miércoles, 16 de marzo de 2016

CIELO NEGRO

No consigo ver estrellas en el cielo, ninguna. Porque es un cielo negro, de alquitrán, y un par de tímidas luces jamás lograrán atravesarlo. Camino por calles que parecen vacías, pero están llenas de ruido, él  me atraviesa pero no sé dónde está: sólo va y viene, como un latido.

Desciendo con cuidado las escaleras de la catedral. De pequeño, amaba bajar aquí, solo, esperando la lluvia, hasta que un día aprendí la ubicación exacta de columnas, ventanas, estatuas, todos los ladrillos uno a uno.

Otro día quedé ciego. Pero dentro de mí retumba, vivo y triunfante, cada grano de polvo de la Catedral de Santiago. Hoy puedo oler los charcos, las botas de la gente, las paredes milenarias, y puedo recordarla tal y como estaba.


*Dedicado a Jorge Luis Borges y James Joyce, que acabaron de escribir su revolucionaria obra estando ya completamente ciegos, sin poder ver nada más que su desorbitado ingenio, recuerdos y fantasías.

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