“Un día hace 10 años, más o menos, empecé a correr y
correr. Llevo cuatro meses lesionado, pero mi cabeza sigue corriendo. Como la
mayoría de mis compañeros, jugué al fútbol muchos años. Al dejarlo, empecé a
correr para mantenerme en forma y no engordar mucho. Fue en la famosa pista del
monte: al principio completaba sólo una vuelta de 5 km, en unas semanas subí a
dos vueltas, a la siguiente tres y cuando fui capaz de hacer cuatro supe que
estaba preparado para la carrera que todos queremos hacer por primera vez.
Me
estrené en la Vig Bay con un temporal que si llega a ser hoy suspenden la carrera.
Termino tres o cuatro medias maratones, y carreras de 10 kilómetros. Un día
entrenando en la pista del monte me dije: voy a hacer una maratón.
La primera maratón suele imponer respeto, pero al final lo pasé muy bien, así quise
preparar otra y mejorar mi tiempo. Ya tenía la droga dentro. La siguiente fue
en Madrid, pensé que nunca se terminaba. Sufrí mucho para acabar, me dije que
ni una más.
Llevo ya 11. Entre carrera y carrera fui animando a mi
hermano, cuñados, primos y amigos a que empezaran a correr. Poco a poco nos unimos
y formamos un pequeño club, con la única aspiración de que duremos muchos años
juntos y nos lo pasemos bien”.
Entre que se
levantan y acuestan, muchas personas de este y otros países –como el anónimo deportista
cuya historia has leído ahora- se visten de corto, calzan unas zapatillas y
salen a correr; por montaña, asfalto, caminos de tierra o una pista de
atletismo. Atletas que se deshacen y rehacen en la lucha por un gran objetivo,
que disfrutan, sintiéndose libres, y charlan en compañía al paso ligero que marcan
sus pies, exploran nuevos senderos entre laberintos de árboles, o simplemente
corren. Pero... ¿por qué lo hacen? ¿Por qué corremos?
Para
elaborar este pequeño reportaje, he entrevistado a algunas personas destacadas dentro
del deporte y expertos en él; y además he realizado una encuesta en la que han participado 215
corredores de ambos sexos, todas las edades y distinta clase y condición;
segmentándolos según su nivel de práctica deportiva.
Nivel de entrenamiento/ exigencia
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Número de encuestados (total 215)
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Muy esporádicos (épocas de no correr en absoluto)
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2 (0,93%)
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Salgo a correr de vez en cuando, como mucho un par de
días a la semana, no competitivo
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9 (4,19%)
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Entrenamientos regulares y frecuentes, pero no compito
o muy poco competitivo
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5 (2,33%)
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Corro 2/3 veces a la semana y compito en carreras
populares
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84 (39,07%)
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Entrenamiento casi diario, compito en carreras
populares en su mayoría
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37 (17,21%)
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Practico atletismo federado aunque corra alguna
popular, no doblo sesión ni acudo a campeonatos nacionales
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29 (13,49%)
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Participo regularmente en campeonatos de España o he
doblado sesión, entrenamiento casi diario
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35 (16,28%)
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Atleta al menos una vez internacional, pero no
profesional
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11 (5,12%)
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Soy o he sido atleta profesional
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5 (2,33%)
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No se deben
tomar estos porcentajes como los reales para cada grupo, pues aunque no de
forma acusadísima, inevitablemente he seguido unos derroteros “elitistas”. No
hay en absoluto un atleta profesional por cada 100 corredores, cosa que podría
hacer pensar esta clasificación. Lo que he querido es tener representación
tanto federada como popular, si siguiese un sistema no “viciado” en ese
sentido, tendría más de 500 corredores del grupo más amplio (2-3
entrenos a la semana y competición popular los fines de semana) antes de
alcanzar 2 o 3 profesionales, cuando con 100 encuestas habría tenido de
sobra para conocer a grandes rasgos las motivaciones de cualquier grupo.
Realmente el objetivo de
este reportaje no es ser un análisis definitivo y científico, sino reflexionar sobre las razones que motivan a “impulsar las piernas de tal modo que
ambos pies quedan en el aire” a personas tan distintas como un olímpico, una
atleta internacional y una persona que hace deporte para adelgazar.
Pero no
debemos dejarnos llevar por la emoción, sino comenzar este reportaje reconociendo que esta actividad
conlleva para todos ciertos riesgos, y existen precauciones a tomar. Así,
en una distendida charla con Ramón Antonio Centeno Prada, Asesor Médico del
CAMD (Centro Andaluz de Medicina del Deporte); me ha explicado cómo en la
práctica deportiva ponemos a los sistemas cardiovasculares y el aparato
locomotor al máximo, y no sabemos cómo puede reaccionar el cuerpo a este gran
estrés. Por tanto, afirma que cualquier corredor, desde el momento en que no se
ha hecho ninguna prueba médica, está poniendo en riesgo su salud; sobre
todo dentro del atletismo popular donde hay personas con sobrepeso, hipertensión,
colesterol… El deporte, aún a baja intensidad, sin un estudio de nuestros
factores de riesgo, puede acabar perjudicándonos en lugar de mejorar nuestra
salud. Un simple reconocimiento general y un electrocardiograma es suficiente
para detectar problemas graves y estar tranquilo, explica Ramón. Sólo una
pequeñísima parte de los deportistas desarrollaría dolencias no detectadas.
El doctor nos comenta
que la gente no se hace reconocimientos porque “no le duele nada”. También nos sugiere que eres
hipertenso y no tienes molestia alguna hasta que llega la crisis hipertensiva.
Esperamos a que lleguen los problemas de salud para preocuparnos e ir al
médico. En sus palabras: “hay gente a la que corriendo una carrera popular le
da una hemorragia, y si antes se hubiera hecho un simple reconocimiento se
habría detectado el problema”.
El objetivo
es reducir la muerte súbita; algo debido sobre todo a
infarto, colesterol o diabetes en mayores de 45 años; y a problemas congénitos en los más jóvenes, siendo estos
detectables si se analiza el árbol genealógico y el paciente realiza según estos antecedentes familiares unas pruebas más específicas.
En Italia
bajó drásticamente hace 20 años el número de muertes súbitas al obligar por ley
a que todos tuvieran que hacer un reconocimiento o un electrocardiograma, así que
Ramón defiende que debería ser
obligatorio para cualquier deportista realizar un reconocimiento obligatorio
anual (aunque el tiempo dependería del nivel de forma y rendimiento de la persona); añadiendo una analítica o una visita al cardiólogo especialista si los
resultados son dudosos.
Hablando ya
de deportistas de élite, para Ramón algunos de los principales problemas
aparecen cuando éstos abandonan de forma radical su actividad; éste es el
centro de estudio de varios artículos de la psicóloga deportiva Madó González
Fernández, con la que hablaremos más adelante.
Volviendo a Ramón, explica que los velocistas, jugadores de deportes de equipo…
cuando cesan en su práctica deportiva continúan comiendo a un ritmo similar, surgiendo factores de riesgo nuevos como el sedentarismo, el colesterol o la
hipertensión. Comenta que esto es más extraño en pruebas de resistencia como la
maratón, por la adicción que generan.
Parece tener
razón, al menos en el caso concreto de Carlos Adán Arias, atleta olímpico hace
ya 24 años, en aquellos juegos de Barcelona´92, campeón de España de Cross en
1994 y poseedor del récord gallego de 5.000 metros, 13.19.71 –a un ritmo medio
de 2.39 el kilómetro, casi nada-, realizado en la ciudad de Sevilla en 1993.
Carlos no se imagina sin correr, pasar las tardes sentado en un sofá. Además, agradece ya no
tener responsabilidad y poder realizar un deporte sano, como no es el de élite
por el desgaste brutal que genera. Alejado de la presión de becas, títulos y
récords, acude actualmente con alegría a bastantes carreras populares. Es un
caso paradigmático para este reportaje, al aunarse en una sola persona ambos
lados del espectro: el atleta de élite mundial y el corredor popular que
compite por diversión, aunque sus tiempos sigan siendo muy distintos a los del
pelotón. De todos modos, a pesar de su calidad, afirma que comenzó en esto por pura
casualidad. Practicaba “todos” los deportes y realizó un día la carrera de su
barrio. No ocurrió nada, pero el año siguiente sí. Quedó segundo y consiguió
llamar la atención de un entrenador que había llevado a sus atletas,
Ignacio. Carlos iba a cumplir 16 años y comenta que si no fuera por ese encuentro
quizás no se hubiera dedicado al atletismo.
Carlos Adán en la Carrera de Samil de 2016
En cuanto a las
condiciones para triunfar como atleta, nos enumera (tomad nota): tener clase y
condiciones, motivación, sacrificio, cuidarse – no se puede entrenar mañana y
tarde y luego ser un “veleta” por la noche-, muchas ganas, la cabeza. Carlos
dice que sin cabeza no se puede hacer nada en la vida, y en el deporte menos.
Él doblaba sesión y me comenta que a veces no le apetecía ir, pero se acababa
convenciendo porque era su trabajo y le gustaba.
Preguntado
sobre la posibilidad de vivir del atletismo, argumenta que tuvo la gran suerte
de vivir bien, y que por sus conversaciones con otros atletas observa que ahora
la situación es peor. “Desde que me he
retirado, el atletismo ha ido para atrás: las empresas no se deciden a apostar
por él, los ingresos y becas han bajado… Ahora es más complicado que un élite
pueda mantenerse. Yo nunca hacía populares, ahora la élite del fondo gallego
corre regularmente este tipo de carreras por 300 euros. Esto tiene una razón”.
En cuanto al
futuro, valora a la gran generación de atletas júnior que tiene hoy Galicia
(Miguel González Carballada, Adrián Ben, Tariku…), aunque también avisa de un
traumático y duro paso de junior a sénior. “Pasé
de quedar 19 en un mundial a no ser internacional en 3 años. Otras personas
quizás no tengan esa paciencia y lo acaben dejando. Yo siempre digo que hay que
ser constante. Si lo intentas, por lo menos sabrás si lo puedes lograr o no.”
Hace unos días, con casi ya 50 años, realizó 9 minutos 27
segundos en el 3.000, en una reunión popular en las pistas de Balaídos, organizada por el Celta de Atletismo.
Hay muchas
razones por las que correr, y eso lo puedo comprobar con las respuestas de la
encuesta. Para ordenar un poco entre todo el caos, hablaremos primero del
sector popular, más tarde del federado. Las preguntas fueron
iguales para todos: nombre, edad, estado actual activo/ inactivo, cuál o cuáles consideran
su mayor éxito hasta el momento y qué razón u objetivo les motiva para
continuar. Estas dos preguntas principales, es decir, logro del que están más
orgullosos y principal razón, en muchos casos se responden igual o de forma
intercambiable, sobre todo en el caso de deportistas populares. Por tanto,
podemos analizarlos conjuntamente.
Sin duda, algunas
de las principales motivaciones son realizar turismo, conocer nuevas ciudades o
personas, adelgazar, superar los propios límites, desconectar, sentirse bien,
el ambiente de las carreras, la sensación de libertad, buscar una válvula de
escape, olvidarse de todo por un momento…
Alejandro
García Vizcaya, corredor esporádico, considera como su mayor logro haber corrido 5
horas seguidas por Sevilla, desde San Bernardo hasta el huevo de Colón, ida y
vuelta; pero sobre todo le gusta porque le evade correr con sus perros, para
así conseguir un momento de tranquilidad después de todo el día.
Para
Alejandra Santomé, es motivo de orgullo ser capaz de correr una hora seguida, cuando antes no
aguantaba ni veinte minutos. Esta práctica le sirve para desestresarse y
mejorar la forma física de cara a otros deportes. David Martínez Vega siente
que ya es un logro en sí mismo cuando consigue salir a correr pese a no tener
ganas.
A Laura
Gómez Vales, que también corre muy esporádicamente, le libera de las tensiones
del día y le hace sentir mejor; cuando sale a correr le gusta recordar un día y
un paisaje en el que llovía y salió el Arco Iris. Patricia Quintas Carreira
intenta sobrepasar sus límites para crecer como persona, y para Gonzalo Méndez
Fráguas, lo mejor es disfrutar cuando has conseguido finalizar un entrenamiento
muy exigente, comprobando así que todo va bien. Las personas nombradas nunca han
competido o ya no lo hacen, pero han encontrado una motivación para correr
fuera de dicha competición, en alguno de los beneficios que aporta este
deporte.
Al pasar al
grupo de corredores y corredoras que entrenan 2/3 veces al día y hacen carreras
populares, nos encontramos quizás con nuevas respuestas; comenzamos a hablar de realizar
marcas y acabar maratones. Una prueba tan dura que ya sólo terminarla puede
ser un difícil objetivo.
Pero a veces los mayores logros no son
propios. Una corredora, que prefiere permanecer en el anonimato, la vez que se
sintió más orgullosa en el deporte, fue cuando vio llegar a sus compañeras en
su primera Vig Bay (carrera popular de gran participación entre las ciudades
gallegas de Vigo y Baiona); ese día no pudo acompañarlas por lesión pero verlas
cruzar la meta la hizo llorar. Juan Sánchez corrió la misma carrera mano a mano
durante los 21 km con una corredora a la que no conocía de nada –podría ser fácilmente
una de las amigas de nuestra anónima-, realizando ambos mejor marca, y
felicitándose al final con un abrazo. Le da mucho valor a la deportividad de
ese día.
Sali está enganchada al subidón de cruzar el
arco de meta: un inyección de energía para toda la semana. Para ella, lo mejor
es incorporarse a un grupo de entrenamiento, y contagiarse de su afición, su
entusiasmo y ganas. Raquel López aún recuerda su primera media maratón, las
sensaciones corriendo, la emoción al escuchar a la gente dando ánimos.
Marta Suárez
destaca este deporte en su plano social; cómo las competiciones le acercan a
personas que estima y le han abierto una red mayor de amigos y conocidos.
Algunas personas incluso consideran que lo que hace merecer la pena tanto
esfuerzo es haber conocido a alguien en particular: para Jose, al triatleta
Iván Raña; Pablo Pidal considera que uno de sus mayores logros, además de
picarse con los colegas, mejorar tiempos y no abandonar nunca, es en sus propias palabras “conocer la
existencia de Jesús Bernal.”
Luis es
escueto en sus razones: “después de correr me encuentro mejor que antes. Eso es
todo.” No puede hablar de una mejor experiencia porque no las ve formando un ránking,
pero se siente bien cuando madruga para ir a una carrera.
Este grupo, el de corredores que entrenan 2/3 veces a la semana realizando una popular los sábados y domingos, es el más amplio de todos y con ellos continuaremos el próximo día. También hablarán tres grupos más, los corredores populares que entrenan casi todos los días y los atletas federados de nivel autonómico y nacional. Además, la psicóloga deportiva Madó González Fernández nos hablará de la retirada del deporte, sus beneficios psicológicos e incluso nos dará algún consejo.
El miércoles nos vemos en la segunda parte, y el domingo terminaremos con alguna que otra sorpresa y la conclusión final.
Un trabajo de 10
ResponderEliminarYa empiezas a parecer un periodista Enrique...
ResponderEliminar¿En el buen o en el mal sentido?
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