Un ser humano pasea por la playa recogiendo estrellas de mar, miles, millones: las olas no cesan en su empeño por arrastrarlas hasta la orilla. Esta mujer las recoge del suelo, despega con cuidado sus patas de la arena y las conduce tras la espuma.
Segundos dura una estrella en su mano, luego la lanza y se agacha de nuevo a por otra mientras sus rodillas crujen. Recorre la playa con los pies descalzos. Su trabajo no se acaba nunca, pero tampoco parece importarle.
Entonces, cuando guarda la penúltima estrella entre las curvas de su mano, un hombre aparece y le pregunta: "¿por qué tanto esfuerzo? ¿a quién le importa una entre millones?"
Y la mujer contesta:
A ésta.
Y la lanza lejos.
*Fotografías de Wikimedia Commons
La parábola no es propia pero me pareció perfecta para ilustrar algo, tú sabrás...
El mejor.
ResponderEliminar