Título: Primera
Plana (The Front Page)
Año:1974
Duración:105
minutos
País: EEUU
Director: Billy
Wilder
Ahí va una (anti) crítica que podría suscitar muchas
críticas, un comentario más cuadrado que redondo a la comedia periodística
Primera Plana.
Si hay bastantes formas patéticas, egocéntricas y perniciosas
de analizar una película, desde luego una de ellas es ponerse a repetir las frases
y diálogos que más te hayan gustado como espectador.
-“¿Qué te parecen esos titulares?
(Williams dances on air, entre
otros)
-Todos son una birria. Lo malo es
que no se le puede sacar mucho partido a la horca. Si por lo menos tuviéramos
silla eléctrica en este estado…Williams en alta tensión. Williams se fríe.
Williams asado vivo…”
También hay bastantes formas patéticas, egocéntricas y perniciosas de ejercer el periodismo, una de ellas es la que aparece en Primera Plana:-“Necesitamos las últimas palabras de Williams mientras sube los trece peldaños. Algo con mucha garra. Si quieres te lo inventas.”
“-Por eso eres un buen periodista. Porque
estás en el lugar y el momento oportuno.
-Pero nunca en casa”.
“-Voy a ser la envidia de todos
los periodistas. Un atajo de pobres diablos con los codos raídos y los
pantalones llenos de agujeros que miran por la cerradura, que despiertan a la
gente a media noche para preguntarle qué opina de fulanito o menganito, que
roban a las madres fotos de sus hijas que han sido violadas en los parques para
hacer las delicias de un montón de dependientas y amas de casa, y al día
siguiente su reportaje sirve para envolver un periquito muerto”.
Venga, una más (que esto es un vicio) y empiezo en serio:
“-La muerte de ese policía forma
parte de una conspiración anarco-bolchevique que pretende socavar nuestras
instituciones democráticas.
Williams no es un loco. Es un
infeliz que ha tenido la mala suerte de matar a un policía de color en un año
de elecciones.”
Y una última de regalo para las fotos provocativas, más o menos sexualmente explícitas que cuelgas en Instagram: “que el viento te impulse , pero no te derribe”.
Hablando en plata, Primera Plana son un puñado de
periodistas decrépitos, machistas y retrógrados, tipos asquerosos en general y por vocación que se
sientan en una mesa a jugar a las cartas y le tocan el culo a la señora de la
limpieza (intenté buscarle un término menos machista a la pobre limpiadora y me
salió un montón de porno).
Por la ciudad y los escenarios
se pasea un asesino que no es sino la excusa para mostrar la incompetencia de
nuestras instituciones y todo lo que creíamos más sagrado: los políticos
(representados por el sheriff, personaje lamentable que cierra burdeles la
semana antes de las elecciones para ganar el voto de las familias); la policía,
que aquí tiene más peligro que el asesino; el psiquiatra obsesionado con los
símbolos fálicos y sobre todo, sobre todo los periodistas: Williams sale de su
escondite, todos los medios están ahí para verlo, y cada uno cuenta lo que
le apetece en una innecesaria espectacularización de hechos ya de por sí
espectaculares. El morbo vende más.
Unos periodistas que crean y esconden las noticias según les
convenga, y agitan la realidad hasta que caigan monedas.
La ironía de esta película es tan brutal y etorcida que
puede desquiciarte: el amoral, saulgoodmaniano*
Walter Burns da conferencias sobre ética en la Universidad de Chicago después
de estropearle la boda a su mejor redactor, sublime la última escena del reloj.
El periodismo como una secta en la que si entras ya no saldrás nunca, teniendo
que renunciar a todo lo dulce de la vida; bajo la dictadura del LID y la
pirámide invertida (nadie se lee el segundo párrafo, nadie se ha dado cuenta de que me salió un pareado).
Y además me invento palabras, porque como he visto entera
Breaking Bad, y ahora estoy comprobando que la genialidad no se acaba en
Better Call Saul, me lo puedo permitir. Y encima hablo de series que no vienen a cuento. Verdaderamente, esto es una chapuza de
análisis, un despropósito desprovisto de propósitos; palabras, palabras,
palabras, dijo Hamlet. Cuando son sólo letras que se unen, es que algo falla. Juntar letras no es periodismo.
Afortunadamente, no todo este oficio es patético, egocéntrico y pernicioso, ni todos los comentarios de películas. Pero desde luego éste sí. Alguien debería hacer una dura crítica a la crítica de esta película.
Afortunadamente, no todo este oficio es patético, egocéntrico y pernicioso, ni todos los comentarios de películas. Pero desde luego éste sí. Alguien debería hacer una dura crítica a la crítica de esta película.
Puntuación (The Front
Page): 7,7
*No os lo creáis si no queréis, pero goodmaniano ya existía, por un tal Nelson Goodman.
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