domingo, 23 de julio de 2017

Fuegos artificiales


Estuvimos juntos hasta el discurso


¿Y ya solo queda un reflejo en el agua?

Somos


bastante artificiales.

Separados



no tenemos mucho de especial.

Nos creemos preciosos:


un perro jadea en la esquina,

muerto de miedo.


Todos nos están mirando,

pero solo la explosión.


No se fijaron un poco antes, el estar juntos, salir disparados



ahora nos desvanecemos,

la multitud aplaude



y solo queda el reflejo.



Hubo algo de poesía por medio,


pero en general fue violento.


Como un puño de fuego,



un obús casi invisible


o un tajo muy profundo.



Lo siento: me convertí en una montaña rusa,



y ya solo veo monstruos en el cielo.


La parte que me gusta,

subir a por aire


un poco de esperanza


convertida en humo.




Alejarse,


alejarse.


¿Qué fue de aquella nebulosa?


Estabas casi en el centro




ahora ni siquiera estás.

Siento nostalgia, yo volé


tú volaste demasiado lejos.


¿No viajábamos?
¿No íbamos a ningún lado?
¿Solo eran fuegos de artificio?


La mecha se ha apagado, sola o con ayuda, del frío, del tiempo que pasó.
 Nos propulsaba algo que ya no está y no tenemos fuerza propia. 

Perdemos una batalla imposible de ganar. 

Lo ascendido, ahora vamos a caer.
Estaré en el sitio de siempre, consumiéndome.

Cuando se apaguen las luces y ya nadie mire
se ahogarán mis cenizas en el mar. 
Y cuando llegue la traca final
ya nadie se acordará de nosotros 
y nosotros tampoco,
y de nosotros no quedará nada
hasta nunca o el año que viene. 
Y a menos que alguien venga a juntar los trozos,
otros iluminarán 
el cielo que quiero.


No hay comentarios:

Publicar un comentario