria, y parte de la riqueza de unos se basa en aprovecharse de la pobreza de otros.

Todo se ampara en algo menor (o considerado menor por pura conveniencia) para desarrollarse. Si hoy día no tuviésemos sometida a la tecnología, el grado de esclavitud sufrido por la base social humana sería mucho mayor.

Se ha escrito bastante ya, aunque más que nada literatura, sobre la temida rebelión de las máquinas, lo cual no me parece ninguna tontería puesto que hoy por hoy, aunque inconscientes de ello, son nuestras esclavas y nos aprovechamos de ellas. No le preocupa a nadie, y con razón, puesto que no poseen alma.

Tu móvil es utilizado a horas intempestivas (distribución irregular de la jornada), habrá sufrido violencia física (abuso, enfermedad laboral), y puede ser intercambiado y abandonado de un día para otro (despido improcedente).

Lo dicho hasta ahora seguirá representando una nimiedad, pero no tanto si  nos imaginamos a un robot,y menos cuanto más sean desarrollados éstos. Por supuesto, no pienso que las máquinas vayan a rebelarse nunca, por una cuestión obvia: para que lo hiciesen tendríamos que diseñarlas con conciencia de la necesidad de ello. ¿Por qué iba quien las somete a facilitarles su liberación?


PARTE 4- EXPLOTACIÓN

Seguirá exprimiéndose lo máximo posible, más allá de cualquier número, hasta el límite que marque la tensión de la cuerda justo antes de romperse. Así, el desarrollo de técnicas que en teoría facilitarían el trabajo, pues permiten multiplicar la productividad, difícilmente lo consiguen, porque dicha productividad tiene que seguir aumentando y aumentando; debido al sueño del consumismo que lleva a la felicidad, y la pesadilla de que las grandes empresas sean todavía más poderosas que los gobiernos.

¿Qué sentido tiene, con la tecnología existente, que nadie trabaje diez horas diarias en algo que no le representa ni le aporta; más aún, mientras otros sufren el paro?

El empleo es una parte muy importante de la vida, y a una intensidad normal, beneficioso para el que lo realiza aún con sus pesares. Representa un pacto social: hacer algo por los demás mereciendo así a cambio todo cuanto esta sociedad presenta para nuestro cuidado y disfrute. Pero la pregunta obligada es: ¿hasta dónde?

No hay comentarios:

Publicar un comentario