Las nuevas
tecnologías han revolucionado las rutinas periodísticas. Podríamos afirmar que el salto del formato impreso al digital ha pillado por
sorpresa a muchos profesionales de la comunicación, todavía incapaces de adaptarse del todo a un medio en constante cambio.
La forma de
comunicar ha cambiado drásticamente con la aparición de nuevas herramientas y emisores a través de Internet. Además, la accesibilidad
y variedad de información ha provocado que se vuelva indispensable la rapidez e
inmediatez en las redacciones de cualquier medio de comunicación.
La relación con el
lector también ha cambiado, ahora es bi-direccional y supone un mayor grado de
retroalimentación. El consumidor de noticias se convierte además, en un
transmisor de las mismas a través de redes sociales; de hecho ya no se le llama consumidor sino prosumidor: ése que aporta contenido a las informaciones que visita.
En este contexto,
el periodista aún está tratando de aclimatarse al nuevo entorno en el que se
mueve y por ello algunos medios de comunicación están adaptando de forma
experimental su contenido a las necesidades de la Web. En muchos casos, el
progreso tecnológico ha desbordado esta adaptación gradual que pudiera tener la
labor periodística en Internet. Han aparecido mecanismos y herramientas que, al
mismo tiempo que facilitan el trabajo del periodista digital pueden llegar a
perjudicarlo e incluso sustituirlo.
En los últimos años
cada vez tiene más importancia la investigación en el campo de sistemas de
inteligencia artificial. En concreto, en relación con el periodismo nace el
“periodismo robotizado”. Es decir, la aparición de bots / robots que son
capaces de generar, modificar y compartir información de una forma
asombrosamente rápida y autónoma en la Web.
En la literatura ya
se especulaba con sistemas robotizados que llegaran a sustituir la labor que
lleva a cabo el periodista. Isaac Asimov planteaba en su novela Preludio a la
Fundación la sustitución del periodista por un robot inteligente. Este
fenómeno cobra más sentido en el actual entorno digital.
Las predicciones se
han cumplido, abriéndose un sinfín de posibilidades con la aparición de
robots programados de tal forma que pueden enfrentarse a la redacción y
elaboración de noticias en Red.
Evolución y futuro
del periodismo robotizado
El robot periodista
nace de conceptos planteados por empresas como Narrative Science, aplicados en conocidos
medios de comunicación como Forbes. Esta organización inventó en 2010 “Quill”,
una plataforma de generación de lenguaje natural impulsado por Inteligencia
Artificial. A partir de datos de entornos financieros, el programa
es capaz de generar artículos adecuados y afines al lector.
Los movimientos
financieros donde se barajan gran cantidad de datos y estadísticas son uno de
los espacios en los que más se ha potenciado el periodismo robotizado. A pesar de ello, estos mecanismos robot han ido poco a poco colonizando la elaboración de
otras secciones. Es el caso de la información meteorológica o
la deportiva.
Por lo pronto, la
robótica en el periodismo está limitada a este tipo de entornos de una forma
simple pero, sin lugar a dudas, eficaz.Sin embargo, algunos pronósticos afirman
que en un futuro un 90 % de las notas y noticias serán redactadas por robots
capaces de dar un estilo propio y personalizado a la información en cualquiera de
los campos.
Ventajas e
inconvenientes de la aparición de la robótica en el periodismo
Son muchos los
casos en los que el uso de robots en los medios de comunicación digitales han
supuesto un aumento de la eficacia y rentabilidad en la producción de noticias.
Los robots producen, trabajan e informan mucho más rápido que cualquier
periodista. Por ello, pueden llegar a resultar más rentables para las empresas
de la comunicación.
Es el ejemplo de la
agencia de noticias Associated Press que en 2014 decidió que automatizaría
la redacción de todas sus notas. Ha pasado de unas 300 noticias escritas
al trimestre por periodistas a alrededor de 4.400 redactadas por robots.
Además, lejos de
presentar una información previsiblemente automatizada e impersonal, los robots
analizan los datos encontrando patrones que se adecuan a las necesidades del
lector. Aparecen la plataforma Wordsmith (Ws) o Narrative Science (NS),
especialistas en conseguir estos resultados.
Del mismo modo, la
productividad es superior. Un claro ejemplo es el del colaborador sueco de
Wikipedia Sverker Johansson, quien asombrosamente firma como autor de unos
10.000 artículos diarios. Todo ello es gracias a “Lsjbot”, un software creado
por el sueco que contrasta información en varios puntos web para después
volcarlo todo en sus artículos. En los últimos siete años Johansson tiene la
autoría de 2,7 millones de entradas de la Wikipedia. Lo cierto es que la mayor
parte de la información de la famosa enciclopedia online ha sido elaborada por
programas informáticos.También The
Guardian se ha sumado a esta iniciativa y en 2014 lanzó una revista impresa hecha al cien por cien por robots.
Ante este aluvión
de cambios y avances tecnológicos, los grandes damnificados son los periodistas.
A largo plazo, parece que su trabajo va a ser sustituido por una
máquina. Si mantenemos una hipótesis de coexistencia entre las nuevas
herramientas de la web y el periodista, este último ha de crear un contenido
diferenciable y exclusivo con tal de no desaparecer. El periodista tiene que
generar valor y dotar de personalidad a la información con tal de no ser
relegado a un segundo plano. Paradójicamente, el robot periodista se convierte
en un caso más de intrusismo laboral impulsado por los mismos medios de
comunicación en un afán meramente lucrativo que puede derivar en una mala
praxis de la labor periodística.
Conclusiones
Según la propia Wikipedia, símbolo clave del fenómeno de construcción
de contenido en red, los robots a lo largo de la historia han levantado recelos
entre la población por la posibilidad de que dejaran de seguir nuestras órdenes
o fallasen gravemente en sus procesos. Lo paradójico es que esto, que leemos en sus páginas, como se ha
comentado en la parte central de este trabajo, seguramente lo escribiera un
robot.
Pero, siendo honestos, cualquier cambio sustancial en las líneas de
actuación de la sociedad humana ha sido siempre vista en sus inicios con
recelo, y luego normalizada o no. De hecho, la propia Wikipedia aún sigue
siendo de mal gusto para muchos académicos, como un contenedor de los falso, cuando
puede ser corregida fácil y rápidamente por millones de personas, cosa que no
ocurre con otro tipo de contenidos. Pero esta interconectividad, positiva en unos casos, la expone a
tratamientos como el trolleo, y temporalmente podemos ver entradas
diciendo que Vigo está en Portugal.
Está por ver si la robotización será positiva o negativa en los diversos ámbitos. En este trabajo, precisamente hemos intentado responder a esta pregunta en lo que a el periodismo se refiere. Quizás lo que ocurra es que da vértigo pensar que el avance de estos mecanismos, para bien o para mal, es imparable. Pero debemos retroceder a aquellas definiciones valencianas de robot: “màquina que fa automàticament algun treball”, e incluso “home automàtic”.
¿No es acaso ese periodista que capta toda su información de los gabinetes de prensa, que permite que los políticos se escondan, que sólo copia y pega la información de las agencias, el peor de los robots? Dejemos que nos ayuden en aquello llamado “data journalism”, y vigilemos constantemente, permanezcamos alerta, analicemos con reflexión crítica la cada vez más compleja realidad del mundo. Ésta siempre ha sido y será la labor del periodista.
Ballester Soriano,
Jordi
Pawlikowska,
Zuzanna
Martínez Martínez,
Enrique
Fotografías extraídas de Wikimedia Commons
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