jueves, 16 de febrero de 2017

Gabriel García Márquez: Relato de un náufrago (y 8 razones por las que es una lección de periodismo)


Si somos fieles a la verdad, el título real de este libro es Relato de un naúfrago que navegó diez días a la deriva en una balsa sin comer ni beber, que fue proclamado héroe de la patria, besado por las reinas de la belleza y hecho rico por la publicidad, y luego aborrecido por el gobierno y olvidado para siempre. Pero no cabe en una contraportada ni queda poco por leer y ver en este mundo, así que resumiremos.

Recuerda a esos ejercicios del colegio en los que en un par de líneas o tres teníamos que resumir un texto, y sobra decir que Gabriel, "Gabo" para los amigos, y éste es un concepto muy amplio cuando hablamos de un escritor tan querido a ambos lados del charco, lo hace de maravilla con su propio libro, que al principio no era tal, sino un puñado de publicaciones por entregas para El Espectador de Bogotá; y hasta 1970, varias décadas después, no sale al mercado como obra literaria y unitaria. Logra un gran éxito, así como multitud de ediciones en variados formatos. La versión que poseo de la obra (tamaño de bolsillo y portada dorada) ya alcanzó las 51 ediciones.

Relato de un náufrago parte de un conjunto de publicaciones periódicas, entregadas durante catorce días consecutivos; que se convirtieron después en un librito con el mismo número de capítulos más una gran introducción a cargo de Gabriel, "la historia de esta historia", donde se explica el contexto fascinante que rodea a la obra. Curiosamente, no sabemos si por falsa modestia o modestia verdadera, Gabriel reconoce la validez del texto pero afirma que no entiende por qué publicarlo. En todo caso, se trata de una historia atemporal, que tanto vale ahora como dentro de un siglo. He aquí la prueba:

1- La búsqueda del enfoque novedoso, y de lo oculto

Un barco de la Armada Nacional colombiana, apodado como Caldas, vira por una tormenta, y caen varios hombres al mar. Llama la atención, comparándolo con nuestra época y realidad cercana, que sólo en cuatro días se desistiera ya en su búsqueda y fueran dados por muertos. Por suerte o porque se esforzó en tenerla, uno sobrevive, y se acerca a las oficinas del periódico donde trabajaba Gabo: "cuando Luis Alejandro Velasco llegó por sus propios pies a preguntarnos cuánto le pagábamos por su cuento, lo recibimos como lo que era: una noticia refrita (...) el cuento había sido contado a pedazos muchas veces, y el público parecía cansado de un héroe que se alquilaba para anunciar relojes". 

La primera reacción de El Espectador es rechazar al tipo que casi muere a causa de una tormenta y su posterior travesía en el desierto líquido del Caribe, infestado de tiburones; porque se había contado demasiadas veces ya, perdiendo toda su fuerza y gracia de puro desgaste. Pero sin saber muy bien por qué, finalmente Gabo le atiende y tendrá una grata sorpresa cuando Velasco le contesta que realmente no existió ninguna tormenta. En palabras del propio Márquez: "la verdad, a pesar de todo ese manoseo, aún no había sido publicada". Ésta es una gran lección periodística: da igual cuánto se diga y desdiga sobre un tema, siempre quedarán nuevos planteamientos y matices por tratar, quizás esenciales; porque la mayoría de información que se ofrece al lector, y más ahora en estos tiempos de carestía, es superficial, estándar y rápida.

2- El uso del lenguaje

Demuestra Gabo que el poder de la ironía es suyo, y consigue, a través del dominio que posee de nuestra lengua; transmitir lo que quiere las palabras justas o menos todavía, como las que aquí he puesto en negrita: "bajo la dictadura militar y folcrórica del general Gustavo Rojas Pinilla""La prensa estaba censurada, y el problema diario de los periódicos era encontrar asuntos sin gérmenes políticos para entretener a los lectores. En El Espectador, los encargados de ese honorable trabajo de panadería éramos Guillermo Cano, director; José Salgar, jefe de redacción; y yo; reportero de planta".  

Entretener: separar de la realidad, apartar a los ciudadanos de la realidad política. Algo que tanto puede ser positivo (o no) para el que se distrae y olvida de los problemas; como para quienes "los crean", los que están detrás de ese gobierno y mantienen al pueblo distraído.

Panadería: porque un trabajo tan limitado y coaccionado puede ser cualquier cosa menos periodismo.

Otra frase que permanecerá con nosotros, los lectores, por su fuerza y calidad literaria:

“Ha aumentado de peso y de edad, y se nota que la vida le ha pasado por dentro, pero le ha dejado el aura serena del héroe que tuvo el valor de dinamitar su propia estatua”. Qué imagen: un tipo anónimo, desgastado, cansado de años; arrancando a martillazos trozos de cal que eran el intento de demostración de una divinidad falsa de uno mismo, fácil sería de aceptarla pero los halagos, ¿cuántas veces debilitan?


3- El periodista no es protagonista

Aunque el tiempo le ha acabado por otorgar de todas formas la autoría a Gabriel, siendo un escritor premiado con el Nobel de Literatura; en un primer momento la obra venía firmada por Velasco. El artista y periodista deja que el marinero hable en primera persona; reconoce que este libro pertenece a quien lo sufrió.

4- La verdad no es el camino fácil, ni seguro

Tanto Gabriel (exiliado) como Velasco, al que se le acaban la gloria y retribuciones tras el desastre cuando desvela cómo realmente fue, sufren lo que ahora se ha convertido en el tomo que tienes entre las manos. Resulta curioso el proceso: cuando comienza el náufrago a contar su historia, el Gobierno está contento, pues se trata de un "héroe de la patria". Cuando desvela en palabras que no hubo tormenta, el Gobierno contraataca con palabras y retórica. Sólo cierran el periódico y estalla todo cuando salen a la luz fotografías y la verdad se hace incontestable.


5- Si generas valor añadido, si tienes una buena historia, la gente se interesa

Se apiñaba la gente frente al edificio del periódico, pedían números atrasados para completar la colección. Son datos interesantes ahora que el periodismo parece herido de muerte. Puede que la inmersión profunda en historias con valor humano, el llamado "slow journalism" sea su salvación, ahora que cualquiera puede producir noticias en forma de tweet; pero sólo Gabo podría escribir Relato de un náufrago.

6- La información contextual/ general sobre el tema tratado enriquece al texto

Gabo y Velasco alimentan el relato con digresiones interesantes para el lector; como las referencias a los tiburones, sus aletas, su comportamiento... Gracias a la información extraída de la fuente informativa (el propio protagonista), el lector conoce la forma de orientarse de un marinero, que las gaviotas son una buena señal porque uno sabe que está relativamente cerca de la tierra… El contexto proporciona un valor a la historia más allá de la anécdota, en el conocimiento amplio y útil; y además ayuda a comprender mejor la historia misma.

7-El periodismo no está reñido con la literatura, y las emociones también son parte del acontecimiento 

. En el Relato... es plasmada con acierto la irracionalidad del ser humano, sobre todo en situaciones límite: “la rodilla derecha empezó a dolerme después de las doce y sentía como si el agua hubiera penetrado hasta los huesos. Pero ésas eran sensaciones remotas. No pensaba tanto en mi cuerpo como en las luces de los barcos”; Desde cuando localicé a la Osa Menor no me atreví a mirar hacia otro lado. No sé por qué, me sentía menos solo cuando miraba a la Osa Menor”.

La hipérbole, la exageración bien entendida, no confunde al lector sino que poetiza y humaniza: “no necesitaba sino ver la luz de un barco, para dar un grito que se oiría a cualquier distancia”;“se necesita pasar una noche en el mar, sentado en una balsa y contemplando un reloj, para saber que la noche es desmesuradamente más larga que el día”. El delirio va acercándose y se traduce en una progresiva poetización del mensaje.

La descripción de cómo intenta (patéticamente, desesperado y en vano) devorar la gaviota que parte entre sus dedos de pura fragilidad, no tiene nada que envidiar a los momentos cumbre de otras grandes obras literarias. La sujeción a lo real, bien usada, no es un impedimento sino una fortaleza: mayor empatía, un caudal enorme de información para utilizar si se tiene la habilidad. 

¿Puede entenderse a las gaviotas como una metáfora literaria, a pesar de tratarse de hechos que  sí acontecieron? La que se deshace frente a él y le da pena y después él también, aniquilado por el Sol, lleno de llagas; la que libera para luego alcanzar también la libertad. Narrar lo oculto: el enfrentamiento de aquel hombre con la naturaleza “y en ese momento no supe si la sangre que corría por mis dedos era mía o del pescado”. Agonía sucia por un pedazo de alimento.

La mezcla de recuerdos desordenados y conocimientos traídos al relato cuando ya ha pasado la angustia proporcionan una lectura rica y amena. 

8- La importancia de exprimir al máximo las fuentes informativas


Durante veinte sesiones de entrevista de seis horas cada una, Gabriel estuvo encerrado con Velasco hasta conformar uno de los ejemplos más célebres del relato de no ficción; tan cultivado en las tierras americanas, al norte y al sur.

Fotografía extraída de Photopin, créditos:

Vicente Domingo Fotografia <a href="http://www.flickr.com/photos/137706206@N06/31918578053">Grau vell III</a> via <a href="http://photopin.com">photopin</a> <a href="https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.0/">(license)</a>

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