domingo, 17 de diciembre de 2017

Arcade Fire: Funeral


Disco
Grupo: Arcade Fire
Título: Funeral
Año: 2004
Duración: 47 minutos
Estilo: Indie rock, art-rock


Gracias, Arcade Fire: desde 2004, si buscas "funeral" en Google, aparecen mil cosas tristes, pero también algo maravilloso. Una tenue luz que no quiere apagarse. Bueno, en realidad no puede.

Si ahora lo intentara ya sería tarde, de tanto multiplicarse y multiplicarse en toda esa gente que simplemente lo disfrutó o dio por denominar a este del que ahora hablaré como uno de los discos definitivos del principio de siglo.

Qué contradicción... En su primer álbum largo, que dieron por llamar Funeral, Arcade Fire intentaron, desde el cariño y el respeto, armados de puro talento*, erigir una oda a la muerte, puesto que acababan de marcharse los abuelos de los principales miembros del grupo. Pero les salió un álbum vitalista, y hablando de muertes abrazaron la vida.

Yo resumiría estas diez canciones como una defensa de que tenemos derecho a emocionarnos, a sentir y a veces padecer, pero jamás desmoronarnos. Ninguno de los temas es totalmente alegre, en el sentido superficial y despreocupado de la palabra; pero tampoco pasa un minuto de los casi cincuenta sin sentir el torbellino o acaso brisa de la esperanza.

Son diez canciones, y las diez canciones son una, conformando algo indivisible. ¡Y si lo divides pecas, desvirtúas! Déjate llevar por la felicidad a la vuelta de la esquina de Une Anne Sans Lumiére. Estamos ante un disco conceptual, su concepto: la resurrección; la vida que vuelve en nuevas infancias, nuevos tesoros que proteger.

Algunas piezas abren el espectro. Son fáciles para todos los públicos, tatareables en estadios (Wake Up, Rebellion (Lies). Otras, como las que abren y cierran, son mucho más pequeñas, no por ello peores. Gritar a una multitud, susurrar al oído.




Aparecen guitarras, violines, tambores, voces, flautas, acordeones, y esto es renovador, sí, pero también lo de menos. Lo crucial: que el mensaje, ya sea por lechuza o carta, sea transmitido. 

El Sol ilumina a las plantas, las plantas alimentan al herbívoro y éste al carnívoro: la energía va perdiéndose por el camino. Los sentimientos de Butler, principal compositor de esta obra, no entienden de termodinámica, más bien parece que su voz y su guitarra actúan como caja de resonancia al volcarse su alma en ellas.

Qué es el arte, sino aquel ejercicio de alquimia para convertir nuestros pesares en algo valioso. Y como unos abuelos murieron hace trece años, y unos nietos cantaron con alegría su tristeza, por eso podemos llorarnos nosotros hoy, recobrando nuestro optimismo o al menos el buen humor, que por algo se empieza.

Todo esto, lo cual define a Funeral, o el Funeral que yo escuché, puesto que cada uno lee un diferente Quijote, ¿no es lo más grande que tiene y tendrá nunca el arte? 

¿No es Wake Up el tan necesario recordatorio de que el que otros hayan caído, quizás fuertes y mejores, quizás más amados por nosotros que nosotros mismos; no es su caer sino el deber de levantarnos, levantarnos en ellos para que, aunque ya duerman, nunca duerman del todo?

Así que mi conclusión objetiva sobre este disco es que el abuelo de Win Butler y la abuela de Régine Chassagne, principales artífices de este lienzo bonito, están descansando, sí, pero con un ojo abierto, un ojo que vibra desde los primeros acordes cristalinos y celestiales de Tunnels, más aún: a través de ellos.

La vida tiene un poco de muerte y la muerte un poco de vida, y desde que el mundo es mundo los que marchan nos recuerdan que no todos los días son iguales. Ellos hacen el tiempo pasar, y nos llenan el corazón de fuego, como aquella recreativa en llamas: y por eso, dice la leyenda, se llaman Arcade Fire.


Neigborhood #1 (Tunnels): 9,2
Neigborhood #2 (Laika): 8,7
Une Anne Sans Lumiére: 9,3
Neighborhood #3 (Power Out): 8,4
Neigborhood #4 (7 Kettles): 8

Crown of Love: 8,4
Wake Up: 9,3
Haiti: 7,9
Rebellion (Lies): 9,1
In the Backseat: 9,3

NOTA: 9,1



*Las críticas de su último disco (aún no he podido escucharlo en profundidad), insinúan que se les han acabado las balas.

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